Elon Musk lo ha vuelto a hacer. En una de sus entrevistas más insólitas, el multimillonario tecnológico y actual responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) ha declarado haber descubierto 14 “ordenadores mágicos” en oficinas federales de EE.UU. Según sus palabras, se trata de máquinas capaces de emitir pagos de manera continua, sin respaldo ni control aparente.
“Simplemente están enviando dinero de la nada”, afirmó Musk, quien ya ha recortado más de 100.000 empleos y suprimido contratos estatales en nombre de la eficiencia gubernamental. El hallazgo, descrito con el tono provocador habitual del empresario, ha desatado todo tipo de reacciones. Para algunos expertos, Musk no ha descubierto otra cosa que una manifestación de la llamada Política Monetaria Moderna (MMT), una teoría que sostiene que los gobiernos con control de su propia moneda pueden financiar el gasto público mediante la creación de dinero.
Elon Musk y los “ordenadores mágicos”: el hallazgo que remueve los cimientos del Tesoro de EE.UU.
Para Musk, sin embargo, lo encontrado va mucho más allá de una doctrina económica: “Son computadoras que fabrican dinero mágico”, reiteró, con ironía y gravedad en partes iguales. La afirmación ha sacudido los cimientos del debate sobre la transparencia en el gasto público. Mientras algunos economistas llaman a la cautela y acusan al empresario de sembrar desconfianza en las instituciones, otros ven en sus declaraciones una oportunidad para replantear la forma en la que se estructura y fiscaliza el flujo de dinero federal.
El Departamento del Tesoro no ha emitido declaraciones oficiales, aunque fuentes internas reconocen que las auditorías se han intensificado tras la intervención de DOGE. Este episodio se suma a la cruzada de recortes emprendida por Musk desde su llegada al gobierno de Trump. Bajo la bandera de la austeridad, asegura haber ahorrado 105.000 millones de dólares al erario público.
Un terremoto político disfrazado de eficiencia
Las cifras incluyen despidos masivos, cancelación de programas y una redefinición drástica de los recursos humanos en agencias clave. No obstante, el coste social y legal de estas decisiones no ha sido menor: ya hay múltiples demandas abiertas cuestionando su legalidad.
Con su habitual estilo disruptivo, Musk ha reavivado el debate sobre el rol del Estado en la economía. ¿Ha destapado realmente un mecanismo opaco y descontrolado de emisión de dinero, o simplemente está capitalizando una interpretación interesada de la política fiscal moderna? Lo cierto es que sus “ordenadores mágicos” han colocado de nuevo al empresario en el centro del huracán político y económico de Estados Unidos. Y como es costumbre con Musk, la polémica no ha hecho más que empezar.
