Tras su presentación en mayo del año pasado, el próximo 25 de junio llegará a PC, Xbox Series X/S, Xbox One, PS5 y PS4 Scarlet Nexus, una nueva propiedad intelectual desarrollada por Bandai Namco Studios, dirigida por Kenji Anabuki y producida por Keita Iizuka, responsables de numerosas entregas de la saga Tales of. Estamos ante un hack ‘n’ slash con multitud de mecánicas heredadas del RPG y muy centrado en una historia totalmente shōnen que atrapa. En Vandal hemos podido jugar durante unas seis horas (tres con cada protagonista) y ya os adelantamos que nos costó mucho soltar el mando, en parte porque queríamos ver cómo evolucionan sus sistemas jugables, pero sobre todo porque la trama y la construcción de su mundo son interesantísimos.
Gameplay comentado
Una nueva saga inspirada en Ataques a los titanes y la sci-fi
La historia de Scarlet Nexus nos lleva a un futuro muy lejano en la ciudad de Suoh, un último gran refugio de la humanidad ante los Alter, unos seres muy extraños que un día descendieron desde la atmósfera terrestre provocando el caos en el mundo. Para hacer frente a esa amenaza se crearon las Fuerzas de Supresión de Alter o FSA, una organización militarista formada por personas que tienen poderes de distinto tipo.
Las FSA se dividen en distintos estamentos de mando y los batallones participan en grupos en las distintas misiones asignadas: de exploración del exterior de la ciudad, de protección, de recolección. Los jugadores controlan a Yuito Sumeragi o a Kasane Randall, ambos cadetes recién unidos a la FSA por motivos distintos.
Los paralelismos con Ataque a los titanes, uno de los mayores éxitos a nivel mundial del manganime en la última década, están claros, pero eso no quiere decir que le falte personalidad. Todo lo contrario: la trama nos ha resultado muy atractiva y el universo nos ha encantado. Se tratan temas comunes, como la camaradería, la amistad, la competición entre compañeros y batallones, el secretismo de la cadena de mando militar… y como no podía ser de otra manera en una trama donde la mayoría de los personajes son adolescentes, también las relaciones amorosas. Pero la ambientación futurista le permite hablar sobre el racismo, la dependencia tecnológica, la hipervigilancia y otros temas.
Un ejemplo: los Alter atacan porque se alimentan de los cerebros de los humanos. Sin embargo, tras un accidente las personas residentes en Suoh no pueden ver la cabeza de las víctimas porque están censuradas por el gobierno. Hasta donde hemos visto, se asientan unos temas interesantes que, por supuesto, habrá que ver cómo se desarrollan a lo largo de la trama. Habrá a quien le eche para atrás, claro, el tono shonen: los personajes que conocemos se enmarcan en prototipos muy claros del género, y el universo del juego se presenta de manera muy mascada, con diálogos (a través de mensajes de texto al estilo Persona 5, aunque sin opciones) demasiado explicativos. No es algo que el juego esconda: de hecho, empieza con un opening y las cinemáticas se desarrollan en viñetas animadas.
Un combate accesible que apuesta por la espectacularidad
El sistema de combate de Scarlet Nexus es el propio de un hack ‘n’ slash, pero en lugar de centrarse en los combos complejos como se podría esperar de un Devil May Cry o de un juego de PlatinumGames, aquí tienen mucho peso mecánicas extraídas del RPG de acción y se apuesta, sobre todo, por la espectacularidad en pantalla, constantemente llena de efectos, de luces y de colores.
No falta profundidad, eso sí, y de hecho hay tantos sistemas que el juego peca de un exceso de tutoriales en los primeros momentos. Tanto Yuito como Kasane comparten el mismo poder, la telequinesis, por lo que sus capacidades son muy parecidas, aunque en el segundo caso nos ha parecido más ágil y menos contundente. Hay un botón de ataque estándar y otro de ataque fuerte (a distancia para Kasane), y este último rellena la barra de los poderes telequinéticos. Con ellos podemos coger cualquier cosa del escenario, como postes, coches o cajas, para lanzárselas a los enemigos; algunos ítems más pesados requieren pulsar durante más tiempo los gatillos, pero desatan un contundente QTE.
Con esta base se desarrolla un combate donde constantemente estamos mezclando ataques débiles con el lanzamiento de objetos, que permite continuar el combo en el suelo o en el aire, y con la ejecución de ataques fuertes, que concluyen el combo. Y por supuesto, esquivando, muy útil para responder con un contundente contraataque a los enemigos estándar e imprescindible para sobrevivir (aunque las pociones abundan) contra los jefes finales, muy espectaculares, pero bastante fáciles.
