El body horror es uno de los subgéneros más inquietantes del cine fantástico y de terror. El propio cuerpo humano se convierte en una fuente de horror, al transformarse, mutar o descomponerse por causas naturales, científicas, alienígenas o sobrenaturales. Este cine, profundamente influido por los miedos biológicos de cada época (como el sida en los 80 o los avances en ingeniería genética en el siglo XXI), invita a cuestionar los límites de la identidad, la tecnología, la enfermedad y el deseo. Repasamos a continuación diez películas fundamentales para entender y experimentar el body horror en su máxima crudeza y sofisticación.
1. La mosca (The Fly, 1986) – David Cronenberg
Este clásico absoluto del género narra la historia del científico Seth Brundle, interpretado por Jeff Goldblum, que desarrolla una máquina de teletransportación. Durante uno de los experimentos, una mosca se introduce en la cápsula sin que él lo sepa, lo que provoca una lenta y espeluznante fusión genética entre ambos. La película es una metáfora de la enfermedad degenerativa —algunos la han leído como una alegoría del sida— y muestra una degradación física y psicológica tan meticulosa como grotesca.
2. Tetsuo: The Iron Man (1989) – Shinya Tsukamoto
Desde Japón llegó esta brutal y experimental cinta en blanco y negro, que mezcla cyberpunk, performance y estética industrial. Un hombre empieza a convertirse en una máquina tras atropellar a un fetichista del metal. El resultado es una orgía de mutaciones biomecánicas, donde el cuerpo se convierte en chatarra viviente. Una crítica feroz a la deshumanización urbana y la fusión forzada entre carne y tecnología.
3. Possessor (2020) – Brandon Cronenberg
El hijo del maestro del género, Brandon Cronenberg, se sumerge en los dilemas de identidad con una película que combina espionaje corporativo y disociación corporal. La protagonista es una asesina que, mediante una tecnología invasiva, puede poseer cuerpos ajenos para cometer crímenes. Las escenas de violencia visceral y confusión identitaria empujan al espectador a plantearse hasta qué punto el cuerpo determina quiénes somos.
4. Society (1989) – Brian Yuzna
Esta joya del horror satírico narra cómo un adolescente californiano descubre que su familia pertenece a una élite secreta que practica una orgía grotesca de fusión corporal. El clímax del film, una escena conocida como The Shunting, es una de las secuencias más repulsivas y surrealistas del género. La película es una crítica mordaz a la hipocresía de las clases altas y al canibalismo simbólico del poder.
5. Antiviral (2012) – Brandon Cronenberg
En su debut, Brandon Cronenberg presenta una distopía en la que los fans pueden inyectarse enfermedades de sus celebridades favoritas. El protagonista trabaja en una clínica de este tipo hasta que se ve implicado en una conspiración que lo lleva a experimentar en su propio cuerpo los efectos del culto al ídolo. Una crítica escalofriante a la obsesión con la fama y la cultura del consumo de cuerpos.
6. Under the Skin (2013) – Jonathan Glazer
Aunque más sutil, esta inquietante película protagonizada por Scarlett Johansson también aborda el body horror. Una alienígena seduce a hombres solitarios para capturarlos y usarlos como materia prima. La forma en que los cuerpos son disueltos, vaciados y abandonados en una especie de espacio negro líquido resulta profundamente perturbadora. La belleza visual se contrapone al vacío existencial y al uso deshumanizado del cuerpo humano.
7. The Thing (1982) – John Carpenter
Ambientada en una base antártica, esta obra maestra del terror sigue a un grupo de científicos que descubre a un ente alienígena capaz de imitar cualquier forma de vida. Las transformaciones grotescas que genera —con criaturas que estallan, se duplican o se mezclan con otras formas biológicas— son un festín de efectos prácticos que redefinieron el género. La desconfianza y el aislamiento potencian el miedo a lo que uno lleva dentro... literalmente.
8. Raw (Grave, 2016) – Julia Ducournau
Esta ópera prima francesa narra el despertar caníbal de una joven estudiante de veterinaria que, tras un rito de iniciación universitaria, desarrolla un deseo incontrolable de carne humana. Lejos de ser gratuita, la película analiza el cuerpo adolescente como campo de conflicto entre lo biológico y lo cultural, el deseo y la represión. Un coming-of-age tan visceral como elegante.
9. La sustancia (2024) – Coralie Fargeat
En esta reciente y esperada propuesta del body horror contemporáneo, Demi Moore interpreta a una exestrella que recurre a un tratamiento milagroso para rejuvenecer su cuerpo. Sin embargo, el procedimiento la obliga a confrontarse con una duplicación física que no puede controlar. La película aborda sin rodeos el terror de envejecer, la presión estética y el culto a la juventud desde un enfoque donde la biología y la identidad colapsan. Su crudeza visual y su violencia simbólica la han convertido en uno de los títulos más provocadores del año.
10. Videodrome (1983) – David Cronenberg
Cerramos con otro título imprescindible del canadiense David Cronenberg, que aborda la intersección entre cuerpo, medios de comunicación y control mental. Un ejecutivo televisivo se ve expuesto a una señal que le provoca alucinaciones y mutaciones físicas, incluyendo una abertura estomacal donde introduce cintas de vídeo.
Más que una película, es una declaración sobre cómo el cuerpo y la mente pueden ser colonizados por la tecnología y la ideología mediática.
