¿Qué diferencia a The Beatles: Rock Band de otro juego de la serie? Harmonix y MTV están convencidos de que tiene un carisma especial que atraerá a aficionados al grupo británico, aunque nunca antes hayan jugado, y confían en que podrán compartir horas de juego con gente joven que no sepa ni quiénes eran los cuatro fantásticos de Liverpool.
A la hora de probar el juego para esta toma de contacto decidimos poner a prueba esa teoría y elegir un cuarteto heterogéneo: José Luis, jugador diario de todo tipo de géneros de más de 30 años; Ainhoa, de menos de 20 años jugadora habitual; Lola, de más de 30 años y cuya única experiencia con un mando se limita a un par de horas con Viva Piñata, aunque sí conoce la teoría en calidad de traductora, y Sara, periodista especializada de videojuegos autora de estas líneas, de mas de 30 años.
Los cuatro estuvimos en las oficinas de Electronic Arts durante más de una hora probando las canciones disponibles en la demo cambiando de instrumento para poder jugar con todos: batería, bajo, guitarra y micrófono, todos reproducciones de los que tocaban Los Beatles.
No pudimos probar ni el modo historia ni el entrenamiento, así que para animarnos empezamos por ver, una vez más, la extraordinaria intro del juego.
De un poco de prevención inicial a sentirnos cómodos en cuatro canciones
Durante toda la prueba pusimos el modo sin fallos, una de las grandes novedades del título, pensada para estas ocasiones en las que se trata de pasar un rato sin pensar en cómo estás jugando. José Luis se atreve con la batería, Sara a la guitarra y Lola toma el bajo. Ainhoa aún no había llegado. Tocamos I Want to Hold Your Hand, el tema más fácil. Todos optamos por tocar en fácil, hasta ver por dónde respira el juego. Basta esta canción para hacernos sentir cómodos. Lola hace un porcentaje del 17 por ciento. Nada mal, teniendo en cuenta que durante el tema le han estado explicando cómo se juega.
Su progresión es asombrosa; en el segundo tema, Here Comes The Sun, llega al 35 por ciento y cuando como tercer tema volvemos a I Want To Hold Your Hand el porcentaje llega al 57 por ciento. A estas alturas ya estamos los cuatro y nos sentimos totalmente cómodos; casi todos hemos subido la dificultad y Lola se siente lo suficientemente segura como para probar con la guitarra. Con Octopus Garden llega a un porcentaje del 65 por ciento apenas media hora después de haber visto la intro del juego que la ha terminado de convencer para participar en el experimento.
Todos vamos rotando por los instrumentos; sorprendentemente, el micrófono es el que más se resiste cuando cantas los coros, porque tienes que hacer diferentes voces y parece que la práctica será necesaria. Aun así, Ainhoa consigue en el mismo Octopus Garden antes mencionado un 91 por ciento en el micro sin haber oído nunca el tema. Durante la canción hay tramos de guía de micro que aparecen con unos círculos psicodélicos que te indican que puedes cantar libremente.
Para las últimas canciones subimos la apuesta a las canciones más complicadas, como Get Back. En una hora hemos logrado el ambiente que Harmonix y MTV proclaman. Lola, la más ajena a los videojuegos, se siente ahora tan confiada que prueba con la algo intimidatoria batería. Los demás podríamos estar horas y horas. Estamos todos tan animados que se unen Igor Vicente, de prensa de EA, e Israel Navas, responsable de comunidad, para ver cómo es jugar seis personas a la vez.
Acuerdo sobre la estética del juego y el atractivo generalizado
Hasta aquí lo que sucedió, pero ¿cómo lo percibió cada uno? Todos coincidimos en que la estética del juego es extraordinaria y le concede un aire totalmente especial. Las canciones de Los Beatles son incombustibles y universales; Harmonix ha conseguido captar el ambiente libérrimo y psicodélico de los 70 y lo ha readaptado a los tiempos actuales trasladando su esencia. Debo reconocer que al principio pensé que en algún momento el experimento no saldría bien y al cuarto de hora estaríamos aburridos, pero el encanto de este tipo de juegos musicales no sólo se mantiene incólume sino que en The Beatles: Rock Band se ha acrecentado por el cuidado puesto en el desarrollo.
Otro detalle que hay que destacar es lo fácil que resulta moverse por los menús y personalizar la experiencia; nunca fue más fácil cambiar el instrumento de zurdo a diestro, y tuvimos que hacerlo constantemente porque la mitad éramos zurdos y la mitad diestros. "Los instrumentos reales son muy diferentes para zurdos y para diestros, pero aquí se cambia en un momento", dice José Luis, quien reconoce que no es fan del grupo y sólo había oído las canciones más conocidas.
Ainhoa se entregó al título: "si lo jugase, lo haría vestida de Beatle". Donde más jugó es con el micro: "no conocía las canciones, pero es muy fácil. Te pone el momento exacto, lo señala muy bien. Es divertido". ¿Qué tal la experiencia de jugar con gente bastante mayor que tú que te saca en algún caso 20 años? "Te animan más. Yo conozco lo básico de Los Beatles, pero jugar con gente que conoce su trayectoria te da ánimos". Lola tiene sobre este punto una opinión parecida: "puede ser para gente de todas las edades, porque a ella le gusta por una cosa y a mí por otra".
Tal vez después de este rato Lola se haya convertido en una neófita de los videojuegos: "Se puede evolucionar rápido. Eso es lo que me alegra. Yo me aburro con los juegos porque cuando te equivocas mucho con algo no te apetece seguir, pero parece que permite un nivel al que cualquiera puede jugar". Es algo que no había conseguido ni Wii. En esta opinión parece decisiva la presencia de Los Beatles: "A lo mejor me pones Queen y también me parece muy divertido, pero está clarísimo que está muy bien que sean canciones de Los Beatles".
Cuando le pregunto qué instrumento le ha gustado más se ríe: "El bajo, es el más fácil. La batería me resultó un poco complicada. Supongo que no tengo mucha coordinación entre las dos manos, aparte del pedal, que es otra cosa más".
Sin duda, el modo sin fallos no tiene fallos.
The Beatles: Rock Band saldrá a la venta distribuido por Electronic Arts para 360, PS3 y Wii el nueve de septiembre de 2009.