Desde que se juntaron dos excéntricos genios como Goichi Suda y Shinji Mikami para hacer un nuevo videojuego estaba claro que este no iba a ser uno más, y no hace falta más que iniciarlo y ver su presentación para comprender que estamos ante un peculiar trabajo de autor. Una obra que ha contado con total libertad creativa para incluir las mil y una locuras que se les han ocurrido a los chicos de Grasshopper Manufacture, y no solo en su argumento y diseño artístico, demencial, macabro y lleno de humor negro, sino que también cuenta con un buen diseño y resulta muy divertido, notándose la inspiración de anteriores obras de sus creadores.
Por un lado Goichi Suda, que ha firmado títulos como Killer7 y No More Heroes, por otro Shinji Mikami, el padre de la saga Resident Evil, o de un título más reciente como Vanquish. Del primero se nota su toque para crear personajes excéntricos y carismáticos, reflejados en los propios protagonistas y sobre todo, en los enemigos y jefes finales, a cada cual más sorprendente y genial.
Del segundo sin duda la jugabilidad, muy similar a la de una de sus grandes obras, Resident Evil 4, por no decir prácticamente idéntica. Pero no solo estas dos figuras están detrás de él, sino que también, para los que todavía disfrutamos de la calidad musical en los videojuegos, tenemos a Akira Yamaoka, compositor de todas las bandas sonoras de la serie Silent Hill, a la que ha dejado huérfana marchándose de Konami.
En esta alocada y peculiar historia encarnamos a García Hotspur, un cazador de demonios de fuerte carácter y bastante socarrón, que se tira todo el rato maldiciendo y soltando palabras malsonantes, muchas de ellas en español, lo que no deja de ser gracioso, y por lo que además de por su apellido, se intuye su origen latino. Tras una breve presentación en la humilla a un demonio que tiene a sus pies, y una grave advertencia por parte de este, acude al apartamento de Paula, su novia, a la que se encuentra ahorcada, y de la que acto seguido sale un demonio de su espalda. Este momento sirve de tutorial, y nos enseñan a movernos y disparar. Después de acabar con unos enemigos aparece Flemming, el que parece será nuestro mayor enemigo.
Un enorme demonio con una especie de triple cabeza que se lleva a Paula metida en sus entrañas, al infierno, por lo que García no duda ni un segundo en ir tras ella. Nada más llegar al averno conoceremos a Johnson, una peculiar y dicharachera calavera que no solo nos acompañará en toda nuestra aventura, sino que también es nuestra antorcha, pistola y cualquier otra arma en la que se va transformando, incluso convirtiéndose en moto. Aunque al principio no conocemos apenas detallas de García y de Paula, de su pasado y cómo llegaron a esta situación, en lo que hemos podido jugar poco a poco se van desvelando más detalles a través de las conversaciones mantienen García y Johnson, y la historia tiene más "chicha" de lo que puede parecer en un primer momento, y es bastante interesante. Buscaremos sin descansa a Paula por el infierno con el fin de salvarla, camino complicado ya que tendremos que luchar con todo tipo de demonios y con unas terribles visiones protagonizadas por ella –aunque muy llevaderas gracias a su sugerente lencería…-.
La acción es seguida desde una cámara en tercera persona, a la altura del hombro del protagonista, y que podemos mover a nuestro antojo. Con el gatillo izquierdo apuntamos y con el derecho disparamos, y contamos con el botón A para dar un giro de 180 grados. Nuestra arma tiene un haz de luz, el que nos sirve para apuntar a los enemigos y saber dónde les vamos a disparar. Para que os hagáis una idea, se controla como hemos dicho al principio exactamente igual que en Resident Evil 4 y 5, o también muy similar a cómo se juega en ambos Dead Space. Podemos correr y realizar movimientos de esquive lanzándonos en cualquier dirección, un control sencillo, fluido y que funciona muy bien. Si acaso en algunas ocasiones, al estar la cámara tan cercana y pasar por estancias muy estrechas, esta nos ha dado algún pequeño problema, pero nada grave.
