Si hay algo que tenemos que reconocerle a Level-5 es la personalidad tan marcada que tienen todas sus producciones. Basta con jugar apenas cinco minutos a un juego desarrollado por ellos para reconocer el sello de la compañía, algo de lo que muy pocos estudios pueden presumir. Por supuesto, Snack World: De mazmorra en mazmorra - Edición Oro no es la excepción a esta norma y las casi diez horas que llevamos con él nos han dejado bien claro que, aunque dista de ser su mejor obra, mantiene todo el encanto intacto que podríamos esperar de un título de los creadores de Ni No Kuni.
Gameplay comentado
Un mundo de auténtica locura
Así pues, nos encontramos ante una aventura de rol, acción y exploración de mazmorras que nos lleva a un disparatado mundo en el que todos los personajes son conscientes de que forman parte de un videojuego (aunque lo intentan ocultar sin demasiado éxito para no romper la inmersión del jugador) y en el que el humor es el gran protagonista.
El comienzo os sonará bastante, pues encarnaremos a un guerrero amnésico que llega sin saber cómo al reino de Tutti Frutti, donde es acogido por sus habitantes a cambio de que les ayude con sus problemas, dándonos la excusa perfecta para que aceptemos infinidad de misiones y nos adentremos en una gran variedad de mazmorras.
Evidentemente, esto acaba desembocando en todo tipo de absurdas empresas que van desde batear yetis para mandarlos de vuelta a casa con un home run hasta buscar una escatológica crema para la piel con la que la princesa de turno se ha encaprichado. Las situaciones que viviremos y el desarrollo que tienen los diálogos son una verdadera chifladura, algo que nos encanta y que ha hecho que hayamos soltado más de una carcajada con ciertos chistes que nos han pillado con la guardia baja.
Se trata de un juego que no se toma nada en serio y que parodia constantemente a otros videojuegos, al mundo del cine, la literatura, la cultura pop, etcétera. No deja títere con cabeza y aunque sabemos que el humor es algo muy subjetivo y personal de cada uno, al menos a nosotros nos ha convencido este mundo de locos y el ambiente festivo y despreocupado que se respira en todo momento. ¿Y la historia? Nosotros seguimos buscándola, pero tampoco la echamos en falta, ya que esto es más parecido a una sitcom que a cualquier otra cosa.
De mazmorra en mazmorra
Centrándonos ya en lo que es su jugabilidad, decir que nos encontramos ante un dungeon crawler muy tradicional en el que deberemos crearnos un personaje y adentrarnos en mazmorras generadas aleatoriamente para cumplir misiones y saquear sus tesoros. Evidentemente, el objetivo aquí es subir de nivel y mejorar nuestro equipo para hacernos más fuertes, ya que esto es lo que nos permitirá afrontar los desafíos más complicados.
Esta es una dinámica que se repite constantemente durante toda la aventura, algo que empieza a pasarle factura mucho antes de lo que nos hubiese gustado. De hecho, es en el "mazmorreo", el que debería haber sido el punto fuerte del juego, donde más sentimos que falla, ya que no es capaz de mantener el interés vivo por la extrema simplicidad de su sistema de combate y la nula variedad de la que hacen gala sus calabozos. Pero vayamos por partes.
Por un lado, decir que las batallas son en tiempo real y que nuestras acciones en ellas se limitan a atacar, bloquear, esquivar, cambiar de arma e invocar snacks. La ofensiva no tiene mucho misterio y por lo general nos limitaremos a aporrear el botón de ataque básico para encadenar golpes, pulsando esporádicamente el del movimiento especial del arma (esto las desgasta muchísimo, así que no podemos abusar de ellos) y desatando su técnica definitiva cuando consigamos cargarla.
Para darle un poco más de profundidad a algo tan básico como lo que hemos descrito, cada arma tiene unas propiedades especiales que las hacen más efectivas contra ciertos tipos de enemigos, algo para lo que se tienen en cuenta su clase, color y elementos, por lo que cambiar entre ellas se convierte en algo indispensable para machacar con soltura a nuestros rivales. Un detalle interesante es que todo está muy automatizado, así que os bastará con pulsar el botón correspondiente para cambiar al arma que sea más efectiva contra el monstruo al que os estéis enfrentando.
Sobre los snacks, son criaturas y personajes que podemos invocar al campo de batalla para que formen parte de nuestro grupo principal, aunque también podemos tener algunos en la reserva para llamarlos y controlarlos temporalmente, algo a lo que, de momento, no le hemos dado casi ningún uso, ya que no lo hemos necesitado.
