En un movimiento estratégico que refuerza la ambición tecnológica de China, Huawei y UBTech Robotics han anunciado una colaboración para desarrollar robots humanoides dirigidos no solo al ámbito industrial, sino también al doméstico.
La alianza, revelada desde Shenzhen —ciudad natal de ambas compañías y epicentro de la innovación china—, pretende ser una palanca para acelerar la transición de estos robots desde los laboratorios a su adopción masiva en múltiples entornos. Huawei aportará su arsenal tecnológico en computación en la nube, inteligencia artificial generativa y sus procesadores Ascend y Kunpeng, mientras que UBTech pondrá sobre la mesa su experiencia consolidada en robótica.
La revolución de la inteligencia encarnada
El enfoque de esta colaboración se centra en la llamada "inteligencia encarnada", una disciplina emergente que combina el procesamiento cognitivo con el cuerpo físico del robot, integrando sensores, algoritmos de decisión, motores de precisión y capacidades adaptativas. Esta línea de trabajo se alinea con una estrategia nacional más amplia impulsada por el gobierno chino, que ve en la automatización una solución tanto para desafíos económicos como demográficos, como la escasez de mano de obra derivada del envejecimiento poblacional o la disminución de nacimientos.
La consultora LeadeRobot estima que el mercado doméstico de robots humanoides en China podría duplicarse este mismo año, alcanzando los 5.300 millones de yuanes (unos 665 millones de euros). Empresas como UBTech ya tienen previsto fabricar más de 1.000 unidades en 2025, entre ellas modelos como el Tien Kung Xingzhe, que integran visión computacional, lenguaje natural y movilidad bípedo. Aunque por ahora el uso está centrado en tareas logísticas e industriales, las previsiones a medio plazo apuntan a una integración progresiva en educación, salud, y finalmente en los hogares.

Robots públicos y privados
La apuesta no se limita al ámbito privado. Desde las instituciones chinas se han emitido directrices para que los fabricantes prueben sus robots en fábricas del sector automotriz, registren sus actuaciones y los reporten al gobierno, lo que subraya un interés no solo económico, sino estratégico. Incluso los eventos públicos se han convertido en escaparates simbólicos de esta apuesta: en abril, 20 robots humanoides participaron en una media maratón en Pekín junto a 12.000 corredores humanos. Solo seis llegaron a la meta, pero el mensaje fue claro: el futuro ya camina entre nosotros, aunque aún lo haga despacio.
Pese a los avances, el camino no está exento de obstáculos. Los altos costes de producción, la dependencia de ciertos chips extranjeros y los desafíos en autonomía y adaptación contextual aún ralentizan su expansión. No obstante, con alianzas como la de Huawei y UBTech, China parece decidida a liderar esta nueva revolución tecnológica.