A finales del año 2019 saltó la noticia a los titulares: dos mujeres demandaron a James Franco por conducta sexual inapropiada y explotación sexual. Las víctimas eran antiguas alumnas de la escuela de cine y teatro de Franco, Playhouse West Studio 4, que cerró sus puertas en 2017. Mientras el actor se ha defendido afirmando que le acusaron sólo "por llamar la atención", el caso se ha resuelto al llegar ambas partes a un acuerdo legal: Franco y otros acusados tendrán que pagar la suma de 2,2 millones de dólares por conducta sexual inapropiada.
El caso de James Franco
Las actrices y exestudiantes de su academia, Sarah Tither-Kaplan y Toni Gaal, fueron las encargadas de interponer esta demanda colectiva. Indicaron que Franco y sus socios "fueron partícipes de un comportamiento generalmente inapropiado y sexual hacia las estudiantes". Al parecer, "sexualizaban su poder como profesores y empleadores al darles la oportunidad de desempeñar papeles en sus proyectos". Finalmente, esta semana ambas partes resolvían zanjar la situación mediante un acuerdo legal donde Franco y compañía accedieron a pagar 2,2 millones de dólares, suma que todavía no había sido revelada.
“Aunque los acusados siguen negando las afirmaciones en la denuncia, reconocen que las demandantes han planteado asuntos importantes; y todas las partes creen fuertemente que es un momento crucial para enfocarse en atender los malos tratos contra las mujeres en Hollywood”, señala el comunicado conjunto que ha sido emitido tras resolver el caso. “Todos están de acuerdo en la necesidad de asegurar que nadie en la industria del espectáculo, sin importar su sexo, raza, religión, discapacidad, origen étnico, género u orientación sexual enfrente discriminación, acoso o prejuicios de cualquier tipo”.
Las demandantes señalaron que Franco "buscó crear un flujo de jóvenes mujeres que eran sujetas a su explotación sexual personal y profesional en nombre de la educación”. De esta manera, las estudiantes pensaban que conseguirían papeles en películas de Franco si le seguían la corriente, llegando a participar en un “set tipo orgía” que excedía los límites de Hollywood. La firma productora de Franco, Rabbit Bandini, y sus socios Vince Jolivette y Jay Davis, también figuran como acusados. Además de la multa, también el acuerdo incluye ciertos términos "no económicos" que no han trascendido.
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