España mira al futuro en clave de construcción pero también, teniendo en cuenta su pasado, atesora joyas que hemos asumido en nuestro día a día y que son merecedoras de reconocimiento. El Puente de la Constitución de 1812, conocido popularmente como el Puente de Cádiz, se ha convertido en un icono de la ingeniería moderna española, poseedoras de auténticas obras maestras en su geografía e infraestructuras sobre la superficie y bajo tierra en forma de túneles.
Este coloso atirantado no solo une Cádiz con el continente, sino que ofrece un tercer acceso a la ciudad, sumándose al istmo de San Fernando y al histórico puente Carranza. Forma parte de la autovía de Acceso a Cádiz y está gestionado por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, ofreciendo dos carriles por sentido para tráfico general y una calzada exclusiva para transporte público.
Más de 540 metros sobre el agua y una obra maestra de ingeniería: el puente más largo de España que conecta Cádiz y es un símbolo nacional
Su construcción comenzó en 2008 y culminó el 24 de septiembre de 2015, convirtiéndose inmediatamente en el puente más largo de España con 540 metros de vano principal. En el contexto europeo, es el tercero entre los puentes atirantados, solo por detrás del Puente de Normandía y del Río Antirio. La obra total, que incluye el Viaducto Río San Pedro y los accesos, se extiende a lo largo de 5 kilómetros, con más de 1400 metros sobre el agua, sumando un proyecto que supuso 511 millones de euros y la colaboración de Dragados bajo la supervisión del ingeniero Javier Manterola.
La necesidad de este puente surgió ante la saturación de los accesos existentes: el Puente Carranza y la carretera CA-33 soportaban flujos diarios de hasta 53.000 vehículos. Tras un riguroso análisis de tres posibles trazados, se optó por la alternativa "A", que cruza la bahía en línea recta desde La Cabezuela hasta la zona de Astilleros, facilitando la navegación y minimizando el impacto ambiental y urbano. Se estudiaron múltiples soluciones de puente -arco, colgante y atirantado-, seleccionando finalmente esta última por su eficiencia estructural, menor coste y mejor integración paisajística.
El puente, concebido para velocidades de hasta 100 km/h, se desarrolla sobre terrenos industriales liberando el viario urbano existente. Su tablero alcanza los 32,5 metros en el tramo atirantado para albergar los tirantes de suspensión, mientras que cuenta con aceras de 1,30 metros y mediana central de 0,8 metros. Hoy, este puente no es solo un eje de comunicación clave, sino también un símbolo de la modernidad y ambición arquitectónica de Cádiz, uniendo historia, funcionalidad y paisaje en un solo trazado.