Megalópolis sigue dando que hablar tras su accidentado paso por el Festival de Cannes. Muchos la calificaban de ser un absoluto desastre incluso antes de estrenarse o mostrar ni una sola imagen. Luego, en las proyecciones privadas, quedó claro que ni Warner ni Netflix o Amazon querían poner los millones encima de la mesa para distribuirla en las salas de cine. Ahora sabemos que la proyección de la película de Francis Ford Coppola presenta una insólita peculiaridad que, si bien es un atractivo para el público, también representa un desafío para la distribuidora que se encargue de estrenarla en cines. ¿Por qué? Incluye una secuencia muy extraña que rompe la cuarta pared.
Megalópolis es un quebradero de cabeza para los distribuidores que hayan decidido apoyarla en su estreno en cines por una secuencia insólita y muy arriesgada
La semana pasada, Francis Ford Coppola asistió a la 77ª edición del Festival Internacional de Cine de Cannes con un objetivo claro: encontrar la mejor distribución para Megalópolis, tras el desengaño que sufrió en Hollywood con su ambicioso proyecto. El cineasta proyectó durante semanas su cinta a sus amigos y conocidos en la industria, pero nadie quiso apoyarlo. El realizador de El padrino llegó a Cannes con solo la distribución francesa asegurada, de la mano de Le Pacte, responsables de Anatomía de una caída y, poco después, se alcanzaron acuerdos de distribución con otros países europeos, entre ellos España, garantizando así que la película se exhibirá en nuestros cines.
Pero más allá de la calidad o de lo controvertido de su propuesta, lo cierto es que Megalópolis tiene una peculiaridad en su proyección que, aunque puede servir de atractivo y gancho a los espectadores, complica su distribución tal como la concibió Coppola. En un momento determinado de la película, el personaje interpretado por Adam Driver rompe la cuarta pared y habla directamente a la cámara. En esa escena, un artista sube al escenario frente a la pantalla y responde a Driver, interactuando con el público. Esto complica, y mucho, las proyecciones. Es un desafío difícil de solventar.
Según Le Pacte, "haremos muchas actuaciones de este tipo, pero con cuatro proyecciones diarias en muchas salas, no será fácil hacerlo en cada sesión. Estará organizado, pero no podemos predecir cuántas veces podremos hacerlo. Trabajaremos en ello con todos los exhibidores de Francia para intentar hacerlo tantas veces como podamos", comentaban desde la compañía francesa. Esta estrafalaria performance se avisará antes de cada proyección y dependerá de cada cine, cadena o incluso del personal disponible. En medios franceses afirman que se trata de también un engorro legal, así como una considerable carga burocrática y un sobrecoste de contratar a una persona por cine durante el tiempo que la película esté en cartelera. En España se desconoce si TriPictures implementará esta intervención en algunas salas españolas, aunque no sería de extrañar que, al menos, estuviese presente en el estreno.
Lo cierto es que, con el paso de las semanas, esta ambiciosa distopía ambientada en Nueva Roma, una ciudad que mezcla la metrópolis estadounidense con la Antigua Roma, está generando bastante más polémica de la que se esperaba. Contándonos la historia de un idealista arquitecto que quiere revitalizar la urbe después de que fuera arrasada por una catástrofe, muchos apuntan a que estamos ante la crónica de una muerte anunciada.