A estas alturas del año pensábamos que la industria de Hollywood navegaría tranquila hacia el cierre del ejercicio, pero el panorama ha dado un vuelco digno de un final de temporada. El mercado vuelve a agitarse con una operación corporativa que no veíamos desde que Disney absorbió los activos principales de Fox.
Warner Bros. Discovery ha entrado oficialmente en el escaparate de venta, y los posibles compradores -todos gigantes con hambre de expansión- podrían redefinir el tablero audiovisual si logran quedarse con la histórica major, y eso que existen voces críticas al respecto.
La chispa saltó a raíz de la nueva Paramount SkyDance Corporation, surgida tras su fusión culminada a principios de agosto. A los pocos días, los rumores ya señalaban a su CEO, David Ellison, decidido a ir a por todas y hacerse con Warner. La jugada, de salir adelante, uniría bajo un mismo paraguas a dos majors que llevan décadas marcando la pauta del entretenimiento global.
No han tardado en aparecer competidores. Comcast, matriz de Universal Pictures, se presentó casi de inmediato para examinar el terreno. Y en un giro inesperado, Netflix -esa plataforma que siempre había jurado mantenerse lejos de compras mastodónticas- podría romper su famosa regla interna y lanzarse a por los activos de Warner. Las tres compañías representan modelos radicalmente distintos, y eso convierte la operación en un auténtico rompecabezas industrial.
Paramount, ambiciosa, aspira a adquirirlo todo. El catálogo completo. De ahí las prisas: David Zaslav, actual CEO de Warner, ha verbalizado su intención de dividir la compañía en 2026, lo que complicaría cualquier compra integral. En cambio, Comcast y Netflix solo apuntan a los activos de cine y televisión, una estrategia mucho más quirúrgica que abre múltiples combinaciones de futuro.
Bloomberg adelantaba, a través de Deadline, que la primera ronda de ofertas cerró el 20 de noviembre. Warner ya ha habilitado una segunda fase para recibir propuestas mejoradas hasta el próximo 1 de diciembre. Los acuerdos de confidencialidad están firmados y los equipos de auditoría de cada candidato han comenzado a revisar las cuentas de la compañía, síntoma claro de que el proceso avanza con velocidad.
Si nada se tuerce, Warner Bros. Discovery confía en tener la venta encarrilada antes de que acabe el año. El traspaso, eso sí, podría prolongarse durante meses mientras pasa por el previsible escrutinio de los reguladores. Y así, casi sin darnos cuenta, estamos a las puertas de una de las decisiones más importantes de la última década en Hollywood. En cuestión de semanas podríamos saber quién se queda con uno de los catálogos más potentes de la historia: desde El Señor de los Anillos y Harry Potter hasta todo el Universo DC. Una carrera decisiva donde el vencedor no solo compra propiedades intelectuales: compra influencia. Y el futuro de la industria.