Uno de los títulos más polémicos de los últimos tiempos (Manhunt 2 aparte) da el salto de generación a Xbox360 y Wii. Es hora de volver a la Academia Bullworth por la puerta grande.
La dura vida del estudiante
Bully, o Canis Canem Edit (título del juego que Rockstar utilizó en algunas regiones para evitar levantar ampollas) es una de esas polémicas producciones que, para bien o para mal, van acompañadas de un gran revuelo mediático. En este caso, la salida de una aventura que trata el tema del abuso y la violencia escolar supuso numerosas críticas y alguna que otra prohibición de lanzamiento en países, no obstante, la compañía vio recompensado su esfuerzo cuando a finales de 2007 la Writers' Guild of Great Britain Awards premió a Bully con el mejor guión de videojuego del año y demostró que parte del revuelo originado antes de la salida al mercado había sido infundado. El juego obtuvo una buena recepción por parte de la crítica y de los usuarios, añadiendo otro éxito polémico al número de lanzamientos de Rockstar, pero no el último, tras los problemas originados con Manhunt 2.Bully está ambientado en un colegio reformatorio y ofrece el punto de vista de un joven problemático, sin adulterar una realidad que existe en este tipo de centros, evitando tomar como objetivo principal el acoso escolar gratuito y la violencia extrema.
El juego comienza con la llegada del protagonista Jimmy Hopkins a la Academia Bullworth tras su paso por diferentes colegios en los cuales ha sido expulsado; su misión es sobrevivir en el lugar de la mejor forma posible, tanto al horario lectivo como al peligroso mundo fuera del aula alejado de los profesores, donde el más fuerte impone sus normas.
Durante la estancia compartiremos techo con varios de los grupos sociales que se suelen formar en este tipo de lugares, aunque llevados de forma paródica para identificarlos fácilmente: los indefensos pero hábiles empollones, los abusones sin contemplaciones, los pijos, los macarras y los fuertes atletas, y por encima de ellos, las figuras de autoridad como monitores y el director del centro. La academia y parte de sus alrededores nos mantendrán ocupados durante la estancia en el lugar a través de la historia exigiendo momentos de exploración, pelea y una serie de pruebas variadas que hacen de Bully un juego tremendamente entretenido que no cae en la repetición.
El desarrollo en forma de misiones va describiendo lo que es la vida de Hopkins en el lugar, diferenciando bien entre clases y tiempo de ocio según el horario, pero sin ser muy estricto. Tras el principio que actúa como pequeño tutorial, el juego ofrece bastante libertad para incluso saltarnos clases (dos horas al día), aunque ir a estudiar tampoco es mala opción, pues consisten en minijuegos variados (ampliados en las nuevas versiones con cuatro clases inéditas en la versión PlayStation 2: biología, música, matemáticas y geografía) que mejoran nuestras habilidades en la academia.
Tal es el caso de las clases de gimnasia, con las que aprendemos nuevos movimientos de lucha, de inglés, para mejorar nuestra oratoria y la relación con personajes, o la química, para prácticos inventos. Fuera del aula, el objetivo principal es entablar relaciones sociales (tanto positivas como negativas) hacia el resto de grupos, como por ejemplo, burlarnos y gastar novatadas, hacer amigos (con la sana intención de conseguir guardaespaldas) o incluso novias. Al total de misiones se suman esta vez ocho nuevas, y como extras, nuevos ítems, premios y ropas para el joven protagonista. Completar los estudios tiene como recompensa, además de mejorar nuestro nivel de vida en la academia gracias a los conocimientos, disponer de más tiempo libre para completar las misiones.
En la dura estancia en la academia, Hopkins necesitará echar mano de sus puños en más de una ocasión, y si hace falta, de algún que otro arma (hablamos de tirachinas, petardos y elementos similares, no existen las armas blancas o de fuego en el recinto), para lo que el sencillo sistema de combate se basa en un botón de ataque, otro de agarre y uno de defensa. A esta base podremos ir sumando los movimientos aprendidos en las clases de educación física, recalcando que en Bully, no hay violencia extrema ni muertes.
Además de las citadas novedades que amplían las horas juego, encontramos unos interesantes modos para dos jugadores en la misma consola, y unas mejoras gráficas que alcanzan un mayor protagonismo en la versión Xbox360. Así, la consola de Microsoft dispondrá, sistema de logros aparte, de una mayor resolución que en PlayStation 2 y Wii, y un lavado de cara en las texturas e iluminación, aunque no estamos hablando de una remake, tan solo de una pequeña actualización que denota el origen del título original, que tampoco se encuentra entre lo más vistoso de los 128 bits de la vieja consola de Sony, y por tanto, con modelados que no puede competir con el nivel medio actual de la nueva generación. A pesar de ello, Bully: Scholarship Edition mantiene una estética que no busca el realismo ni la crudeza visual, de modo que la mayor parte de su encanto aún se mantiene intacto. La buena ambientación, gracias a la banda sonora y el trabajo de las voces (en inglés) completan el apartado audiovisual.
No obstante, la gran diversión otorgada por este "hermano menor" de la saga madre de Rockstar, Grand Theft Auto, sigue siendo su mayor fuerte y la propuesta se mantiene original, fresca, y quizá, polémica. Los extras prometen ofrecer unas cuantas horas más de aventura en la Academia Bullworth, y toda historia gamberra para aquellos que no disfrutaron en su momento de Canis Canem Edit en PlayStation 2. Las versiones para Wii y Xbox360 tienen fecha prevista para principios de marzo.