Los enemigos son todo tipo de criaturas del averno, mezcla de demonios y zombis de aspecto indescriptible, cada vez más extraños y complicados. Aguantan muchos de nuestros disparos, por lo que es importante dispararles a la cabeza, la que les podemos reventar si acertamos de lleno. Aunque cuando comenzamos Johnson solo se transforma en una pistola, en estos dos primeros actos ya hemos conseguido –gracias a las gemas azules- que se transforme en dos armas más: una especie de escopeta y una metralleta, con una munición distinta para cada una de ellas cuanto menos peculiar: huesos, dientes o cráneos. Cuando nos estamos apuntando Johnson en vez de tener forma de arma es una antorcha, con la que también podemos realizar ataques físicos, y es que la munición no es demasiado abundante, aunque por el momento tampoco muy escasa, y disparando con un poco de criterio es complicado quedarse sin munición.
La jugabilidad no se basa solo en disparar sin más, y contiene un elemento omnipresente y muy importante: la oscuridad. Aunque las calles de este infierno suelen estar más o menos iluminadas, en ocasiones hay zonas oscuras que tenemos que alumbrar con el disparo de luz, acertando a ciertas lámparas u otros elementos.
Pero no es a esta oscuridad a la que nos referimos, sino una peor, más densa casi física, de color violeta, en la que no podemos estar demasiado tiempo ya que cada segundo que pasamos en ella desciende nuestra vitalidad. En esto momentos tenemos que buscar rápidamente unas lámparas en forma de cabra, que al usar sobre ellas el disparo de luz disipan la oscuridad. Estos momentos crean tensión y dan variedad al desarrollo, ya que tenemos que actuar rápidamente y sin pensar demasiado, y parece, que al menos en el inicio del juego, abundan.
De hecho ya avanzado el acto dos aparecen nuevos enemigos que escalan por las paredes y contaminan las lámparas disipadoras de oscuridad, que tenemos que volver iluminar a la vez estamos pendientes de acabar con estos escurridizos demonios y que no vuelvan a las andadas. Estos están recubiertos de una capa de oscuridad, como otros muchos, y para poder hacerles daños con nuestras armas primero tenemos que retirarles su manto de oscuridad, ya sea con un disparo de luz o golpeándoles con la antorcha. En ocasiones y con ciertos demonios podremos ejecutarlos una vez que les hayamos abatido, pulsando un solo botón, y otras veces cuando estemos a punto de ser abordados por la espalda, un botón surge en pantalla que si lo pulsamos a tiempo nos giraremos golpeando al enemigo, evitando que nos dañen.
Para avanzar por los escenarios, que son completamente lineales, tenemos que ir recogiendo unas llaves en forma de fresas o cerebros, que abren las puertas que tienen una horrible cabeza de bebé custodiándolas. Aunque apenas hay exploración, sí que hay como pequeños puzles o situaciones en las que tenemos que pensar un poco para poder avanzar, y que juegan siempre con la oscuridad, ya que por ejemplo, desde ella se pueden ver y disparar ciertos interruptores que de otra manera son inapreciables. Apenas hay elementos destructibles en los escenarios, solo algunas cajas y barriles que podemos romper para conseguir ítems.
Nuestra vida se recupera con bebidas alcohólicas, de varios tipos y que nos devuelven más o menos salud, y aunque las encontramos por los escenarios, también las podemos comprar en unas máquinas expendedoras de absenta. Para comprar la moneda del juego son las gemas blancas, que también podemos usar con un peculiar tendero: Christopher. Este nos vende bebidas pero también munición y gemas rojas, que escasean y son importantes. Casi siempre muy escondidas, estas nos sirven para mejorar nuestras armas o incluso aumentar la barra de salud de García. Mejorar el daño, velocidad de recarga, capacidad, todas las armas, incluida la antorcha y el disparo de luz, tienen varios huecos por mejorar, y ya que escasean estas gemas, parece que tendremos que decidir bien por qué armas apostamos, ya que no parece que vayamos a poder mejorarlas todas por igual.
