Las redes privadas virtuales, más conocidas como VPN, llevan años siendo el salvavidas digital de millones de usuarios: permiten acceder a contenidos bloqueados por región, comprar más barato y, para muchos, navegar sin dejar rastro. Pero ese mismo anonimato que celebran tantos internautas es el que ahora está en el punto de mira de Hollywood.
La Motion Picture Association (MPA), el poderoso lobby de los grandes estudios —con nombres como Disney, Netflix o Warner Bros. Discovery detrás— ha roto su silencio y se suma a una cruzada que viene de lejos: acabar con lo que consideran el gran escudo de la piratería digital. Y esta vez, lo hacen con el respaldo de la Comisión Europea, que ya en 2023 instó a los sectores afectados a presentar informes y denuncias antes del 17 de noviembre de 2025, fecha clave en la evaluación del impacto de las VPN en los derechos de propiedad intelectual.
Adiós a las VPN: Hollywood en pie de guerra a lo que llama 'herramienta de piratería' y exige su prohibición
Mientras Hollywood libra otra guerra contra la IA, la acusación no es menor: según la MPA, las VPN forman parte de una “red de intermediarios” que facilitan el acceso a contenidos ilícitos. Y junto a ellas, también señalan a servidores proxy, CDN, proveedores de hosting y hasta buscadores. Para la industria del entretenimiento, todas estas plataformas permiten que los operadores piratas sigan funcionando, eludiendo bloqueos y medidas judiciales.
Pero el problema es más complejo. Porque en su intento de cerrar el grifo a la piratería, la MPA también amenaza con arrastrar a millones de usuarios legítimos. Quienes usan VPN para trabajar, jugar o comprar sin restricciones geográficas también podrían verse afectados si se endurecen las políticas o llegan nuevas prohibiciones.
Mientras tanto, los grandes proveedores de VPN guardan silencio. Su modelo de negocio se basa precisamente en lo contrario: proteger la privacidad, no delatar a nadie y evitar todo tipo de rastreo. ¿Cooperarán con Hollywood? Todo indica que no. Pero la presión es cada vez mayor. Y el 2025 podría ser el año en que el anonimato online deje de ser tan fácil como pulsar un botón.
