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Mars After Midnight, la marciana ¿secuela? de Papers, Please

Lucas Pope nos deleita con un curioso título que innova sobre la base de su popular juego, aunque con un tono mucho más cómico y relajado.

Lucas Pope es, seguramente, uno de los desarrolladores independientes con mayor prestigio de los últimos años. Algunos de sus títulos, como Papers, Please o Return of the Obra Dinn han alcanzado un estatus casi legendario, y se usan como ejemplos de cómo combinar una jugabilidad única con la capacidad de contar historias. Ahora, lanza en exclusiva para Playdate un título muy original, que coge, en cierto modo, las bases de Papers, Please y les da una divertida vuelta de tuerca. Así es Mars After Midnight.

Antes de empezar... ¿qué es Playdate?

Tenéis toda la información en este artículo que le dedicamos, pero, en resumen, es una portátil con una pantalla en blanco y negro... y una manivela. La manivela es su seña de identidad y, aunque cuenta con una cruceta y dos botones de acción frontales, la mayoría de los juegos suele buscar alguna manera de experimentar con esta peculiaridad. La consola incluye 24 juegos y, aparte, permite comprar títulos adicionales desde su catálogo integrado, o descargarlos desde itch.io o similares. Los juegos suelen ser bastante baratos, y uno de los más «caros» es Mars After Midnight, que de lanzamiento cuesta seis dólares.

Ayudando a la comunidad marciana

Mars After Midnight es un juego difícil de explicar. Es un juego de puzles, una mezcla de habilidad y estrategia, muy muy sencilla, que nos lleva hasta una colonia en Marte en la que gestionamos un centro de apoyo a la comunidad.

Así, tenemos una serie de grupos sociales de lo más variopinto a los que tenemos que ayudar. La esencia jugable gira en torno a planear la reunión para cada grupo, asegurarnos de que sólo entra la gente adecuada, y de que los aperitivos están bien colocados. Vamos paso a paso.

Lo primero es elegir a quién vamos a ayudar esta noche.

Cada día, a partir de las 12 de la noche, un local se convierte en un centro comunitario. Nuestro objetivo es elegir uno de los grupos sociales y utilizar nuestros créditos para colocar carteles por las zonas donde estos viven. Aparte, hay que elegir también los aperitivos que le gustan a los miembros de ese grupo, y una vez listos, podemos comenzar la sesión. Es importante destacar que hay un componente de gestión (a más carteles, más dinero; unos aperitivos son más baratos que otros), pero es un juego muy fácil, que básicamente hace que esto se convierta en un mero trámite.

Sólo los que cumplan con las características de los invitados para esa noche podrán (o deberían) pasar.

Con la sesión en marcha, ahora tenemos que dejar entrar sólo a aquellos que cumplan con el criterio de turno. Desde dentro, girando la manivela, abrimos y cerramos una especie de ranura a través de la que vemos a quienes esperan al otro lado de la puerta. Si cumplen con los requisitos, los dejamos entrar; si no, les cerramos esa especie de mirilla en la cara. Esta es la parte más divertida, con algunas ideas sencillamente geniales. Por ejemplo, los alienígenas de la competición matemática tienen que responder a una pequeña cuenta correctamente para poder entrar, y nosotros tenemos que hacer los cálculos en nuestra mente para saber si es correcto. Los de sonrisa tímida nos obligan a abrir ligeramente esta ranura con la manivela y movernos hasta ver su boca. Si abrimos demasiado esa mirilla, dejarán de sonreír. No todas las ideas son igual de buenas, pero en general es muy divertido y entretenido.

Una vez el marciano de rigor entra en la sala, pasará a probar los aperitivos y, muy probablemente, dejar todo manga por hombro. Ahora, usando una imagen que hay en pantalla en todo momento, tenemos que limpiar y reorganizar todo. Es una especie de minijuego rápido que nos anima a agrupar todos los objetos para poder levantarlos con las dos manos (tentáculos) que tenemos, limpiar la mesa, y poderlos en su sitio antes de que llegue el siguiente invitado.

Hay que asegurarse de que los aperitivos están disponibles para el siguiente alienígena.

Magia de 1 bit

Aparte de lo divertido de la idea y la ejecución, Mars After Midnight es una pasada en lo audiovisual, teniendo en cuenta las importantes limitaciones del dispositivo en el que se ejecuta. Es, fácilmente, el juego más «impresionante» que hemos visto en la máquina, con una dirección artística maravillosa, un montón de sprites combinados para dar profundidad a los personajes y unas animaciones geniales. Si habéis jugado a otros juegos de Playdate, creemos que podréis apreciar fácilmente el trabajo que hay aquí.

La calidad y la variedad de diseños nos ha encantado.

En lo sonoro, tenemos melodías igual de buenas, además de un curioso sistema de voces. Quitando lo técnico aparte (están generadas por un sistema de voces sintéticas creado por el propio Pope), nos ofrecen un componente de profundidad extra. Como decíamos, el juego principal es muy, muy fácil, pero completar el diccionario de frases no lo es tanto. Cada vez que un personaje dice algo nuevo, el diccionario integrado lo recoge, y tenemos que intentar forzar nuevas situaciones para desbloquearlas todas una idea muy interesante para hacer que completar el 100% sea algo ameno y original.

Como veis, no es necesario que el juego esté en español para entender qué tenemos que hacer.

Como nota, no hay traducción a nuestro idioma, pero los textos son mínimos y con un nivel basiquísimo de inglés puede entenderse todo sin problema. Todo es muy visual, y las únicas palabras en inglés que harían falta para jugar son algunas como square, plus o star.

Un videojuego de los que echamos de menos

Mars After Midnight es un juego de esos que nos recuerdan por qué nos gustan tanto los videojuegos. Es una de esas experiencias que echamos de menos, de cuando los juegos iban unidos a un dispositivo y nos ofrecían experiencias imposibles en otra parte. Es cierto que peca de facilón, y que el único desafío real es completar el diccionario, desperdiciando así algunas de sus mecánicas, pero eso no quita que sea divertido, carismático y entretenido durante las tres horas que dura (más si hacemos el 100%, claro).

Colaborador