Con un giro de tuerca más a sus espaldas, la nueva incursión de Sam Fisher nos transporta hacia una lucha por la supervivencia en la que deberemos indagar parar destapar toda una corrupta verdad. Desarrollado por Ubisoft Montreal, esta nueva entrega de la famosa saga de sigilo y acción promete alzar su jugabilidad un peldaño más por encima de lo visto, presentando una serie de novedades en su concepción, y sumergiéndonos en una huída por demostrar nuestra propia inocencia.
Esta vez, la tecnología y los recursos que en su día ayudaron a resolver numerosos conflictos se tornan hostiles.
Cruda realidad
Dejando a un lado los arcos argumentales a dos bandas que pudimos experimentar en Double Agent, lo cierto es que Splinter Cell: Conviction sitúa al jugador en la piel de un Sam Fisher que verá como la infiltración sigilosa da paso a frenéticos combates a plena luz del día. Así pues, nuestro héroe (algo más maduro y curtido) regresará a la organización secreta NSA, alertado por los diversos problemas de una antigua compañera de trabajo, todo ello en un punto inicial donde la trama nos dejará entrever como los turbios negocios que se ciernen sobre la organización a la que antaño representábamos son cada vez mayores.De esta forma, las traicioneras intenciones de los que se suponían nuestros aliados pronto darán un peligroso giro, desatando toda una operación de búsqueda y captura en la que se pondrá precio a nuestra cabeza.
Mención especial entorno a la magnitud de los hechos que llegarán a desencadenarse, llegando incluso a involucrar a todo el país y sus altos mandos en las contundentes medidas con el único fin de darnos caza.
Distinta mecánica
Quizás, y como motivo del considerable giro en cuanto al planteamiento argumental en la historia, lo cierto es que Splinter Cell: Conviction potencia los enfrentamientos abiertos contra multitud de enemigos por encima del sigilo y la infiltración al que tan acostumbrados estamos en esta saga. Ahora, nuestras misiones transcurren a plena luz del día, en una urbe repleta de ciudadanos que se entretienen en sus quehaceres habituales, y mermando lo suficiente nuestras oportunidades de escondernos en la oscuridad del entorno. Y es que al fin y al cabo, dichos cambios justifican el nuevo planteamiento jugable, dando lugar a una mecánica que dista notablemente de lo conocido en la serie, adaptándose a la perfección sobre el nuevo cometido que nos tocará afrontar.Con ello, nuestro eficaz arsenal de precisión milimétrica supondrá un vago recuerdo, privándonos de cualquier tipo de armas de fuego en la práctica totalidad de los inicios en nuestras misiones. Mezclándonos entre la multitud, deberemos huir constantemente a medida que indagamos en los sucesos y luchamos por demostrar nuestra inocencia.
En este sentido, como si un arma de doble filo se tratara, los ciudadanos que continuarán su vida a nuestro alrededor supondrán un camuflaje perfecto para pasar inadvertido en distintos edificios oficiales y emplazamientos con vigilancia elevada. Y decimos de doble filo, puesto que en el caso de ser descubiertos o comportarnos de manera extraña, los civiles no dudarán ni un segundo en alertar a las autoridades, reducirnos, o simplemente retarnos verbalmente frente a nuestras acciones. Será aquí pues, donde la tónica de ser descubiertos (algo que complicaba las cosas en demasía en los anteriores Splinter Cell) dará paso al gran componente de enfrentamiento directo sobre entornos abiertos.
Los rifles y demás ítems que tanto empleamos anteriormente darán paso a nuestra pericia a la hora de usar todo el mobiliario en contra de nuestros enemigos, teniendo a nuestra disposición toda una serie de utensilios que variarán su peso y consistencia a la hora de ejercer más o menos daño sobre el objetivo. Con esto, podremos abatir toda presencia hostil a base de lanzar sillas, mesas, botellas, y diversos objetos del entorno, así como jugar con éste reventando barriles explosivos y obstaculizando el paso a nuestros rivales. Además, la fuerza física cobrará un mayor protagonismo, dotando a Sam de mucho más ímpetu a la hora de inmovilizar a los enemigos contra el suelo o noquearlos con puñetazos o patadas.
Difícil de obviar, el genial Assassin’s Creed impregna parte de su espíritu en este Splinter Cell: Conviction, siendo ambos completamente distintos en sus ambientes, pero sumamente parecidos en la resolución de muchas de las situaciones de confusión al vernos acorralados por numerosos oponentes. Ahora bien, y aunque reducidos en número, los resquicios de la perfecta oscuridad para zafarnos a la vista de los agentes seguirán haciendo acto de presencia, siempre con un menor porcentaje sobre las refriegas abiertas.
En cuanto al apartado técnico, y por lo que pudimos ver en la pasada demostración del título, la atmósfera promete llevar a la saga un escalón mas allá, con una interacción pasmosa que dará lugar a situaciones de lo más verídicas. Por su parte, los ciudadanos harán gala de una inteligencia artificial cercana a la realidad, forjando unos escenarios sumamente vivos, repletos de detalles y con un sinfín de posibilidades a la hora de jugar con todo aquello que nos rodea.
Musicalmente hablando, Groove Addicts (quien agrupa diversos compositores de activa participación en el mundo del cine) se encargará de mezclar todo tipo de melodías en las que la electrónica y la orquesta clásica casarán a la perfección, sumándose al imponente trabajo que denotará el apartado técnico.
El contundente cambio de concepción jugable llevado a cabo por Ubisoft abre nuevos caminos para disfrutar de una entrega más de esta excelente serie. Con un veterano Sam Fisher que debe amoldarse a su poco agradable circunstancia, Splinter Cell: Conviction promete transportarnos por un vertiginoso viaje con una verdad por revelar, de numerosos vuelcos en la historia que se nos irá desgranando, y con una condición de fugitivos a nuestras espaldas que nos acompañará a lo largo y ancho de la aventura. Este año, el cazador se convierte en cazado.