La nueva apuesta de Marvel por relanzar a la Primera Familia con Los 4 Fantásticos: Primeros Pasos llega cargada de nostalgia, intención estilística y una voluntad clara de reconciliación con los fans más desencantados. Sin embargo, pese a su empaque visual y su propuesta de tono optimista, esta película deja una sensación ambivalente: tan pronto acaricia el potencial del legado de los personajes como se queda a medio camino en el desarrollo emocional y narrativo que merecen, pero se rompe una lanza a favor, son unos recién llegados.
Un 'nuevo' universo retrofuturista que sienta genial al UCM
La ambientación retrofuturista, inspirada en los cómics clásicos de Stan Lee y Jack Kirby, funciona como una promesa visual que no se cumple al 100% en lo narrativo. El diseño de producción evoca la ciencia ficción pulp de mediados del siglo XX, y ese enfoque resulta refrescante frente al desgaste contemporáneo del MCU. Pero la estética no basta para sostener un guion que, si bien apuesta por la ligereza y la aventura, a menudo peca de superficial y formulaico. Se agradece la ausencia de cinismo, sí, pero la ingenuidad no puede servir de excusa para el trazo grueso de los personajes.
Una elección de casting de 10
Los protagonistas, interpretados con solvencia pero sin deslumbrar, parecen atrapados en una narrativa que los infantiliza. Reed Richards, interpretado con cierta contención científica, no termina de verse como líder. Sue Storm apenas trasciende su rol de “la inteligente del grupo”, pero sí ofrece un matiz muy diferente al personaje que en su momento fue interpretado por Jessica Alba. Johnny Storm, aunque con momentos de desparpajo, queda reducido a alivio cómico, siendo el personaje más flojo, mientras que La Cosa, aún lastrado por diálogos esquemáticos y a veces, predecibles, logra un personaje bastante 'sólido'. El resultado es un grupo que, a pesar de no terminar de cohesionar al 100%, sí logran un excelente conjunto en pantalla.
Sin embargo, el villano, tan crucial en una historia de orígenes, resulta una de las piezas más endebles del conjunto. En lugar de aprovechar la oportunidad para explorar el carácter trágico de este mítiquísimo malo malísimo del UCM como figura antagónica con motivaciones claras, se opta por una figura difusa, sin fuerza dramática, cuya presencia amenaza con volverse irrelevante. Lo que debería ser una confrontación emocional y simbólica, se resuelve con el piloto automático habitual de Marvel, siendo el gran lastre narrativo. Dando la sensación de que cuando estás disfrutando de una nueva fórmula y un nuevo universo, Marvel cae en otro de sus antiguos clichés.
Más cómic y menos Marvel cinematográfico
Donde la película sí ofrece algo más interesante es en su atmósfera general. Hay una voluntad de recuperar el asombro científico y la vocación exploradora que definía a los cómics originales. En lugar del universo MCU saturado de ironía y destrucción masiva, aquí hay cohetes, portales cuánticos y entusiasmo por lo desconocido. Ese tono, casi spielbergiano por momentos, funciona mejor cuando se aleja de las imposiciones del multiverso y se entrega a la imaginación.
No obstante, ese intento de recuperar la magia pierde fuerza por una estructura de guion que parece hecha con plantilla. Hay giros previsibles y revelaciones medio anunciadas a lo largo de la cinta, y la sensación general es que Marvel ha preferido jugar sobre seguro. Es cierto que Primeros Pasos se distancia del agotamiento tonal de las últimas fases, pero no termina de asumir riesgos ni de proponer una voz propia. La película quiere ser muchas cosas —un nuevo inicio, un homenaje clásico, una aventura familiar— y acaba siendo poco contundente en todas.
El mayor problema de esta entrega es que, pese a su buena voluntad, no genera una huella memorable más allá de algún momento concreto, su ambientación y los actores de la Primera familia de Marvel. No hay escenas que se graben en la retina, como en su día ocurrió con Endgame. Es una película correcta, funcional, pero que difícilmente marcará un antes y un después en el MCU. Y con unos personajes tan emblemáticos como los Cuatro Fantásticos, eso sabe a poco.
Es un reboot que se conforma con parecer simpático, cuando debería haber sido ambicioso. Ofrece una estética cuidada, un tono amable y algunas ideas valiosas, pero todo envuelto en una narración que no se atreve a despegar. Marvel necesitaba un golpe de efecto para revitalizar su universo; lo que ha entregado, en cambio, es una promesa aún sin cumplir.
