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Las 10 mejores películas de Godzilla: Un repaso al gigante radioactivo

El monstruo japonés, símbolo de la cultura del país nipón, pronto regresará en una nueva aventura del MonsterVerse junto a King Kong, pero su filmografía está trufada de joyas que os recomendamos.

Godzilla es uno de los símbolos más importantes de la cultura popular. El monstruo japonés, ahora devuelto a la primera línea de Hollywood con las entregas del MonsterVerse de Warner Bros. y Legendary, pronto visitará las salas de cine con Godzilla vs. Kong, la nueva secuela que enfrentará a los dos titanes en un combate épico sin igual que ha batido todos los récords con su tráiler. Pero su legado cinematográfico es mucho más alargado de lo que creemos, tanto como su colosal sombra, y desde Vandal Random queremos recomendar algunas de las kaijū eiga más interesantes y notables de toda la historia de la factoría Tōhō.

Un monstruo único que ha vivido diversos periodos

Aunque las recientes películas del MonsterVerse parecen haber captado la atención de las audiencias, lo cierto es que Godzilla lleva desde el 1954 con nosotros (Japón bajo el terror del monstruo), siendo el protagonista de un total de 33 películas japonesas hasta la fecha, así como de varios animes producidos por Netflix y alguna que otra adaptación norteamericana. Considerado como uno de los iconos más populares de la cultura japonesa en toda su historia, y uno de los más influyentes personajes de ficción del siglo XX, este gigantesco dinosaurio mutante ha sido una figura de destrucción y salvación ligada al destino del mismo Japón y por ende, a la del mundo entero. Gojira, combinación de dos palabras japoneses Gorira (Gorila) y Kujira (Ballena), nació como una suerte de representación del miedo que sintió toda la sociedad japonesa tras el bombardeo atómico de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, y como una suerte de encarnación pesadillesca nacida tras los trágicos sucesos sufridos en Nagasaki e Hiroshima.

El monstruo comenzó su andadura en el cine como villano, capaz de destrozar todo lo que se encontraba a su paso, y pronto acabó siendo una especie de figura mesiánica y salvadora de amenazas externas, una representación del último escudo de la humanidad contra invasiones extraterrestres, otras criaturas gigantescas o incluso de la contaminación y la ambición del propio hombre. Hay que destacar que Godzilla ha vivido diferentes etapas y ha contando con hasta cuatro grandes cronologías. De esta manera, el monstruo ha vivido período Shōwa ('54 - '75), la era Heisei ('84 - '95), la serie Millennium ('99 - '04) y la etapa más reciente, la Reiwa. Es importante destacar este punto, pues cada época lleva implícito un estilo, una forma de entender el monstruo o una serie de mensajes intrínsecos, a veces como representación directa del contexto en el que se filmaron y otras veces por motivos de presupuesto o decisiones artísticas.

En la etapa Shōwa, la más clásica de Godzilla, la criatura pasó de ser una amenaza para Japón para convertirse en una suerte de salvador, un héroe que alimentaba los corazones y las mentes de los críos que decidían ir a los cines o ver sus películas los sábados por la mañana. La popularidad del gigante fue en descenso, con recaudaciones cada vez menores y la Tōhō decidió darle descanso hasta bien entrados los años ochenta, cuando regresó con su aliento radioactivo a asolar Tokio en El Retorno de Godzilla, cinta que marca el nacimiento de la era Heisei, la más celebrada del icono pop, y en la que se volvía a perfilar un Godzilla terrorífico, peligroso e implacable. La etapa posterior, la Millennium, es una de las más confusas. Se dejó de construir una línea cronológica clásica, las secuelas no tenían demasiado sentido, y se vivió lo que muchos consideran una crisis de identidad de la licencia tras el fracaso de crítica que supuso el Godzilla norteamericano de TriStar Pictures y Roland Emmerich.

La mayoría de las películas de la década de 2000 nacían como secuelas directas del film original, Japón bajo el terror del monstruo, ignorando todo lo que había sucedido antes, y sirviendo como una reinvención constante del universo kaijū. Funcionaron bien en taquilla, revitalizaron un mito en horas bajas y consiguieron que el monstruo más representativo del cine japonés, y el más importante del subgénero kaijū y tokusatsu, volviese a dar guerra en los nuevos tiempos.

