En una apuesta estratégica por recuperar soberanía industrial y reducir la dependencia energética de China, España ha dado luz verde a la construcción de la primera gran fábrica de obleas y lingotes de silicio para paneles solares en su territorio.
La planta, impulsada por la empresa catalana Sunwafe con respaldo de InnoEnergy, se ubicará en Gijón y contará con una inversión inicial de 199 millones de euros aportados por el Ministerio para la Transición Ecológica. El objetivo: posicionar a Asturias como un nuevo polo solar dentro de la Unión Europea.
Asturias se conecta al sol
El proyecto forma parte de una estrategia más amplia del Gobierno español para impulsar las energías renovables mediante la reindustrialización. Enmarcado en la convocatoria Renoval, que destina cerca de 300 millones a iniciativas punteras, la planta asturiana no sólo generará empleo e innovación, sino que aspira a producir 2.500 millones de obleas anuales antes de 2030, equivalentes a 20 GW de capacidad solar instalada.
Una cifra significativa que podría reducir la dependencia exterior y reforzar la competitividad del sector renovable nacional. El proceso que se llevará a cabo en esta planta será crucial para la cadena de valor fotovoltaica. Comenzará con la purificación del silicio, su fundición en lingotes, y el posterior corte de estos en finas obleas, que serán enviadas a otras instalaciones para su ensamblaje final en paneles solares.
Soberanía energética con silicio europeo
El silicio, pese a la aparición de tecnologías emergentes como las perovskitas, sigue siendo el material dominante en la industria, por su eficiencia, durabilidad y estandarización global. Actualmente, China controla más del 80% de la producción mundial de estos componentes clave, una hegemonía que ha despertado inquietud en Bruselas.
Tal como advierte un informe reciente de Ember, la Unión Europea depende en gran medida del gigante asiático para avanzar en sus objetivos climáticos. La fábrica de Gijón, que será la tercera de su tipo en todo el continente, busca corregir este desequilibrio y marcar el inicio de una cadena de suministro solar verdaderamente europea.
En un país que cerró 2024 con un 63,9% de su electricidad generada a partir de fuentes renovables, la falta de tejido industrial propio en energías limpias ha sido una asignatura pendiente. Esta iniciativa en Asturias no solo representa un paso firme hacia la autonomía energética, sino que ejemplifica cómo las políticas públicas pueden fomentar una industria verde capaz de competir, innovar y liderar en un contexto geopolítico cada vez más marcado por la urgencia climática y las tensiones comerciales.
