Poco nos podemos quejar de lo que está dando de sí la recta final del Torneo de Poder de Dragon Ball Super, repleta de grandes combates y episodios muy cuidados que no paran de recordarnos los motivos por los que más de tres décadas después, Dragon Ball sigue levantando tantas pasiones.
El sacrificio de Vegeta
Esta vez, el capítulo comienza justo donde lo dejó el anterior, con A17 haciendo frente a Toppo. Sin embargo, la situación para el androide sigue siendo un tanto desesperada, ya que tal y como demuestra su primera descarga de Ki, el candidato a Dios de la Destrucción del Universo 11 le supera, y por mucho, en poder.
De este modo, se inicia una persecución en la que A17 intenta huir mientras piensa algún plan o estrategia que le pueda servir para acabar con su rival. En un momento dado, intenta provocar que Toppo, con sus propios ataques, acabe derrumbándo una gran roca gigante encima suya, aunque tal y como era de esperar, esto no es algo que vaya a frenarle lo más mínimo.
Justo cuando el guerrero del Universo 11 va a cargar contra A17, Freezer vuelve a reaparecer atacando sin piedad, aunque sus ataques vuelven a tener el mismo efecto que en el episodio anterior, es decir, ninguno, lo que le lleva a sufrir un gran contraataque.
Mientras A17 y Freezer siguen intentando lidiar con Toppo, este último se da cuenta de que Jiren lo está empezando a pasar algo mal al tener que hacer frente a Vegeta y a Goku al mismo tiempo, por lo que rápidamente trazan un plan: Jiren lanza un devastador ataque contra el androide y el malvado emperador y Toppo intercepta a Vegeta para obligarle a luchar contra él.
Esto da como resultado un espectacular intercambio de golpes donde el orgullo príncipe saiyan lleva las de perder, aunque en un momento determinado, saca fuerzas de donde no la hay y comienza a superar a Toppo, quien llega a tener dificultades para frenar un potente Final Flash.
Con su resolución doblemente reforzada ante la perspectiva de tener que cumplir la promesa que le hizo a Cabba y proteger a su familia evitando que el Universo 7 sea destruido, Vegeta decide realizar el mayor sacrificio de todos, inmolándose con la misma técnica que usó en su momento, sin éxito, contra Majin Bu para derrotarle.
Aunque Toppo intenta frenar la explosión con una poderosa bola de energía de Destrucción, el Ki de Vegeta acaba por imponerse, destruyendo medio campo de batalla en el proceso y eliminando a su peligroso rival. Sin embargo, justo cuando todos pensábamos que el príncipe saiyan había dado su vida, gracias a todo lo que ha mejorado ahora es capaz de realizar dicha técnica sin morir en el proceso, aunque, evidentemente, su uso le ha dejado sin fuerzas y casi incapaz de mantenerse en pie.
De este modo, Jiren muestra su desprecio hacia Toppo por haber sido eliminado y se dispone a enfrentarse, él solo, el último miembro del Universo 11, a los cuatro guerreros restantes del Universo 7, algo para lo cual se dispone a desatar todo su poder y dejándonos con la miel en los labios esperando la emisión del episodio 127, la cual tendrá lugar esta misma semana.
En general, ha sido un gran capítulo que nos ha dejado muy satisfechos. Quizá esperábamos que Toppo hubiese conseguido eliminar a alguien, aunque, al menos ha sido capaz de dejar a casi todos los guerreros del Universo 7 bastante tocados y sin apenas fuerzas. Quedan cuatro minutos para que acabe el torneo, ¿podrán hacerle frente al temible Jiren?