La variedad de enemigos, cada uno con sus patrones de ataque y sus afinidades y debilidades elementales, es bastante alta por el momento. Será necesario usar correctamente los poderes de nuestros compañeros de escuadrón de hasta cuatro personajes, a quienes también podemos asignar comportamientos preestablecidos. Por poner varios ejemplos, hay unos enemigos que se hacen invisibles, por lo que tenemos que activar un poder de un personaje concreto para poder verlos; a otros les afecta la electricidad, un tipo de magia que también hace más daño general; y otro poder nos permite hacernos invisibles y colocarnos detrás de los enemigos para hacerle un poderoso ataque cargado. Algunos adversarios también nos lanzarán aceite que nos ralentizará, emitirán una niebla que nos impida ver a más de dos palmos o nos impedirán movernos al electrificarnos.
Con todo esto, nos queda la impresión de que apenas hemos tocado la superficie del sistema de combate. Por un lado, porque apenas hemos podido (ni necesitado) trastear con el sistema de equipamiento ni con el de ítems consumibles, y por otro, porque el árbol de habilidades esconde muchas de las opciones, algunas muy básicas como el doble salto y el contraataque, y otras más destinadas a la potenciación de los poderes o de encadenar combos. Además, los acompañantes de las misiones irán ofreciendo más magias que usar conforme avancemos nuestra relación con ellos.
Un mundo muy atractivo, pero muy lineal
Aunque hay pequeños encargos repartidos por el mundo para realizar durante las misiones principales, la estructura de Scarlet Nexus es lineal: pasamos de escena cinematográfica (la mayor parte de ellas en viñetas animadas con doblaje al japonés y al inglés) a la mazmorra en cuestión, de ahí a la ciudad y de nuevo al principio. La linealidad estructural no es algo malo, ni mucho menos, en un RPG de acción centrado en la narrativa, pero sí lo es la linealidad de esas mazmorras. Aparte de tener un diseño muy plano, no se incentiva la exploración: se pasa de arena de combate a arena de combate, con algún camino alternativo para conseguir una poción o algún ítem; nada interesante. La ciudad también es muy estática y no demasiado grande (al menos en esta demo), y sirve más bien como un hub si no queremos usar el viaje rápido y para conseguir encargos secundarios de ciertos personajes.
Entre misión y misión visitaremos el hideout. Allí los personajes que nos han acompañado en la anterior misión descansan, pudiendo hablar con ellos; por cierto, constantemente estaremos recibiendo mensajes de texto de distintos personajes que ahondan en su forma de ser o en detalles más o menos importantes del contexto argumental. Aquí es donde entran las bonding missions, a las que accedemos a veces charlando con personajes en el escondite y otras veces mediante los mencionados mensajes. Se trata de misiones que profundizan en la relación entre el o la protagonista y ese personaje: a veces son secciones jugables y otras simplemente escenas narrativas. Sea como sea, fortalecer estos lazos será importante porque se desbloquearán nuevos poderes para esos personajes que podremos usar en las batallas.
Al principio hemos mencionado que podemos jugar tanto con Yuito como con Kasane, pero la historia de ambos no es exactamente la misma, sino que son tramas paralelas que obligarán a pasarse el juego con ambos personajes. Sí, ambos son nuevos reclutas de la FSA y pasarán por las mismas zonas a lo largo de la trama, pero sus amigos son otros, sus compañeros de escuadrón son diferentes y sus historias personales varían. Las dos tramas están muy entrelazadas, por lo que jugar con uno y otro nos permitirá observar los mismos acontecimientos desde un punto de vista distinto, conocer más a personajes que en la otra trama aparecen de pasada y aprender detalles del contexto argumental que se omiten en cada parte de la historia. Juzgando solo las tres horas que hemos jugado de cada personaje, la idea está muy bien ejecutada.
Una estética con mucha personalidad
Scarlet Nexus luce y se mueve bastante bien (nosotros hemos probado la versión de PC a 4K a través de la nube), pero destaca por su apartado artístico. Los diseños de algunos personajes secundarios son geniales, la ciudad se percibe densa y llena de vida aunque realmente sea bastante estática, y el diseño de los enemigos nos ha maravillado por su extrañeza y sus movimientos erráticos. Todo ello se rodea de música que toca géneros muy distintos, desde el lo-fi hip hop que suena mientras recorremos las calles de Seoh hasta el jazz mezclado con electrónica de una ciudad abandonada.
En definitiva, Scarlet Nexus, en este primer contacto, nos ha dejado con muchas ganas de más: de aprender los pormenores de su mundo, de conocer mejor a algunos de los personajes más interesantes, de ver más enemigos con diseños absolutamente geniales y de avanzar en una trama que promete tener giros de guión a mansalva. Está por ver cuánto se puede profundizar en su sistema de combate o si no se hará pesado lo de las historias paralelas, pero nosotros ya hemos marcado en rojo el 25 de junio en el calendario.
Hemos realizado estas impresiones tras probar el juego a través de la nube gracias un evento organizado por Bandai Namco.