Durante la década de 2020, el panorama de las películas de superhéroes ha experimentado una volatilidad inusitada en taquilla, y ni siquiera gigantes como Marvel Studios han podido escapar de fracasos económicos notables. Títulos como Thunderbolts, The Marvels o Ant-Man and the Wasp: Quantumania han puesto en evidencia que el éxito automático que se disfrutó en los años 2010 no es una garantía hoy.
Por su parte, DC Comics tampoco ha brillado, acumulando varios batacazos recientes como Joker: Folie à Deux, The Flash o Shazam! Fury of the Gods, sin olvidar esos proyectos que sufrieron las consecuencias de un estreno simultáneo en HBO Max, como Wonder Woman 1984 o The Suicide Squad.
Pero si echamos la vista más atrás, los tropiezos en adaptaciones de cómics no son un fenómeno nuevo. De hecho, antes de la década de 2020, tanto Marvel como DC y otras editoriales ya arrastraban fracasos que marcaron época. En el caso de DC, películas como Catwoman o Green Lantern fueron grandes decepciones, pero ninguna tan estrepitosa como Jonah Hex en 2010, una de las mayores calamidades financieras en la historia del estudio que, en comparación, hace que el desastre de The Flash parezca un simple choque menor.
Hace 15 años, este western marcó uno de los mayores tropiezos cinematográficos en la historia de DC y Warner Bros.
Jonah Hex arrancó con un perfil prometedor: Josh Brolin, tras su aclamada actuación en No es país para viejos, protagonizaba el filme, acompañado por Megan Fox, que llegaba tras el éxito masivo de Transformers. La dirección inicial de Mark Neveldine y Brian Taylor, conocidos por el frenético Crank (2006), apuntaba a un western con estilo y fuerza.
Sin embargo, esos planes cambiaron cuando la dirección pasó a Jimmy Hayward, quien no logró captar la esencia y el tono necesarios, sumado a problemas de producción y reshoots que ensombrecieron el proyecto.
La campaña de marketing se lanzó apenas siete semanas antes del estreno, una señal clara de la falta de confianza del estudio. El resultado fue un estrenos en Estados Unidos de solo 5,37 millones de dólares en más de 2800 salas, una de las peores para un lanzamiento de tal magnitud. La crítica y el público respondieron con un C+ en CinemaScore, reflejo de un boca a boca letal para cualquier película mainstream de acción. Era mala a rabiar.
Con un presupuesto estimado en 47 millones, Jonah Hex apenas recaudó 10,54 millones en territorio doméstico y unos ridículos 475,000 en el extranjero, sumando poco más de 11 millones en total. Este descalabro económico es todavía más llamativo si se compara con otros títulos de DC: solo Steel en 1997 tuvo un estreno peor, y la película quedó muy por debajo incluso de fracasos notorios de los 80 como Supergirl o Superman IV.
El fracaso de Jonah Hex no puede achacarse solo al género western ni a la poca fama del personaje. Fue un desastre desde sus cimientos, con una película que no conectó con la audiencia y una promoción tardía y escasa que condenó el proyecto. En el universo de las adaptaciones de cómics, pocos fracasos han sido tan contundentes y devastadores como este.