Nuestra experiencia hasta el tercer capítulo de la historia principal se ha limitado a machacar botones cambiando de arma cada vez que nos indican que tenemos otra mejor para laminar al rival de turno mientras esquivamos las zonas donde nos señalan que van a afectar los ataques de los enemigos. El problema es que no estamos notando ningún tipo de evolución en las mecánicas ni en los comportamientos de nuestros adversarios, por lo que el aburrimiento y la monotonía ya están haciendo acto de presencia.
Este es un problema que se ve agravado por las nulas diferencias que hay entre unas mazmorras y otras, más allá del lógico cambio visual. Como en otros juegos similares, en ellas deberemos buscar las escaleras que nos lleven al siguiente piso en un laberinto de pasillos y salas repleto de trampas y enemigos, aunque a veces también tendremos que cumplir pequeñas tareas, como activar una serie de interruptores, dar con la llave de turno que nos abra esa puerta que bloquea nuestro camino o huir de la misma muerte mientras nos persigue por todas partes para darnos caza.
Todos estos elementos, así como otras sorpresas que preferimos guardarnos, ayudan a darle algo de variedad, aunque son mecánicas que se repiten en todas las mazmorras y no son lo suficientemente numerosas como para mantener las cosas frescas durante mucho tiempo. Da igual que nos manden a un bosque o a una cueva submarina, los retos siempre serán los mismos y no se aprovechan sus temáticas para diferenciarlas ni darles un toque único, lo que es una auténtica pena.
Por suerte, las batallas contra los jefes sí que nos están gustando bastante, ya que tienen muchos ataques diferentes, se fortalecen a medida que les baja la vida, pegan duro y son muy variados, obligándonos a aprendernos sus patrones si queremos sobrevivir a ellos. Sin duda, de lo mejor de la aventura.
También hay que decir que las misiones secundarias pueden ser completadas junto a otros tres jugadores gracias a su multijugador local y online, una forma de jugar que nos ha parecido mucho más divertida, ya que el "mazmorreo" cooperativo es considerablemente más dinámico, ágil y entretenido, especialmente al jugar con amigos. De hecho, ya hemos podido disfrutar de varias partidas a través de internet y nos alegra decir que va como la seda y funciona genial.
Encantador en lo artístico
A nivel gráfico se nota que estamos ante una remasterización de un juego de Nintendo 3DS, ya que los modelados, las texturas, las animaciones y los escenarios distan mucho de explotar el potencial de la consola, pero es algo que sabe compensar con un apartado artístico que derrocha simpatía y personalidad. El diseño de los personajes y las criaturas es muy original y alocado, apostando claramente por un estilo super deformed que funciona realmente bien y que mezcla elementos de todo tipo, como armaduras medievales, ropas actuales, espadas y teléfonos móviles. Además, se ve y mueve perfectamente tanto en sobremesa como en portátil.
El sonido tampoco se queda atrás gracias a una banda sonora muy animada y de calidad que se adapta como un guante a todo lo que vemos en pantalla, ayudando a aumentar ese ambiente de locura que lo impregna todo. Es más, nos ha sorprendido comprobar que todas las canciones están dobladas al español, incluyendo una en la que nos hablan de forma muy épica sobre una de las necesidades más primarias de todo ser vivo. Hablando sobre su traducción, no queremos cerrar este texto sin aplaudir el increíble trabajo que ha realizado el equipo de localización a la hora de adaptar chistes y juegos de palabras a nuestro idioma. Tanto es así que gran parte de las risas que nos hemos echado hasta ahora se deben principalmente a esto.
Una entretenida aventura con mucho humor y encanto, pero lejos de las mejores obras de Level-5
Snack World: De mazmorra en mazmorra - Edición Oro es un juego que nos está generando muchas sensaciones contradictorias. Por un lado su alocado mundo y su sentido del humor nos están conquistando, pero por el otro nos encontramos un "mazmorreo" extremadamente básico que no evoluciona, llevándonos a un punto de saturación en el que todas nuestras aventuras se sienten exactamente iguales. Mentiríamos si os dijésemos que no tiene un "algo" especial que nos mantiene entretenidos, pero apenas hemos terminado el capítulo 3 y ya sentimos cierto agotamiento, lo que nos hace temer por lo que nos deparan las próximas horas, aunque queremos creer que será capaz de remontar. Mientras tanto, seguiremos explorando mazmorras para poder traeros nuestro veredicto final antes de que llegue a las tiendas el próximo 14 de febrero en exclusiva para Nintendo Switch.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.