Explorar el fondo del océano sigue siendo uno de los grandes retos de la ciencia. Apenas un 5 % del lecho marino ha sido estudiado en detalle, según la Red de Recursos de Educación Marina (REEDUCAMAR). La presión, la oscuridad y las dificultades técnicas convierten cada expedición en un desafío. Quizás por eso un experimento realizado en el Mar de China Meridional ha dado tanto de qué hablar: los investigadores decidieron arrojar el cadáver de una vaca a 1.500 metros de profundidad para atraer depredadores y registrar su comportamiento.
Un cebo inusual en el talud continental
El plan original de los científicos era utilizar el cuerpo de una ballena, un recurso más habitual en estudios de carroñeo marino, pero la logística y el peso lo impidieron. En su lugar, optaron por una vaca equipada con cámaras de alta resolución. El cebo fue depositado en un talud continental cercano a la isla de Hainan y, para sorpresa del equipo, pronto comenzaron a aparecer los primeros visitantes.
Ocho tiburones dormilones en fila
Las imágenes captadas revelaron a ocho tiburones dormilones del Pacífico (Somniosus pacificus), una especie esquiva que rara vez se deja ver y que nunca había sido registrada en esta zona del océano. Lo más llamativo fue su comportamiento: los animales parecían “hacer fila” para alimentarse, mostrando un inusual respeto por turnos en torno al cadáver.
“Este comportamiento sugiere que incluso en ambientes de aguas profundas, la competencia individual determina la prioridad de alimentación”, explicó Tian, autor del estudio, en declaraciones recogidas por Marine Biodiversity, la revista donde se publicó el hallazgo.
Señales sobre un ecosistema oculto
La presencia de estos tiburones a más de un kilómetro y medio de profundidad implica que en la zona deben existir poblaciones de grandes peces capaces de sostener a depredadores de este tamaño. Además, algunos ejemplares presentaban parásitos en forma de copépodos adheridos a la piel, lo que abre la puerta a futuras investigaciones sobre su salud y adaptación a diferentes hábitats.
Cambio climático y nuevos territorios
Hasta ahora, el límite más meridional registrado de esta especie se situaba en aguas profundas cercanas a Palaos y las Islas Salomón. Su aparición en el Mar de China Meridional plantea un interrogante: ¿han estado siempre allí sin ser detectados o el cambio climático está desplazando sus hábitats hacia nuevas latitudes?















