Shōgun, la nueva serie de FX para Disney+, llegará el 27 de febrero al servicio de streaming del ratón prometiendo una historia colosal, épica y muy dramática de samuráis ambientada en el siglo XVII. Adaptando la mítica novela de James Clavell publicada en 1975, se trata de una nueva versión en forma de serie de televisión del clásico de ABC con Richard Chamberlain y Toshiro Mifune, una producción que batió todos los récords en su día y que cambió para siempre la pequeña pantalla durante los años ochenta. ¿Era necesaria una nueva adaptación? Pues bien, esta nueva versión, una reimaginación compleja y llena de detalles únicos, demuestra que las historias pueden contarse innumerables veces si se hace con el gusto, el mimo y la escala de este proyecto. En Vandal hemos podido ver la serie en adelanto y os contamos qué nos ha parecido.
Shōgun es una obra maestra de la televisión que une el drama histórico con una factura técnica impecable
Siguiendo la historia de Clavell, Shōgun de FX está ambientada en el distante y convulso Japón de 1600, en los albores de una guerra civil que definirá un siglo por completo y que cambiará para siempre los estamentos sociales del país. En este escenario, Lord Yoshii Toranaga (Hiroyuki Sanada) lucha por mantenerse con vida mientras sus enemigos del Consejo de Regentes se unen contra él, conspirando para arrebatarle el poder a sus espaldas... Y de manera directa. Cuando todo parece estar a punto de estallar, un misterioso barco europeo aparece abandonado en un pueblo pesquero cercano, cambiando para siempre el destino de sus tripulantes y el de aquellos que decidirán acogerlos. En este extenso drama histórico de diez capítulos, se ha decidido ir más allá de la perspectiva occidental de su protagonista para imbuirse por completo en una sociedad al borde de la guerra.
A lo largo de su historia, compleja y llena de recodos, giros y momentos álgidos, conoceremos la guerra, el amor, la fe, el honor y choque cultural, sí, pero también encontraremos toneladas de intriga política, muy en la línea de lo visto en series como Juego de tronos o House of Cards, con la que comparte muchos aspectos y enfoques. La aventura de John Blackthorne (Cosmo Jarvis), un navegante inglés con un instinto de supervivencia incontenible, es increíble. Vivirá su propia redención y conversión al conocer al propio Toranaga y su regencia, al cual el destino le pone en su camino. Blackthorne es un lobo de mar, un aventurero protestante, que se encuentra en una región llena de contrastes, y en el que su fe, es cuestionada. Pronto, con gran ambición e inteligencia, se ve envuelto e implicado en la guerra de las cuatro familias que rigen Japón, siendo uno de los defensores de Toranaga. Y hay más.
Los destinos de Oranaga y Blackthorne quedarán también indisolublemente ligados a su traductora, Toda Mariko (Anna Sawa), una misteriosa noble y creyente cristiana, que a su vez lleva la trágica y pesada carga de ser la última descendiente de una familia deshonrada. En este contexto, mientras sirve a su señor en medio del citado panorama político, Mariko deberá por su parte buscar el equilibrio entre su nueva amistad con Blackthorne y su compromiso con la fe que la salvó en el pasado, todo ello sin olvidar su deber para con su difunto padre.
Pese a las lógicas similitudes con la adaptación de televisión de los años ochenta, Justin Marks y Rachel Kondo, showrunners, han aportado su propia versión, fresca y aún más profunda, del material original. Esto podría ser un error, ya que muchas adaptaciones modernas acaban empañando considerablemente la novela en la que se basan, introduciendo cambios en las historias o los personajes que dejan los mensajes centrales del material original en tierra de nadie.
Aquí, pese a la fidelidad con el texto de Clavell, hay virajes muy claros y ajustes que reflejan hasta qué punto se puede ampliar una historia de sobra conocida y llevarla a nuevos públicos y audiencias. El retrato que se hace de la sociedad japonesa es mucho más profundo que el visto en la versión de los años 80, con numerosas tramas que añaden trasfondo a los protagonistas, sus aliados y rivales, otorgándonos como espectadores la posibilidad de empaparnos con interesantes historias de fondo, conociendo las aspiraciones de los omnipresentes agentes dobles e identificándonos con las cortesanas y las generaciones venideras que están ansiosos por demostrar su valía en el combate.
Shōgun es una serie que nada entre lo sutil y lo colosal, entre las conversaciones y los duelos y batallas, entre la acción y la recreación, casi contemplativa, de los paisajes de un Japón que parece reflejar una sensación casi onírica. Es cierto que en los últimos meses, series como Los amos del aire han demostrado derribar una vez más las barreras entre cine y televisión, con plataformas de streaming que apuestan por contar grandes historias con aún más grandes valores de producción. Volvemos al lugar común, sí, y pedimos disculpas por ello: Shōgun es puro cine en pequeña pantalla -dependiendo de nuestro televisor o proyector-. La escala y el buen gusto con los que se maneja la ficción de FX son difíciles de describir, y eso que únicamente son un apoyo para una potente historia. Una carta de presentación.
La nueva serie de Disney+ consigue resultados notables o excelentes en los factores comunes a todas las grandes historias que aparecen en televisión y son capaces de dejar huella, sin importar su escala, su presupuesto o su promoción. Shōgun presenta una historia sólida, convincente y llena de ramificaciones, con una evidente reinvención del texto original para trasladarlo a un lenguaje más moderno e interesante para el espectador. Al mismo tiempo, introduce personajes interesantes y profundos, a los que es fácil apoyar e incluso despreciar, que danzan por una trama cargada de temas universales. Shōgun es una obra maestra que llega a la plataforma del ratón en el mejor momento.
Shōgun llega en exclusiva a Disney+ el 27 de febrero. Hemos visto Shōgun en adelanto gracias a la cortesía de Disney España y la agencia Way To Blue.
