La inteligencia artificial ha dejado de ser un concepto futurista para convertirse en una herramienta que se infiltra con fuerza en sectores hasta hace poco reservados exclusivamente a la acción humana. Profesiones clásicamente humanas, como la medicina, la hostelería o el comercio, empiezan a rendirse ante la automatización y el análisis de datos inteligentes, anticipando un cambio radical en la manera en que se desarrollan estas actividades.
La IA no se limita a agilizar procesos o reducir errores: promete también ofrecer experiencias más personalizadas y eficientes. En hoteles, por ejemplo, ya se prueba con asistentes virtuales que atienden consultas en varios idiomas; en tiendas minoristas, algoritmos que predicen la demanda, sugieren productos y gestionan inventarios en tiempo real están redefiniendo la relación entre negocio y cliente. Y Sam Altman, máximo responsable de OpenAI y padre de ChatGPT, tiene claro que su creación será vital en la salud del futuro.
El CEO de OpenAI predice que la IA transformará la salud: "ChatGPT curará enfermedades en 2035"
En el ámbito médico, el impacto de la inteligencia artificial se percibe con especial intensidad. Los sistemas de análisis de imágenes superan la precisión del ojo humano y detectan patrones ocultos en millones de historiales clínicos, llegando incluso a anticipar riesgos de enfermedad antes de que aparezcan los primeros síntomas. Esto no solo optimiza la prevención y el diagnóstico, sino que también alivia la presión sobre hospitales y profesionales sanitarios.
Pero no todo es tan bonito. Persiste la desconfianza de los pacientes ante la atención automatizada. El contacto humano sigue siendo un valor insustituible, y la IA deberá demostrar que puede complementar la labor médica sin erosionar la confianza ni la ética profesional. Además, hay claros antecedentes que no terminan de convencer a los profesionales médicos.
Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, ha abordado con claridad esta intersección entre tecnología y vida cotidiana. Aunque hoy ChatGPT fascina a millones de usuarios que lo utilizan para resolver todo tipo de consultas diarias, Altman sostiene que su verdadero impacto apenas comienza a desplegarse. Según él, el potencial de la inteligencia artificial en profesiones como la medicina será aún más relevante en los próximos años.
Durante una entrevista en el popular podcast de Cleo Abram, con seis millones y medio de suscriptores en YouTube, Altman presentó ChatGPT-5, la última versión del chatbot que, en sus palabras, "transformará la manera de adquirir conocimiento, aprender y desarrollar creatividad". "En 2035, herramientas como ChatGPT serán capaces de curar", indicaba.
Esta actualización no se limita a funciones básicas: entre sus mejoras destaca la capacidad de ofrecer asesoramiento en salud de forma más precisa y confiable, acercándose a lo que él define como un futuro en el que la IA se convierte en un aliado indispensable para profesionales y usuarios por igual, optimizando tiempo, recursos y decisiones.
El mensaje de Altman, que también pone asteriscos a su propio sector, es claro: la inteligencia artificial no está reemplazando al ser humano; está diseñando un futuro donde técnica y humanidad conviven, donde la precisión tecnológica refuerza la experiencia y donde la medicina, el comercio y la educación podrían alcanzar niveles de eficiencia y personalización hasta ahora inimaginables. Además, aún hay cosas que pulir.