Top 10 mejores películas de Godzilla

Godzilla 2000: Millennium (1999)

Estrenada en 1999, Godzilla lo tenía difícil para conquistar de nuevo al público. No se sabía si el público iba a reaccionar bien tras el batacazo de la versión norteamericana de Sony Pictures Entertainment, pero aún así decidieron ir a por todas y estrenarla en cines apostando por volver a los trajes de goma, las enormes maquetas y las peleas entre monstruos gigantes. Lo curioso de Godzilla 2000: Millennium es precisamente esto: no tiene complejos y no tiene en cuenta la continuidad establecida por ninguna película anterior. Tomando como punto de partida Japón bajo el terror del monstruo, la película nos cuenta cómo tras el ataque del 1954 al país, los gobiernos han creado las llamadas redes de predicción de Godzilla, unos organismos que se encargan de prever cuándo y dónde atacará de nuevo el monstruo.

Cuando la criatura parece despertar de su letargo, y mientras un científico estudia la capacidad de regeneración de las células del monstruo radioactivo, un extraño extraterrestre llega a la Tierra y absorbe el ADN de Godzilla para transformarse en un monstruo absolutamente imparable y colosal llamado Orga. La lucha de los dos titanes, como os podéis imaginar, acabará por condenar el destino de Japón. Con apenas ocho millones de dólares de presupuesto, la cinta es divertida, tiene aciertos y está llena de momentos que han acabado por definir al monstruo en los años venideros. Uno de sus principales aciertos, y obra del director Takao Okawara, fue la de querer hacer algo nuevo con la mitología del personaje, su diseño y su tamaño. De hecho, la escala de la criatura es mucho menor que en anteriores películas, y su apariencia, más agresiva y parecida a la de un dragón o leyenda del folclore japonés.

Godzilla contra Biollante (1989)

La consolidación de la era Heisei. Escrita y dirigida por Kazuki Ōmori, supone una de las entregas más maduras de la saga de Godzilla, y una de las más complejas y oníricas en lo referente a su trama, combinando ingredientes poco habituales en el género kaijū. En Godzilla contra Biollante, el monstruo radioactivo se ve abocado a luchar contra un enorme ser nacido de las células de una planta y una mujer. Esto es la superficie de la trama, porque pronto las corporaciones y laboratorios de todo el mundo competirán por el control y las patentes de las células de Godzilla, que hace unos años arrasó la capital japonesa (la cinta es una secuela directa de El Retorno de Godzilla, con un grupo de soldados entrando en la zona cero del ataque del monstruo buscando restos biológicos).

Curiosamente, la secuela nació gracias al éxito de Little Shop of Horrors, en la que también existe una planta carnívora gigante, y a una idea recogida de un concurso público de redacción de historias, en la que un dentista japonés filosofaba sobre la vida y la muerte imaginando el fallecimiento de su hija y de lo que podría llegar a hacer para devolverla a su regazo. Más allá de las increíbles secuencias de Godzilla entrando a destruir la ciudad o entablando combate con este ser en forma de planta, lo bueno del film de Ōmori es que consigue introducir un elemento como biotecnología en lugar de la energía nuclear como fuente del terror. Además, estableció la fórmula que sería explotada con el paso de los años en la era Heisei, en la que Godzilla se enfrenta a criaturas cada vez más grandes y poderosas, y en la que la ciencia ficción se convierte en el eje de todo.

Terror de Mechagodzilla (1975)

Durante años, Terror de Mechagodzilla ha causado controversia entre los fans. La última película dirigida por Ishirō Honda, padre de la saga y el director que más ha contribuido al mito de Godzilla en toda su historia, nació como la secuela directa de la película de 1974, Godzilla contra Mechagodzilla, y es la punto final de la era Shōwa de la licencia. Tenemos que decir que el guion era un tanto disparatado, pero incluía todos los elementos clásicos de esta etapa, con alienígenas que buscaban la dominación mundial, usando los restos de Mechagodzilla para la construcción de un monstruo ahora más fuerte y perfeccionado. Para complicar aún más la cosa, tenemos a un dinosaurio gigante conocido como Titanosaurus, a un científico loco y su hija ciborg que está enamorada de un agente de la Interpol y a un Godzilla que, una vez más, pasa por ahí para salvarnos a todos.

