Teníamos muchas ganas de probar Hyrule Warriors: La era del destierro, y ya hemos tenido la oportunidad de hacerlo. Ha sido a través de una misión centrada en los primeros compases del título, con el nombre de "Sabiduría Preservada" que nos coloca en el lugar de Zelda, Mineru y el Rey Rauru para descubrir qué está ocurriendo en Hyrule. Como sabéis, se trata de una entrega importante a nivel narrativo, puesto que nos cuenta cómo se produjo la invasión de Ganondorf y completa la historia de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom, con la princesa tratando de volver a su época original.
Podemos constatar a través de esta pequeña porción jugable que hay una importante presencia de la narrativa, algo que nos ha gustado mucho, además de una caracterización formidable por parte de todos y cada uno de los protagonistas.
Además, todo está completamente localizado al español, incluyendo voces (que son por supuesto las mismas que encontramos en Tears of the Kingdom). Así que por valores de producción ya es un juego que nos ha convencido a los pocos minutos: está realmente cuidado.
Zelda y la historia oculta de Tears of the Kingdom
Hyrule Warriors: La era del destierro es por tanto una ocasión ideal para profundizar en el trasfondo de lo que ocurrió en la conocida como Guerra del Destierro. Sobre esto podremos ahondar más en nuestro análisis, pero de momento vamos a centrarnos en la experiencia que obtuvimos en esta demostración en particular, en que Zelda y compañía descienden a las áreas subterráneas de Hyrule para tratar de encontrar explicación a los misteriosos sucesos que están ocurriendo.
Se trata de una sección muy oscura, y avanzamos en todo momento con el apoyo de una linterna. Los diálogos entre los personajes se suceden mientras caminamos por el lugar, sorprendiéndonos con una ambientación realmente conseguida. Parece una de las partes más narrativas del juego, pero no tardamos mucho en ponernos a luchar. Como bien sabéis, esto es un musou, y como tal comenzamos a despachar a los primeros enemigos que interrumpen nuestro paso.
El esquema es sencillo, pero al mismo tiempo profundo. Los combos varían dependiendo del orden en que presionamos el ataque rápido y fuerte, pero luego hay un montón de elementos complementarios que añaden profundidad. Cuando atacamos lo suficiente, un indicador se va rellenando para permitirnos hacer una ofensiva devastadora. Luego tenemos la oportunidad de esquivar en el momento exacto, ralentizar el tiempo y aprovechar el momento para atizar a los rivales.
Esto ya lo conocéis de Hyrule Warriors: La era del cataclismo, pero lo importante en esta entrega está en lo que lo diferencia. Por ejemplo, en esta sección descubrimos la importancia que se otorga a los artilugios zonnan, una tribu con fuerte presencia en los últimos juegos de la saga. Estos dispositivos se integran en la jugabilidad para que podamos usarlos en combate, como el igneocéfalo, que escupe fuego con alto impacto con los enemigos. Aparte descubrimos unas contundentes bombas con temporizador. Solo hay una contrapartida, y es que estos artilugios consumen batería, con lo cual no tienen un uso ilimitado.
Nos ha encantado esta integración, porque conecta directamente con la jugabilidad de Zelda: Tears of the Kingdom. La presencia de gólems como enemigos es otra conexión con el juego original, presentados en forma muy variadas. Por cierto, Zelda como combatiente resulta fulminante con su enorme poder mágico y ataques a corta-media distancia: es muy satisfactorio manejarla, aunque el resto de personajes que hemos manejado no se quedan atrás.
Mineru es uno de los personajes más peculiares, porque hace uso de la tecnología zonnan para invocar distintos tipos de construcciones que se convierten en poderosos ataques. De hecho, cuando se desplaza por el escenario lo hace a través de un vehículo de su propia invención. También pudimos controlar a Rauru, que posee un esquema más cuerpo a cuerpo, aunque apoyado en poderes mágicos. Todos ellos se pueden alternar en cualquier momento de la contienda para dar variedad al planteamiento, e incluso hay instantes en que así se requiere para realizar alguna acción especial.
El esquema de las misiones es el que podíamos esperar de un musou. En esta misión había un mapa y debíamos avanzar acabando con las distintas posiciones enemigas. Hay determinados objetivos, como vencer a unos tenientes gólem, o eventos como luchar contra un Petrarok o un enorme cíclope con forma de sapo. En este caso, podíamos asestar golpes como de costumbre, pero además aprovechar determinados momentos para subirnos a lo alto y atacar sus puntos débiles.
También descubrimos a través de este enfrentamiento otro de los elementos más sorprendentes de esta entrega. Hay situaciones en que los combatientes pueden colaborar y hacer ataques combinados. Apretando el gatillo L se pueden invocar estas colaboraciones, que en el caso de Zelda y Mineru es muy sorprendente al permitirnos manejar un gólem al más puro estilo mecha para asestar duros golpes al enemigo. Otra vez, es una acción temporal que, no obstante, otorga una muy bienvenida variedad al conjunto.
Un aspecto interesante del mapa que jugamos es que estaba diseñado para dar órdenes a nuestros aliados, asignándoles distintos puntos del mapa para investigar una serie de localizaciones. Pero más allá de esto, la jugabilidad es la que conocéis: encontrarte con decenas de enemigos en pantalla para reventarlos. Y os podemos asegurar que es un proceso muy satisfactorio, más cuando comprobamos lo bien que se movía, sobre todo en modo televisor (una auténtica gozada la suavidad conseguida).
No hemos percibido el menor atisbo de ralentización, y los gráficos nos han resultado notablemente más definidos que en Hyrule Warriors: La era del cataclismo para Nintendo Switch. El poder superior de Nintendo Switch 2 permite un mayor grado de detalle y optimización en términos de frame-rate. Los resultados en modo portátil no nos han resultado tan buenos (aunque sí positivos), pero también tenemos que probar el juego en más niveles y situaciones para hablar con total seguridad.
La misión acabó con el enfrentamiento contra un gólem cúbico, con dos etapas de combate. Nos resultó muy satisfactoria esta prueba, corta pero intensa y creemos que representativa de lo que puede ser el producto final. Si es así, buenas noticias, porque puede que nos encontremos ante una evolución significativa con respecto a lo que vimos en el último Hyrule Warriors. Dentro de poco os lo podremos contar en nuestro análisis.
Hemos realizado estas impresiones mediante una demostración jugable que hemos jugado en las oficinas de Nintendo España.