El aclamado actor Gary Oldman, conocido por su versatilidad y profunda inmersión en los personajes, encontró un salvavidas inesperado en dos grandes franquicias cinematográficas, Harry Potter y Batman. Estas oportunidades no solo revitalizaron su carrera en un momento crítico, sino que también le proporcionaron estabilidad personal en un período difícil de su vida, contó el actor en The Drew Barrymore Show.
“Gracias a Dios por 'Harry Potter'”, dijo. “Gracias a Dios por 'Harry Potter'.
Les digo que los dos, 'Batman' y 'Harry Potter', realmente me salvaron, porque significaba que podía hacer la menor cantidad de trabajo por la mayor cantidad de dinero y luego estar en casa con los niños”.
Oldman, enfrentando la sequía de trabajos actorales antes de su papel como Sirius Black y James "Jim" Gordon, se hallaba en una encrucijada personal a los 42 años, recién divorciado y con la custodia de sus hijos. La industria del cine, con su creciente tendencia a filmar en locaciones internacionales como Hungría y Australia, le presentó tal desafío, al no poder alejarse de sus hijos, que tuvo que rechazar un trabajo tras otro. Lo que puso en riesgo su carrera y su capacidad para mantener a su familia.
Estos roles no solo le dieron un nuevo impulso a su carrera, sino que también le permitieron equilibrar su vida laboral y familiar de una manera que pocos actores logran. La capacidad de trabajar menos mientras ganaba más significó que podía pasar tiempo de calidad con sus hijos. Este aspecto fue crucial durante su participación en Batman Begins de Christopher Nolan, donde su compromiso con la crianza de sus hijos lo llevó a viajar frecuentemente entre Los Ángeles y Londres. La eficiencia y el apoyo del equipo de producción, especialmente de Nolan, fueron fundamentales para que pudiera cumplir con sus responsabilidades como padre sin comprometer su desempeño en el set, según recoge Variety.
Acusaciones de violencia doméstica
La vida personal de Oldman, sin embargo, no estuvo exenta de controversia. Su matrimonio con Donya Fiorentino, que duró de 1997 a 2001, terminó en un tumultuoso divorcio acompañado de acusaciones de violencia doméstica. Aunque estas fueron desestimadas por un juez, que le otorgó la custodia de sus hijos a Oldman, resurgieron en 2018 durante su triunfo en los Oscar por El instante más oscuro. Fiorentino aprovechó ese momento para criticar a la Academia por honrar a alguien a quien ella calificaba de abusador. En defensa de su padre, Gulliver Oldman publicó una carta abierta refutando estas acusaciones y expresando su apoyo incondicional hacia él.