Elon Musk está obsesionado con la conquista de Marte. El magnate, que vive una crisis en su plataforma X luego de la victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas, ha delineado cómo debería gobernarse el planeta rojo. A las puertas de un nuevo lanzamiento del revolucionario cohete Starship, el fundador de SpaceX ha compartido más detalles sobre su ambicioso plan para establecer una ciudad autosuficiente en Marte y la forma en que, según él, deberían organizarse sus futuros colonos. Y es digna de la ciencia ficción.
Elon Musk planea conquistar Marte y su idea política para gobernar el planeta rojo es digna de la ciencia ficción
En su propuesta, Musk plantea una democracia directa en la que las leyes sean votadas directamente por el pueblo, sin intermediarios políticos que las filtren o distorsionen. Aunque recalca que el control del gobierno quedará en manos de los propios colonos, asegura que este modelo sería ideal para evitar la complejidad y las trampas inherentes a sistemas burocráticos más tradicionales. Si es todo más simple, mejor. "Las leyes deben ser breves, pues en la extensión hay siempre truco", escribió Musk en una de sus publicaciones, destacando que los textos legales de la colonia marciana deberán ser claros y comprensibles para todos.
Una de las propuestas más llamativas de Musk, que trabaja activamente en la colonización del planeta rojo, es el poder de veto que otorgaría al 40% de los ciudadanos. Musk argumenta que permitir a una minoría significativa eliminar cualquier norma es una herramienta clave para evitar la parálisis burocrática, un mal que considera endémico en la Tierra y del que reniega. El empresario es un crítico abierto de los sistemas legales y administrativos que, según él, asfixian la innovación.
"Esta agobiante burocracia está afectando a todos los grandes proyectos en Estados Unidos", afirmó en su momento, refiriéndose a los obstáculos que SpaceX ha enfrentado en su carrera espacial. Además, Musk sugiere que todas las leyes en Marte deberían tener una fecha de caducidad automática, lo que garantizaría que ninguna norma se perpetúe más allá de su utilidad. En cuanto a los planes concretos para la colonización, Musk se muestra entusiasmado, aunque en el pasado se ha visto obligado a reescribir varias veces su su hoja de ruta y ha recibido grandes críticas de personalidades como Bill Gates.
SpaceX prevé lanzar las primeras naves Starship no tripuladas hacia Marte en los próximos dos años, aprovechando las ventanas de transferencia orbital que se abren cada 26 meses. Estas misiones iniciales pondrán a prueba los aterrizajes y allanarán el camino para los viajes tripulados, que Musk cree posibles en un plazo de cuatro años. "Si todas aterrizan sin problemas, las misiones tripuladas serán una realidad", asegura el empresario, quien calcula que la construcción de una ciudad autosuficiente en Marte podría tomar entre 20 y 30 años, siempre que se dispongan de miles de cohetes Starship y que los gobiernos estén dispuestos a financiar los vuelos. Todo dependerá de los ingresos generados por Starlink y de los contratos clave con la NASA y el Pentágono de Estados Unidos, una cifra que estima en 1000 millones de euros. Su presión en este ámbito será determinante. Casi nada.
A pesar del entusiasmo de Musk, muchos científicos son más cautos en los planes del magnate, pues consideran que la terraformación será costosa y larga, y necesitará de cientos de años -quizás miles- para garantizar la seguridad y estabilidad de la misma.