Robert Eggers lleva años buscando la manera de aproximarse a Nosferatu, la obra capital sobre vampiros dirigida por F.W. Murnau en 1922. Lo ha intentando de varias maneras y nunca ha terminado de cuajar. Hasta ahora. Eggers parece haber encontrado a su musa, Anya Taylor-Joy, con la que volverá a colaborar tras La bruja (2015) (vía Los Angeles Times y Cinemanía).
Un proyecto largamente deseado
Eggers lleva algo más de un lustro intentando darle forma a su idea. No obstante, el realizador de El faro ha esperado el momento oportuno, pues siempre ha considerado que adaptar de nuevo Nosferatu a la gran pantalla únicamente podía hacerse cuando tuviese cierta experiencia tras las cámaras y su carrera estuviera asentada. No se pondrá inmediatamente con ella, sería su próximo gran proyecto tras lo que será su tercera película, The Northman con Taylor-Joy, Nicole Kidman, Alexander Skarsgard, Ethan Hawke, Willem Dafoe y Björk, una película sobre vikingos que se estrenará el próximo año. Pero, ¿cómo se ha confirmado esta adaptación?
Bueno, ha sido a través de un perfil publicado sobre Anya Taylor-Joy en el prestigioso medio Los Angeles Times, en el que se repasa la carrera de la actriz tras su éxito con Gambito de dama en Netflix y en la que se aprovecha para promocionar su rol en la inminente Última noche en el Soho, de Edgar Wright -de la que tenéis su tráiler y detalles en Vandal Random- y su participación en la precuela de Mad Max: Furia en la carretera, donde interpreta el papel de una joven Imperatur Furiosa. Al mencionarse la existencia de Nosferatu, el mundo cinematográfico ha dado un salto de alegría al ver que los deseos de Eggers parecen tomar forma.
Nosferatu es una obra capital dentro del género de terror y una de las películas más influyentes de la historia. Henrik Galeen y Murnau supieron sacarle el partido a la historia de Drácula, adaptándola a sus propios intereses y creando muchos de los elementos que a día de hoy se repiten en el género de los vampiros. Warner ya realizó un remake en 1979 con Werner Herzog, donde Klaus Kinski interpretó a la retorcida figura sobrenatural. Lo cierto es que Anya Taylor-Joy tiene una carrera prometedora por delante. Tiene pendiente el thriller Laughter in the Dark con Scott Frank, responsable de la miniserie de Netflix citada más arriba, y parece que es una de las nuevas figuras de Hollywood en una de esas trayectorias claramente ascendentes. Talento le sobra para estar a la altura de las expectativas.
