Netflix puso toda la carne en el asador con La casa Guinness, el nuevo proyecto de Steven Knight, creador de Peaky Blinders. Su ambientación, su tono y su narrativa criminal parecían el relevo natural del fenómeno televisivo protagonizado por Cillian Murphy. Sin embargo, la realidad ha sido mucho menos glamurosa: el público no ha respondido, y la serie se ha convertido en un sonoro fracaso para la plataforma.
El sueño de un nuevo Peaky Blinders se desvanece: La casa Guinness decepciona y Netflix ya no confía en salvarla
Los datos lo confirman. Durante su primera semana en el catálogo, La casa Guinness apenas alcanzó los 5,2 millones de visualizaciones. En la segunda, el ascenso fue mínimo: 6,4 millones. En términos de Netflix, cifras así no sostienen una superproducción de este calibre. Y si tomamos como referencia algunos precedentes recientes, el panorama no podría ser más desalentador.
Basta mirar atrás. La residencia debutó con 6,4 millones y llegó a 8,8 millones en su segunda semana. Fue cancelada. Aguas turbias, que incluso lideró el top global de series en inglés con 8,3 millones de visualizaciones en su estreno y 11,6 la semana siguiente, también fue descartada. Netflix no se lo piensa cuando un proyecto no encaja dentro de sus métricas y cifras. Frente a estas citadas series, los números de La casa Guinness son aún peores. Y teniendo en cuenta que no se trata precisamente de una serie barata, parece difícil justificar su continuidad con ese rendimiento.
Su única defensa es la crítica. Con un 90 % de valoraciones positivas en Rotten Tomatoes, la ficción de Knight ha recibido elogios por su puesta en escena y sus interpretaciones. Pero eso rara vez pesa en las decisiones ejecutivas de Netflix, más guiadas por métricas de retención y minutos reproducidos que por el aplauso de la prensa.
La esperanza, si es que la hay, reside en la figura de Steven Knight. La plataforma acaba de comprometerse con él para producir al menos dos temporadas de la esperada secuela de Peaky Blinders, y no sería extraño que quiera mantener buena relación con uno de sus creadores estrella. Quizá eso le permita a La casa Guinness despedirse con una segunda temporada, aunque más por diplomacia interna que por resultados reales.
A estas alturas, los precedentes son claros: cuando los números no acompañan, Netflix no suele mirar atrás. Y todo indica que el bar de los Guinness cerrará antes de tiempo.