Se dice que para esta película, la Tōhō pasó por varias fases. Lo pensado y descrito para el guion original era muy caro y la productora, en vista del progresivo descenso de las audiencias, decidió meter tijera por todos lados. Se eliminaron pasajes con dos monstruos prehistóricos llamados Titanes que se fusionaban para dar forma a la criatura en su forma final, mucha más trama de espías, agentes secretos y androides ocultos bajo forma humana. Debido a la falta de presupuesto, otro cambio notable en el guion es el de la batalla final, que no se traslada al campo sino que habría reducido a Tokio a escombros. Tras su estreno, Godzilla descansaría un buen periodo de tiempo hasta su regreso en los años ochenta.

Godzilla contra Mechagodzilla (2002)

¿Otra de Mechagodzilla? Pues claro. Los robots gigantes molan, y los dinosaurios colosales también. Si tenemos a un monstruo que combina lo mejor de ambos mundos, y una película que incluye los conceptos japoneses del mecha con tanta inteligencia, ¿por qué no incluirla en el top? Godzilla contra Mechagodzilla dirigida por Masaaki Tezuka y escrita por Wataru Mimura, sigue la estela de la saga Millenium, y aunque se tiene en cuenta la cinta original del 1954, se profundiza un poco más en la mitología que rodea al monstruo en su etapa más clásica. En esta película, el gobierno japonés decide tomar una decisión radical contra Godzilla y la defensa del país, creando en secreto el arma definitiva con el que plantarle cara si decide volver a atacar: Mechagodzilla.

Pero tenemos un giro en la trama que es digno de celebrar. En el film, los científicos e ingenieros deciden recolectar el ADN de los huesos del monstruo original de la película del 54, invitándonos a pensar que Godzilla tiene un miembro de su especie rondando en las profundidades dispuesto a dar guerra. Para el programa de pilotaje y entrenamiento de Mechagodzilla se cuenta con la teniente Akane Yashiro, una aguerrida piloto que carga con una enorme culpa. Mientras aprende a manejar el robot, denominado Kiryu, pronto comprenderá que la relación del nuevo gigante radioactivo con su montura es mucho más profunda de lo que creemos, obligándola a luchar contra el monstruo conservando energía, combatiendo contra los instintos primarios presentes en la memoria genética de los restos del primer Godzilla e intentando enterrar su pasado al mismo tiempo. Se trata de uno de los mejores guiones de toda las películas de Godzilla hasta la fecha, con una historia humana conmovedora, unas secuencias de lucha realmente interesantes y algunas tomas de gran fuerza visual. Contaría con una secuela, Godzilla x Mothra x Mechagodzilla: Tokyo S.O.S.

Godzilla contra King Ghidorah (1991)

Escrita y dirigida por Kazuki Ōmori, supone la secuela directa de Godzilla vs. Biollante, y debido al fracaso en taquilla de esta última, la Tōhō decidió regresar a la fórmula de aventuras más familiar, eliminando casi cualquier atisbo de ciencia ficción compleja y filosófica y acercándola más a la vista en cintas como Regreso al futuro, metiendo viajes por el tiempo e incorporando guiños a sagas como Terminator y Aliens de James Cameron. Pero lo más destacable de este film es el regreso de uno de los monstruos clásicos de Godzilla, Ghidorah, que en esta ocasión vuelve al ring de batalla con un pretexto muy alejado de lo habitual.

En Godzilla contra King Ghidorah, un grupo de viajeros del tiempo del futuro aparece en Japón para advertir de la inminente destrucción de Japón a manos de Godzilla. Alertando de la que está por venir, deciden que la única manera de salvar el país es viajar al pasado, a la Isla de Lagos en 1944. Su objetivo está claro: matar a un dinosaurio oculto en sus selvas, que sería descubierto por un grupo de soldados de la Segunda Guerra Mundial y que sería el animal que acabaría transformándose en el gigante destructivo tras recibir una brutal dosis de radiación. Eliminándolo antes de tiempo, no habrá problemas en el futuro. Pero hay un plan B: estos viajeros quieren algo más, y sus verdaderas intenciones no son otras que las de crear un monstruo en lugar de Godzilla al fusionar tres criaturas elaboradas en un laboratorio. De este plot twist nacería King Ghidorah, que sería derrotado en una batalla posterior en el film y que volvería a renacer bajo la forma de Mecha-King Ghidorah. Disparatada pero divertida a rabiar.

