El universo de John Wick parecía blindado contra el fracaso. Cada entrega había crecido en taquilla, Keanu Reeves se había consolidado como uno de los rostros más rentables del cine de acción y Lionsgate había convertido la saga en un estandarte de su catálogo. Sin embargo, Ballerina, el primer gran spin-off cinematográfico encabezado por Ana de Armas, ha demostrado que ni siquiera las franquicias más sólidas son infalibles.
A dos meses de su estreno, el estudio ha confirmado unas pérdidas trimestrales netas de 94 millones de dólares, arrastradas en gran parte por el tibio rendimiento comercial de la cinta. Y aunque el filme logró recaudar 132,4 millones de dólares a nivel mundial, el presupuesto oficial de 90 millones no incluía los gastos de marketing, lo que ha convertido el resultado final en un golpe directo a la cuenta de resultados de Lionsgate.
Un spin-off que no ha sido recibido como se esperaba
La recepción crítica no auguraba un desastre. Ballerina obtuvo un 76 % en Rotten Tomatoes y un asombroso 92 % en el Popcornmeter, indicador de satisfacción del público. Pero esas buenas sensaciones no se tradujeron en un fenómeno de asistencia a salas. En Estados Unidos apenas ingresó 58 millones, mientras que el resto del mundo aportó 74 millones, impulsados sobre todo por mercados europeos y asiáticos. Para una saga acostumbrada a superar los 300 o 400 millones globales, la cifra resultó decepcionante, sobre todo teniendo en cuenta que la producción contó con el cameo de Reeves retomando su papel de John Wick, un guiño pensado para atraer al núcleo duro de seguidores.
La película llegaba en un momento estratégico para el estudio, recién separado de Starz y con un calendario que incluía tres grandes estrenos diseñados para apuntalar las finanzas de cara a 2027. Entre ellos, Los Juegos del hambre: amanecer en la cosecha y John Wick 5 se perfilan como apuestas seguras para recuperar terreno. No es casualidad: el primer John Wick de 2014, rodado con 20 millones de dólares, sorprendió con 86 millones en taquilla y desencadenó una saga que alcanzó su cima con Chapter 4, que amasó 447,1 millones. El éxito derivó en productos derivados como la miniserie The Continental en Peacock, que reforzó el imaginario criminal y estético del universo.
Esta cinta, dirigida por Len Wiseman y escrita por Shay Hatten, intentaba expandir ese universo situando su acción entre John Wick: Chapter 3 – Parabellum y Chapter 4. Ana de Armas encarna a Eve Macarro, una asesina entrenada en las tradiciones de la Ruska Roma que emprende una sangrienta venganza contra los responsables de la muerte de su padre. Con coreografías de combate y un diseño visual fiel a la saga, el filme parecía tener todos los ingredientes para triunfar, pero el boca a boca se mostró insuficiente para competir con una temporada saturada de grandes estrenos de acción, desde Deadpool y Lobezno hasta Mission: Impossible – Reckoning Part One.















