Un equipo de buzos y científicos ha descubierto en las costas gallegas un nuevo y enigmático habitante del océano: Pararosa vigarae, un gusano marino que combina una letalidad sorprendente con un modo de moverse único.
Con apenas 25 centímetros de longitud cuando está completamente estirado, este nemertino —o gusano cinta— se ha ganado un lugar destacado en la historia natural por su forma de contraerse como un acordeón, lo que inspiró su apodo popular: el “gusano acordeón”.
Un nombre en honor a la esposa del descubridor
El hallazgo, liderado por la doctora Aida Verdes del Museo Nacional de Ciencias Naturales de España, ha sido publicado en la revista Royal Society Open Science. El nombre científico Pararosa vigarae es, además, un homenaje personal: el investigador principal quiso honrar a su esposa, Rosa Vigara, como parte de la celebración de sus bodas de oro. Este toque íntimo y poco común en la nomenclatura científica otorga un carácter entrañable a un descubrimiento que no deja de ser asombroso por sus implicaciones biológicas.
A diferencia de sus parientes más conocidos, este gusano mantiene visibles sus anillos incluso cuando está completamente estirado. Al moverse, se pliega en anillos apretados y perfectamente simétricos, encogiéndose hasta una quinta parte de su tamaño total. Esta técnica de locomoción, según explican los científicos, podría ser un ejemplo de evolución convergente: distintas especies que, enfrentadas a desafíos ambientales similares, desarrollan adaptaciones parecidas de manera independiente.
Toxinas letales
Pero lo más inquietante de Pararosa vigarae es su arsenal químico: como todos los nemertinos, produce toxinas potentes para paralizar a sus presas, desempeñando un papel crucial en el ecosistema como depredador eficiente y discreto. Su descubrimiento pone de relieve la importancia de estas especies poco visibles, que suelen pasar desapercibidas bajo las rocas del lecho marino, pero que son piezas esenciales en la cadena trófica.
Además de su peculiar forma de moverse y cazar, este gusano simboliza el espíritu incansable de la ciencia: un esfuerzo constante por descubrir, clasificar y entender cada forma de vida que habita nuestro planeta, sin olvidar nunca el lado humano que late tras cada hallazgo.