Invasión Extraterrestre (1968)

Un clásico indiscutible y una de las mejores películas de Godzilla jamás filmadas. Estrenada en 1968 y dirigida por Ishirō Honda, supone una de las congregaciones más locas de monstruos japoneses en la historia, con la participación del citado gigantón radioactivo, Mothra, Minilla, Rodan, King Ghidorah, Anguirus, Varan, Manda, Gorosaurus, Baragon y Kumonga, toda una colección de kaiju a celebrar. El argumento nos trasladaba a un futuro distante en aquel año, confirmándonos que en el año 1999, todos los monstruos que han asolado la Tierra durante años han sido recluidos en una de las islas Ogasawara, llamada la Isla de los Monstruos, en la que residen en paz.

Controlada por el Comité Científico de las Naciones Unidas (CCNU), que dirige una importante investigación científica sobre la naturaleza monstruos, intenta mantener el mundo en tranquilidad y paz, pero pronto se descubrirá que algo no va bien. Las criaturas se han escapado, y están atacando las principales capitales del mundo. Lógicamente se descubrirá que la raza extraterrestre de los Kilaakianos están detrás de todo, y que su plan contempla la destrucción absoluta de la Tierra a través del uso de estos seres. Una locura al estilo de la era Shōwa que merece nuestro reconocimiento y aplauso más absoluto.

Godzilla, Mothra & King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (2001)

Como ya os hemos comentado, la saga Millenium es difícil de clasificar, porque mantiene una gran independencia entre sus entregas. Godzilla, Mothra & King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack, dirigida por Shūsuke Kaneko, escrita por Kaneko, Keiichi Hasegawa y Masahiro Yokotani, es considerada como una de las mejores películas de Godzilla jamás rodadas, y como la cinta más importante de su etapa, toda una declaración de intenciones de lo que puede hacer cuando se trata el material original con respecto. En esta secuela, continuación directa de Japón bajo el terror del monstruo, se nos cuenta cómo en los años 50, la capital de Japón fue atacada y casi destruida por Godzilla.

Desde entonces, y durante décadas, el país ha disfrutado de un periodo de paz sin parangón, confirmándose la prosperidad de la región tras la destrucción del monstruo. Sin embargo, un submarino del ejército japonés detectará una extraña silueta en el fondo del mar, una pista de que el monstruo está vivo y puede regresar. Pese a que todo el gobierno japonés se niega en rotundo a considerar que se trata de Godzilla, el Comandante Tachibana -quien en su niñez fue testigo del ataque de la criatura-, decide liderar los preparativos militares de la defensa de Japón. Lo mejor de Godzilla, Mothra & King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack es el folclore que se genera alrededor del propio monstruo y de las criaturas que participan en esta bacanal kaijū. Aquí se considera que el gigante radioactivo es la manifestación de vidas perdidas a manos del ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial, y que los seres Anguirus, Varan y Baragon, así como Mothra y King Ghidorah, son representaciones espirituales bondadosas que garantizan la protección del país. Una auténtica genialidad, muy bien hecha y construida, que contiene varias de las mejores secuencias y batallas de monstruos de toda la saga en su totalidad.

King Kong vs Godzilla (1962)

La tercera película de Godzilla llegó en 1962, y lo hizo con Ishiro Honda tras las cámaras y con los efectos especiales del siempre mágico Eiji Tsuburaya. La cinta, la primera donde ambos personajes aparecen en color, sirvió para revitalizar las dos sagas y cimentar lo que sería el esquema con el que a posteriori se construirían todas las películas de Godzilla. Se trata de un auténtico disparate de película, un placer culpable cinematográfico de ritmo envidiable, en el que ambos seres tardan muy poco en darse de golpes, siendo Kong el bueno de la trama y Godzilla, el gran villano.

