Este 9 de junio llega a los cines de España Transformers: el despertar de las bestias, que en Vandal Random ya hemos podido ver y que funciona, a la vez, como séptima entrega de la saga y como un reinicio de la serie cinematográfica que comenzó Michael Bay allá por 2007. Con este motivo, hemos tenido la oportunidad de charlar vía Zoom con algunos de los responsables principales, y varios de ellos han coincidido en el desafío que ha supuesto llevar a cabo una película que traslada a los espectadores, junto a los protagonistas, los Autobots, los Maximals y los Terrorcons, de Brooklyn a Perú.
"Creo que una de las cosas que nos encanta de nuestras películas es que llevamos a la audiencia a algún lugar espectacular al que quizá nunca sean capaces de ir; en este caso, filmamos en Montreal, Nueva York y Perú", dice Lorenzo di Bonaventura, productor de la cinta. "Perú fue muy desafiante porque no tienen un negocio del cine como el que conocemos, así que la cantidad de gente que puedes llevar que tenga mucha experiencia es relativamente poca".
Las escenas que tienen lugar en el país sudamericano son espectaculares, pero llevaron su esfuerzo. "También está el hecho de que filmamos en Machu Picchu. El Machu Picchu no te permite llevar demasiado equipamiento y teníamos que llevarlo hacia arriba, dos o tres kilómetros. Así que tuvimos que aprender a utilizar menos equipamiento", explica di Bonaventura. "También filmamos durante 30 días en la jungla y, chico, ¡hacía mucho calor, era una locura! Además, ya sabes, estábamos en un entorno durante el COVID donde todo era un poco intimidatorio, y esa fue nuestra experiencia; fue genial, pero fue muy desafiante".
"Ha sido genial", coincide el director Stephen Caple Jr. (Creed II, Bumblebee 2) sobre la oportunidad de grabar en Perú. "Creo que la saga es conocida por viajar y filmar en diferentes locaciones. Para nosotros específicamente, este proyecto empieza en Nueva York en los 90, que no se había hecho en Transformers; es un periodo emocionante que capturar. Y luego vamos a Perú, que es un lugar especial, con su propio trasfondo con los peruanos y los incas".
El también director dice que fue "genial" sumergirse en la historia pasada del país, "y resaltar su cultura se sintió como algo especial". "Más allá de eso, las localizaciones eran preciosas y siempre divertidas de grabar, las escenas de acción, el Valle Sagrado, los caminos zigzagueantes y esas cosas. En general, nuestra experiencia fue bastante increíble."
Mezclando localizaciones espectaculares con robots CGI
Transformers: El despertar de las bestias es la cinta que hace un uso más extensivo del CGI de todas las que ha dirigido el también director de The Land. "Es algo similar a lo que hemos hecho en el pasado, que es ir a las localizaciones reales para filmar", dice Stephen Caple Jr. "Para nosotros esa mezcla se percibe real; no queremos estar en un plató de estudio, en un estudio de sonido con una pantalla verde, donde las cosas no tienen ese toque correcto, sino un toque un poco artificial. Sin embargo, cuando grabas en una localización real, tienes una sensación orgánica o natural".
"En la jungla, por ejemplo, en Tarapoto; todo se percibe real, tienes los elementos correctos, y tan solo tienes que introducir los personajes CGI en ellos", continúa el director estadounidense. "En este caso en particular, nuestros personajes CGI no eran todos brillantes, sino que tenían un toque de polvo, de textura. Así que conjugan tanto como la Nueva York de los años 90 como los alrededores de Perú, y ayudaron a que los dos mundos conjugaran, nuestro mundo real y el mundo CGI".
Pero el productor especifica que en El despertar de las bestias ha sido un reto el uso del CGI, aunque en todas las de la saga haya sido "muy difícil". "Diría que desde el punto de vista de los efectos visuales, los Maximals fueron bastante complicados porque, ya sabes, los Autobots son completamente mecanizados y ahora tenemos los Maximals que son parte orgánicos y parte máquinas, así que, ¿cómo hacemos que parezcan reales?", se pregunta di Bonaventura.
"¿Cómo lo haces de manera que no choque, particularmente el pelo y las superficies? Particularmente, Cheetor fue en cierto modo el más difícil porque había algo sobre el color y la piel que, [por mucho que hiciéramos], así pareciendo de mentira. Pero continuamos trabajando y trabajando, y finalmente encontramos [la manera]. Fue el mayor desafío desde el punto de vista técnico".