Los huevos han sido históricamente un indicador fiable de la situación económica. Su bajo coste, amplia disponibilidad y versatilidad los convierten en un termómetro clave para medir la inflación en el sector alimentario. Más allá de su consumo en los hogares, la industria alimentaria depende de ellos para la producción de panadería, repostería y alimentos precocinados, lo que amplifica el impacto de cualquier fluctuación en su precio.
Pero llevamos varios meses en los que la situación de estos alimentos versátiles está descontrolada. Los huevos blancos y marrones, habituales en la cestas de la compra de millones de personas en España, están cada vez más caros. ¿Por qué?
España observa cómo los huevos están cada vez más caros y la situación se acerca a la crítica realidad de EE.UU
El encarecimiento de los huevos no es un fenómeno aislado, sino el resultado de múltiples factores que afectan a su producción y distribución. Entre ellos, destacan el aumento en los costes de la energía, el alza de los combustibles y la subida en el precio del pienso para las gallinas. A esto se suma la economía de escala que gira en torno a la producción avícola, lo que hace que cualquier incremento en los costes de producción tenga un efecto en cadena en otros sectores de la alimentación.
Es probable que muchos consumidores hayan notado un incremento bastante evidente en el precio de los huevos en supermercados y tiendas de alimentación. En algunos establecimientos, la docena ha subido hasta un 25% en cuestión de días. Este encarecimiento responde principalmente a dos factores: el aumento de los citados costes de producción y el impacto de la gripe aviar en el mercado internacional.
El primer factor es más fácil de comprender en términos de oferta y demanda. Desde el 1 de enero, la supresión de las bonificaciones al IVA de la energía en España ha supuesto la vuelta al tipo impositivo del 21%, después de haber estado reducido al 10% durante más de un año y medio como medida de contención de precios tras la invasión rusa de Ucrania. Este ajuste fiscal, sumado al encarecimiento de otras materias primas y costes laborales, ha generado una presión adicional sobre el precio final de los huevos.
España consume más huevos que nunca y el precio de los mismos no deja de subir
Además, el consumo de huevos ha aumentado en España debido a su consideración como una alternativa más económica frente a otras fuentes de proteína. Según informes recientes, la demanda de huevos en 2024 ha crecido un 8% en comparación con el año anterior, reflejando una tendencia habitual en tiempos de inflación, cuando los consumidores buscan opciones más asequibles para su alimentación.
Parecía que en España nos íbamos a librar de la subida de precios que azota Estados Unidos, pero la situación cambió drásticamente en febrero en la Lonja de Toledo, el principal referente del mercado avícola en España, donde se han detectado incrementos significativos en las cotizaciones. El detonante de este repunte ha sido la gripe aviar, que aunque no ha afectado de manera directa a España gracias a estrictas medidas de control en las explotaciones avícolas nacionales, sí ha golpeado con fuerza a otros países europeos.
Este fenómeno, sumado al incremento estacional del consumo de huevos en los primeros meses del año, ha provocado una subida generalizada en las cotizaciones durante la semana del 28 de febrero. En todas las categorías –ya sean huevos de suelo o de jaula, sin importar su tamaño– el precio ha aumentado en 12 céntimos por docena. Además, febrero ha estado marcado por una tendencia alcista sostenida, con incrementos acumulados de otros 12 céntimos en las tres semanas previas. Sí, es un escenario complicado.
La incertidumbre sigue presente, pero lo que está claro es que el precio de los huevos seguirá siendo un indicador clave para entender la dinámica económica actual.