Durante años, se ha generado mucha controversia sobre cuál de los dos seres ganaba la contienda, pero la productora japonesa siempre ha defendido que fue el simio el que se alzó con la victoria. De hecho, hay documentos oficiales en los que la Tōhō anunció que King Kong era el campeón -''Un espectacular duelo que se decide en la cima del monte Fuji y en el que King Kong es victorioso"-, pero desde hace décadas se sigue leyendo y escuchando esa leyenda urbana en la que se dice que el film llegó a contar con dos finales distintos, uno para el público japonés en el que Godzilla ganaba y otra para los norteamericanos en la que el rey gorila machacaba al lagarto radioactivo. Si queréis empezar en la saga clásica de Godzilla, y deseáis hacerlo por la etapa Shōwa, tras la cinta germinal del 54, os recomendamos encarecidamente que le echéis un vistazo a esta.

Shin Godzilla (2016)

Shin Godzilla, en apenas unos años, ha conseguido convertirse en una de esas cintas ampliamente aplaudidas. Considerada como la mejor secuela jamás rodada de Japón bajo el terror del monstruo y como una de las películas de monstruos gigantes más notables jamás estrenadas, Shin Godzilla decide arriesgar y buscar un nuevo punto de partida, fresco y distinto, ignorando toda la filmografía de la criatura hasta la fecha y apostando por algo nuevo. A cargo del escritor y director Hideaki Anno, responsable de Neon Genesis Evangelion, decide presentarnos al ser que destruye Japón como una especie de ser metafórico y formado por las peores pesadillas y males imaginables.

Con un rediseño drástico del monstruo, que cuenta con varias fases y encarnaciones o mutaciones a lo largo de la trama de la película, la idea central de la historia hace especial énfasis en la incapacidad del gobierno japonés de establecer un plan de acción cuando las cosas se ponen feas. Anno, de manera inteligente, decide eliminar de un plumazo el temor nuclear del propio monstruo para poner la lupa en el complejo estado burocrático del Japón actual, con todas las imperfecciones de un sistema atiborrado de comités, jefes medios y funcionarios que actúan como enlaces entre departamentos. Incapaces de preparar a la sociedad para su evacuación, y atados de pies y manos ante un ser que está causando bajas masivas en las distintas ciudades y urbes del país, Shin Godzilla nos recuerda más a desastres reales que todos vimos en su día, como el maremoto que destrozó la central nuclear de Fukushima, que a una película habitual de Godzilla. Aunque no hay planes de una secuela, los aficionados han aplaudido una y otra vez el arroje de un film que perdurará para siempre en la memoria de los aficionados al género.

Japón bajo el terror del monstruo (1954)

La mejor película de monstruos gigantes de la historia. Dirigida por Ishirō Honda, y con un diseño de producción en efectos especiales a cargo de Eiji Tsuburaya, supuso un cambio de paradigma en el modelo cinematográfico japonés dentro del cine de género, dando pie a las muchas películas de kaijū que llegarían después. Lo que se originó con Gojira, un relato alegórico al terror nuclear encarnado por un monstruo gigante que arrasa sin remordimientos todo Japón en un día, todavía colea. Titulada en España como Japón bajo el terror del monstruo, el film de Honda trasciende el cine de entretenimiento y ahonda en los mitos y los terrores dominantes de la psique humana. Reflejo de los días oscuros que llegaron tras la Segunda Guerra Mundial, el rugido del monstruo y su aliento radioactivo son el epítome perfecto de lo que muchas películas de posguerra relataron con menos maestría: la encarnación de un terror gigante y colectivo que toma la forma de un ser atávico, antediluviano e indestructible.

Que no os asuste su ritmo, su narración plomiza o su falta de acción: Japón bajo el terror del monstruo es una cinta hija de su tiempo. Si queréis un consejo: huid del corte norteamericano, titulado Godzilla: El rey de los monstruos, que elimina secuencias, añadía otras y nos colocaba a un Raymond Burr que restaba más que sumaba. Una obra maestra que todo aficionado al género debe ver.