Hay una palabra que no conviene repetir tres veces, una palabra que de hecho es el nombre de la película que vamos a tratar, si la pronuncias hasta en tres ocasiones no nos hacemos responsables. Se trata de Beetlejuice, la icónica película de 1988 dirigida por Tim Burton, es un clásico del cine que ha dejado una huella indeleble en la cultura popular. Con un enfoque único en el humor macabro y el estilo gótico, la película cuenta la historia de un matrimonio fallecido que, al no poder deshacerse de los nuevos inquilinos de su hogar, recurre a la ayuda de un alocado bioexorcista llamado Beetlejuice. Interpretado magistralmente por Michael Keaton, Beetlejuice, que está disponible en Max, se ha convertido en uno de los personajes más emblemáticos del cine, gracias a su combinación de humor irreverente y caos sobrenatural y el 9 de septiembre, tras 36 años, estrena secuela.
La película fue un éxito rotundo en su momento, y a lo largo de los años ha ganado una base de fans leal que ha mantenido vivo el interés en su excéntrica narrativa. La dirección artística de Burton, junto con el diseño de producción y la música de Danny Elfman, crearon un universo visualmente único que captura tanto lo macabro como lo cómico de manera simultánea.
Estos elementos, junto con un guion ingenioso y actuaciones memorables, han cimentado a esta cinta como un referente en el género de comedia de terror.
La secuela
Esta nueva entrega reúne una a gran parte del elenco original, incluyendo a Keaton como el caótico Beetlejuice y Winona Ryder como Lydia Deetz, ahora adulta. Burton regresa como director, lo que ha generado grandes expectativas sobre cómo esta continuación ampliará el mundo ya establecido y explorará nuevas dimensiones del personaje principal y de su entorno sobrenatural. El regreso de Beetlejuice al cine no solo ha generado entusiasmo, sino que también ha despertado un renovado interés en la película original. Esto ha permitido que una nueva generación de espectadores descubra el peculiar estilo de Burton y se familiarice con el icónico bioexorcista.
La película tuvo un presupuesto de producción estimado en 15 millones de dólares. A pesar de ser una película con un enfoque visual y narrativo inusual para la época, logró capturar la atención del público y convertirse en un éxito comercial. En taquilla, recaudó aproximadamente 74 millones de dólares a nivel mundial, consolidándose como un clásico de culto y contribuyendo a cimentar la carrera de Burton como uno de los directores más creativos de Hollywood.
