Los queridos y añorados años ochenta. Aquellos años en los que muchos estábamos empezando a descubrir cómo los videojuegos eran capaces de sumergirnos en increíbles mundos fantásticos con los que nos pasábamos las tardes enteras. De la misma manera que hoy, con una industria mucho más madura, los videojuegos son capaces de envolvernos en increíbles mundos recreados hasta el milímetro y donde los gráficos alcanzan unas cotas de "realismo" capaces de mostrarnos unos escenarios repletos de detalles sorprendentes.
Pero en los años ochenta todo era diferente. Los videojuegos de la época tenían su máximo exponente gráfico en los arcades, y compañías como Konami, Sega y la propia Capcom eran algunos de los mayores escaparates para que sus programadores dieran rienda suelta a su imaginación, y lanzasen títulos que quedaron cincelados en la memoria de muchos.
No hay mucho más que explicar que en aquellos entonces las compañías, mucho más valientes que ahora, nos regalaban videojuegos con propuestas, en algunos casos, que rompían los esquemas de antaño. Y es precisamente porque en esa época, Capcom, la de antes, era capaz de lanzar un videojuego en el que un simple bárbaro ataviado con diferentes armas y que apenas era un minúsculo sprite, fue tan grande como las aventuras que vivimos en Black Tiger, un arcade "hack and slash" ochentero de alta cuna ¿lo recuerdas?
¡Estoy en deuda contigo, quizás pueda venderte algo!
El arcade de Capcom era un plataformas de temática medieval, donde nuestro héroe, un preparado bárbaro, debía abrirse paso entre las mazmorras despachando enemigos con unas armas que podíamos ir mejorando a medida que recogíamos los ítems que dejaban nuestros oponentes, o recolectando las monedas de la región: las monedas zenny.
Los gráficos, para estar hablando del año 1987, cuando fue lanzado, se defendían con bastante acierto, ya que a pesar de no contar con unos sprites gigantescos, sí que se movían con la tradicional buena animación que nos tenía acostumbrados Capcom, y con un plantel de enemigos y jefes finales que demostraban que la imaginación y el buen gusto seguían presentes aquí.
Y decimos que siguen presentes porque Black Tiger bebe directamente de Ghost'n Goblins, aunque este fue un juego algo más asequible que el mítico juego de Capcom.
Los escenarios eran unas largas y detalladas mazmorras, en las que veíamos una buena cantidad de elementos que lograban una ambientación algo lúgubre, y que alcanzaban sus cotas máximas con la cantidad y variedad de los enemigos: desde serpientes encaramadas, esqueletos que salen del suelo, orcos ataviados con escudos y hachas, o los clásicos murciélagos, una gran variedad de enemigos clásicos en la época en la que aún vivían los dragones.
Estamos hablando de un juego montado sobre chips conocidos por Capcom como fueron dos CPUs Zilog Z80 y dos YM2203 de Yamaha, donde controlaban gráficos y sonido hasta llegar a unas cotas sobresalientes para la época, justo un año antes de lanzar la mítica placa CPS1.
El sonido es otro de los grandes baluartes del juego, ya que los chips de Yamaha conseguían, no solo un sorprendente estéreo, sino que las composiciones de Tamayo Kawamoto, compositor de la banda sonora de Ghost'n Goblins, Forgotten Worlds (http://www.vandal.net/retro/forgotten-worlds), ambientaban con sus fanfarrias y músicas cambiantes cada uno de los niveles y jefes de final de fase.
El juego se diferenció de muchos por tener una buena ración de regalos cuando explorábamos las mazmorras y nos salíamos de las flechas marcadas para destruir jarrones o abrir los mil y un cofres que están desperdigados por los mapeados.
Esto era esencial, ya que potenciar a nuestro héroe recolectando estos ítems y rescatando a los benditos druidas, podían vendernos -otros menos tacaños nos las regalaban- las nuevas armas, potenciadores o porciones de tiempo para completar nuestra aventura a lo largo y ancho de los ocho niveles de los que constaba el juego.
Los controles mostraban un personaje ágil, aunque quizás con unos saltos algo duros, donde teníamos que saltar con mucho cuidado y retroceder ante algunos ataques. El título de la antigua Capcom cosechó un gran éxito, lo que hizo que llegasen conversiones a plataformas cómo ZX Spectrum, Amstrad CPC, Commodore 64, Atari ST y Amiga.
A pesar de que las conversiones corrieron diferentes suertes, podemos decir que en el año 2010 llegó a la Consola virtual de Wii, para quien lo quiera disfrutar, y podemos asegurar que aunque parezca algo "feo" para algunos, es un juego por el que han pasado muy bien los años, y quien le dé una oportunidad, disfrutará de un buen juego, divertido y sobre todo, un juego de los que hoy en día ya se ven poco.