El desarrollo es ameno, dinámico y adictivo; aunque no tiene ningún elemento novedoso y original en la jugabilidad, el control funciona, la acción divierte, sabe ser variado y sorprendente. Con un peculiar humor negro que impregna todo, basado en los diálogos entre García Hotspur y la calavera Johnson, que derrochan carisma y mala baba, con una lengua muy sucia y unos comentarios viperinos que son complicados de reproducir aquí, con referencias sexuales de dudoso gusto, y que es mejor que descubráis por vosotros mismos. Un humor negro con el que a lo mejor no todo el mundo conecta, que parte de su estética visual, de serie B más bien tirando a Z, con ciertos chistes burdos y zafíos, pero que funcionan de maravilla en el tono del juego.
No solo los protagonistas tienen carisma, sino que los enemigos finales también prometen, con dinámicas para vencerles de la vieja escuela, que echábamos un poco de menos. Al primero que nos enfrentamos, un demonio desquiciado con cuchillas, mientras le evitamos, tenemos que aturdirle con un disparo de luz, para después dispararle en la espalda, su punto débil. El segundo jefe es bastante más interesante, un tal George del que nos cuentan su increíble historia en un libro que nos encontramos y que si queremos podemos leer o no. Este tipo tenía un hambre insaciable, pese a lo que nunca engordaba. Un día fue tal su voracidad que se comió una armónica sin querer, y al final llegó a comerse su propio cuerpo. Y de esta guisa se nos presenta, un ser terrorífico bañado en sangre con una armónica incrustada en la boca.
Nuestro primer enfrentamiento contra él, en forma "humana", se desarrolla por un intrincado escenario lleno de puestos callejeros. Ya que no le podemos dañar directamente, tenemos que huir, hasta que nos cruzamos con unos barriles explosivos de luz, aprovechando cuando se pone a su altura para dispararlos y dejarle aturdido, momento en el que sí le podemos hacer pupa. Una vez que se recupera, arranca la cabra disipadora de oscuridad de la pared y se esconde en una de las casetas con ella, entonces nosotros tendremos que encontrarle rápidamente para volver a encender la lámpara, ya que a cada segundo desciende nuestra vitalidad. El siguiente enfrentamiento contra este ser, ya en su forma de bestia y montado a caballo, se divide en dos partes, siendo la segunda, convertido en un gigante, muy espectacular, aunque con dinámicas bastante simples y clásicas, basadas en dispararle a sus puntos débiles, unos enormes y obvios cristales rojos.
Los gráficos, técnicamente hablando, no son ninguna maravilla, utiliza el Unreal Engine de manera correcta, sin apenas defectos, a lo que ayuda que los escenarios en una gran parte de las ocasiones son reducidos y estrechos. Pero donde más brilla sin duda es en el diseño artístico, un derroche de locura, con unas situaciones y criaturas que cualquiera diría que han salido de unas mentes enfermas y perturbadas, aunque nosotros vemos mucho descaro y atrevimiento, y total libertad creativa. La ambientación es magnífica, sangre, vísceras y todo tipo de horrores, aunque el tono humorístico suaviza todo, y no llega a incomodar, y es que incluso en algún momento nos recuerda a la saga Silent Hill, en sus momentos más tétricos.
Y en relación con la serie de Konami, decir que la la música de Yamaoka es excelente, todo tipo de sonidos y ritmos en muchos casos experimentales, donde podemos escuchar desde rock hasta guitarras españolas, pasando por melodías árabes, y que en el tono loco de toda la obra le sientan como un guante.
Nos han gustado mucho los dos primeros actos de Shadows of the DAMNED, no es muy original en su planteamiento jugable pero funciona y entretiene, con una jugabilidad casi calcada por momentos a la del gran Resident Evil 4, lo que es un halago. Siempre un nuevo enemigo o excentricidad nos sorprende a la vuelta de cada esquina, y su impactante y atrevido diseño artístico, a la vez que su macabro y negro humor, en el caso de que conectes con su "rollo", te ganan de calle. Hacía tiempo que no nos topábamos en un videojuego con una pareja tan carismática como García Hotspur y la calavera Johnson, que nos han sacado ya más de una carcajada, lo que no tiene precio. Goichi Suda y Shinji Mikami en estado puro y sin complejos, una propuesta fresca y más que interesante que llegará el 21 de junio para Xbox 360 y PlayStation 3.