Quentin Tarantino está manos a la obra preparando su última película como director. Aunque el retiro del cineasta haya sido puesto en duda por Christopher Nolan, quien no cree que el responsable de Los odiosos ocho pueda retirarse de la industria de forma voluntaria, Tarantino tiene en marcha el desarrollo de The Movie Critic, largometraje que sucederá en los años 70 alrededor de una importante figura crítica (y no se trata de Pauline Kael, como ya aclaró el director en su día), y según parece tiene un especial sueño que le gustaría cumplir antes de despedirse de la gran pantalla: volver a trabajar con Bruce Willis. Su amigo y compañero, con el que trabajó en Pulp Fiction, se retiró de la interpretación tras ser diagnosticado de afasia, pero Tarantino no ira la toalla y quiere filmar ni que sea un pequeño cameo.
Tarantino estaría encantado de volver a trabajar con Bruce Willis antes de despedirse como director
Según se informa desde The Daily Express, Tarantino quiere luchar con todas sus fuerzas para que Willis pueda tener un pequeño papel en The Movie Critic. La amistad de ambas estrellas es legendaria y Tarantino no quiere cerrar su etapa como cineasta sin poder despedirse de su compañero en la gran pantalla.
Willis no puede actuar a día de hoy debido a que sufre un trastorno del lenguaje que le genera problemas para comunicarse mediante el habla, la escritura o la mímica, y se debe a lesiones cerebrales. El director todavía no se ha puesto en contacto con la familia, y si esta le transmite que Willis no se encuentra en situación de realizar ningún tipo de trabajo, Tarantino respetará sus deseos.
Bruce Willis no lo pasó nada bien durante su última etapa cinematográfica, puesto que el artista no era capaz de recordar frases durante las jornadas de trabajo: "A medida que avanzaba el día, se notaba que se estaba cansando y comenzaba a cortar los diálogos. Comencé a darme cuenta de que no era un recorte. Empecé a darme cuenta de que lo que estaba haciendo en realidad era olvidar lo que le decían", desvelaba Alicia Haverland, quien fue la responsable de utilería de Tras la pista del asesino. "Iba a volver a servir el café, y probablemente ya estábamos en la toma siete u ocho, y él pone su mano sobre la taza, me mira fijamente a los ojos y dice: 'Oh, no, señorita, no quiero más'".
