El origen de determinados objetos, costumbres e incluso tradiciones a veces radica en las acciones más absurdas y sencillas que, por lo que sea, acabaron magnificándose debido a las circunstancias. Tal y como explican desde 3DJuegos, eso es justo lo que ocurrió con los sombreros con pompón, cuyo nacimiento reside en un pequeño e insignificante accidente que acabó derivando en una prenda que a día de hoy se puede ver, perfectamente, por las calles de todo el mundo. Para hablar sobre el surgimiento de este complemento hay que remontarse al siglo XIX.
El nacimiento del gorro con pompón se remonta al siglo XIX y a un accidente presenciado por la emperatriz Eugenia de Francia
Según recogen desde el medio mencionado, y también como señalan las leyendas, a mediados del siglo XIX la emperatriz Eugenia de Francia se encontraba realizando una visita un barco de la armada francesa y, de golpe y porrazo, un fuerte oleaje sacudió la nave provocando que uno de los marineros que había frente a ella sufriera una fuerte contusión en la cabeza. Para ayudar al hombre en todo lo posible, la emperatriz prestó uno de sus pañuelos al navegante para que se cubriera el golpe.
El marino empezó a sangrar ligeramente tiñendo la prenda en cuestión de rojo. Para rendir homenaje a la ayuda prestada por la realiza, la marina francesa incorporó desde entonces, y de forma reglamentaria, unas boinas con rematadas por un pompón rojo para que, en caso de que se repitiera semejante accidente en alta mar, el complemento sirviera de amortiguación.
El uso de dicha prenda ha ido evolucionando con el paso de los años hasta convertirse en lo que es a día de hoy; un simple complemento que se utilizar en invierno para resguardarse del frío. El pompón solamente es pura ornamentación y no aporta nada, solo es una especie de extensión de la propia tela para añadir algo de gracia al conjunto y darle un poco más de vida.