Hastiados de tanto futuro, los amantes de la acción en primera persona han acogido de manera cálida el anuncio de Call of Duty: WWII, el regreso de la saga de Activision a la Segunda Guerra Mundial, al conflicto bélico que la vio nacer. Al igual que ocurrió el año pasado con Battlefield 1, a veces basta con traer de vuelta un concepto abandonado para ofrecer algo fresco, y es curioso como con una ambientación tan manida han conseguido crear un juego que en pleno 2017 se siente como nuevo.
Hace unas horas en el E3 2017 hemos podido ver un nuevo nivel de la campaña, y probar por primera vez su multijugador, y en ambos casos nos ha gustado mucho lo que propone, y no solo por volver al pasado. Cuando se presentó el juego hace un par de meses, os contamos que esta vez no habría regeneración automática de vida, una constante en la saga, y que se apostaría por algo distinto, aunque no concretaron cómo funcionaría.
Hoy hemos salido de dudas, y nos hemos llevado una sorpresa muy agradable. En Call of Duty: WWII contamos con una barra de vida, y para recuperar la salud tenemos que mirar a un médico, y darle la orden de que nos lance un botiquín, y así curarnos. Esto, que en otro juego podría ser anecdótico, en un shooter como este puede cambiar completamente nuestra manera de jugar, ya que eso de agazaparse durante unos segundos detrás de algún objeto para recuperar la salud ya no sirve.
En este Call of Duty quieren que seamos conscientes de que somos parte de una escuadra de soldados, que no podemos hacer la guerra por nuestra cuenta, y no solo mediante la narrativa, sino también a través de la jugabilidad, quieren que interactuemos con los soldados que nos acompañan en la aventura. Además del médico, había un personaje que portaba unos prismáticos, y si le dábamos la orden, marcaba a los enemigos de los alrededores, mostrándose en pantalla resaltados. Tanto la habilidad de curarnos como la de observar el entorno necesitan recargarse tras su uso, así que no podremos utilizarlas indiscriminadamente.
Otro momento de la demo que nos gustó fue una ocasión en la que teníamos que ayudar a un compañero herido, arrastrándole y poniéndole a cubierto, un imprevisto en medio de un brutal tiroteo. También nos sorprendió una situación poco habitual en un Call of Duty, en la que unos enemigos se rindieron, y podíamos decidir si lo aceptábamos o acabábamos con ellos a tiros.
Por si había alguna duda, que Call of Duty abandone las guerras futuristas no quiere decir que deje de lado la pasión por el espectáculo y las situaciones imposibles, y vimos algunos de estos momentos en la demo, que al menos han intentado que en esta ocasión sean un poco más interactivos. La manera de conseguirlo es a través de algunos QTE, que al menos nos obligarán a permanecer en tensión, y no podremos soltar el mando.
Algo de lo que más se está destacando de esta demo que se está mostrando a puerta cerrada en el E3, es su potente apartado gráfico , con unos escenarios repletos de detalles, y unas texturas más resultonas que en las últimas entregas de la saga. Quizás es porque todavía no habíamos visto la Segunda Guerra Mundial con los gráficos actuales, pero si el juego mantiene el nivel de la demo que nos han mostrado, creednos que os va a sorprender. También se agradece que hayan querido retratar esta guerra con toda su crudeza, mostrando desmembramientos, lo que proporciona algunos momentos muy impactantes.
Un multijugador con un potencial enorme
Con una fórmula tan establecida y tan buena como la del multijugador de Call of Duty, parecía que la única manera de evolucionarla era añadiendo más capas, y lo que han acabado haciendo es pervertirla. Antes de probar el multijugador por primera vez, nos esperábamos lo mismo de los últimos años, pero sin poder correr por las paredes ni dar grandes saltos y con una skin de la Segunda Guerra Mundial, y lo que nos hemos encontrado nos ha encantado.
El multijugador de WWII es sin duda algo diferente a lo ofrecido en los últimos años en la saga, y han encontrado un equilibrio perfecto para que las partidas sigan siendo dinámicas y divertidas, sin un segundo de descanso, pero sin necesidad de caer en el alocado frenetismo de las últimas entregas. No es un simulador de guerra, ni pretende parecerse a Battlefield, pero es sin duda un juego un poco más pausado. Y aquí sí que hay regeneración de vida, al contrario que en la campaña.
Que se sienta tan distinto viene propiciado por las armas, más rudimentarias que en las últimas entregas, pero paradójicamente más contundentes, y es un placer dispararlas, se sienten pesadas y rotundas, y suenan de manera excelente. Desde las más ligeras a las más pesadas, las sensaciones que transmiten no tienen nada que ver con las de los últimos Call of Duty, y por ejemplo detalles como los tiempos de recarga, más lentos, hacen que cambie el ritmo de las partidas, que queremos dejar claro que sigue siendo alto.
Jugamos un tradicional combate a muerte por equipos en Pointe du Hoc, luchando entre las trincheras, y después probamos una de las principales novedades de esta entrega, el War Mode, algo parecido al modo Conquista de la saga Battlefield, pero en unos mapas con un tamaño mucho más reducido, como es habitual en esta serie.
Primero nos tocó ser el bando que atacaba, y había que cumplir cuatro objetivos de manera consecutiva. Primero había que tomar una casa, y para ello teníamos un tiempo limitado, lo que generaba bastante tensión cuando el reloj se acercaba a su límite, tanto para el equipo que ataca como para el que defiende. Tras conseguirlo había que tomar un puente, siendo un objetivo más complicado al estar más expuestos.
Tras esto había que colocar unos explosivos en un tercer objetivo, y finalmente había que escoltar un tanque durante un camino, intentando que no lo destruyera el equipo contrario. Nos pareció genial el dinamismo y la emoción que se genera al ir cambiando estos objetivos y tener un tiempo límite para conseguirlo. Y al alzarnos con la victoria de manera no demasiado complicada en la primera partida, pensamos que quizás sea más difícil ganar si somos el equipo que tiene que defender que el que ataca.
El segundo turno nos tocó defender, y el equipo contrario no consiguió ni superar el primer objetivo, defendimos la casa con fiereza, y se les agotó el tiempo. Esto nos demostró que los desequilibrios pueden venir por la habilidad de los equipos, pero no porque defender o atacar sea más o menos difícil, o no al menos en este mapa.
Al verte inmerso en situaciones tan diferentes en una misma partida, surge de manera natural el cambiar de clase, pero ir adaptándose a las circunstancias. Por ejemplo para tomar la casa, nos vino bien usar un personaje que utilizara una escopeta, y luego en la situación del puente, era mejor una pesada ametralladora, para mantener a raya al enemigo en un espacio en el que estábamos bastante expuestos.
Es un modo de juego que no es original dentro del género, pero sí en la saga Call of Duty, que necesitaba renovar sus modalidades multijugador, que se habían quedado un tanto anquilosadas.
Una pinta estupenda
Nos ha gustado mucho lo que hemos visto y probado de este nuevo Call of Duty, tanto de la campaña como del multijugador, y estamos seguros que todos aquellos que estaban descontentos con el rumbo que había tomado la saga en los últimos años, se llevarán una sorpresa agradable cuando prueben esta nueva entrega. Esperamos que se celebre una beta para que podáis probarlo antes de su lanzamiento, y así comprobéis de primer mano qué bien le ha sentado la "nueva" ambientación. Call of Duty: WWII se pondrá a la venta el 3 de noviembre en PS4, Xbox One y PC.
Para escribir estas impresiones hemos probado el multijugador en el stand de Activision en el E3 2017, y hemos visto una demo guiada de la campaña en una de sus salas de presentaciones.