Durante la pasada Games Convention de Leipzig tuvimos la ocasión de disfrutar de unas cuantas partidas a la vertiente multijugador de Midnight Club: Los Angeles, el nuevo título de velocidad que prepara Rockstar, y que como ya os hemos contado en más de una ocasión, promete ser uno de los juegos más divertidos del año. Algo de lo que estábamos prácticamente seguros tras disfrutar de varias horas con el juego en solitario compitiendo en las densas calles y carreteras de Los Ángeles contra otros pilotos, o personalizando al máximo el vehículo que después luciríamos con mucho estilo. Sin embargo, fue probar el juego en línea y descubrir que esta nueva obra de Rockstar es todo un diamante en bruto.
Locura multijugador
Las carreras a toda velocidad en circuitos urbanos son una de las señas de identidad de Midnight Club. Obviamente, este tipo de eventos no podían faltar en la vertiente multijugador de esta nueva entrega de la saga que permitirá que hasta 16 jugadores compitan en diversos tipos de prueba dependiendo de las reglas que establezcamos al inicio de la partida. Así, por ejemplo, corrimos en una emocionante carrera en la que debíamos atravesar varios puntos de control siguiendo un orden establecido hasta alcanzar la meta, para seguidamente vivir otra prueba de índole similar, aunque en esta ocasión, teníamos total libertad para llegar a la meta siguiendo las rutas que nosotros decidiéramos. En ambos casos, no obstante, los piques estaban garantizados ya que a lo largo de estas pruebas fuimos capaces de adelantar a todos los contrarios en los últimos instantes gracias a un turbo bien empleado, o ver cómo en situaciones similares, un fallo tonto o el golpecito propinado por un rival nos hacía perder el control del vehículo estampándonos contra los turismos que circulaban con normalidad por las calles de la ciudad.
Aparte de estas pruebas, que como podéis comprobar son de lo más clásicas, también tuvimos ocasión de disputar otro tipo de frenéticos enfrentamientos que inmediatamente nos evocaron al divertido Midtown Madness. Y decimos esto porque aparte de correr, en muchos casos también deberemos demostrar nuestra pericia al volante esquivando a furiosos rivales que nos embestirán sin compasión en un alocado "corre que te pillo", o ser nosotros los que embistamos a los demás con el único fin de robarles la liebre que, por supuesto, deberemos mantener el máximo tiempo posible en nuestro poder.
La velocidad extrema y los giros imposibles serán una constante en este tipo de enfrentamientos que como pudimos comprobar de primera mano, satisfarán a todos los aficionados a los títulos de velocidad. No por nada, estamos ante un juego en el que irremediablemente una sonrisa nos acompañará a lo largo de este tipo de enfrentamientos, no ya solo por la satisfacción de vencer a los rivales en una emocionante carrera en los últimos compases de la misma, sino sobre todo, porque Rockstar ha sabido plantear una serie de pruebas tan divertidas y frenéticas que nadie se resistirá a recorrer las calles de Los Ángeles junto a otros amigos.
En este sentido, podremos pasear por la ciudad con total normalidad mientras el anfitrión de la partida decide el tipo de prueba que nos planteará, algo genial porque siempre tendremos algo que hacer mientras esperamos a otros usuarios. En esta fase, también tendremos que aceptar los retos que nos planteen mediante una sencilla interfaz, muy bien integrada en el juego, mientras de paso escogemos el tipo de vehículo a usar. Hecho esto, saltaremos directamente al punto de inicio de la carrera o competición.
En relación a las pruebas, como decíamos, las habrá de varios tipos, aunque en todas ellas la velocidad será una constante. Dejando al margen las más clásicas, hay que destacar la variedad de situaciones que se nos plantearán: desde intentar llevar la liebre a un punto aleatorio del escenario mientras todos los contrarios tratan de quitárnosla –además el que la lleva se mueve a menor velocidad-, a escapar de los rivales mientras acumulamos segundos de posesión del oro –gana el que más tiempo lo ha mantenido-. En este punto, hay que recalcar lo alocadas que pueden llegar a ser estas partidas, sobre todo si entran en juego las motos. Y decimos esto porque si con los automóviles podemos intentar despistar a los contrarios realizando giros bruscos o adentrándonos en angostos callejones a toda velocidad, los usuarios que sepan controlar perfectamente las motos serán capaces de esto y mucho más. Por ejemplo, mientras nuestros rivales nos perseguían -nuestra velocidad se había visto reducida por llevar el oro-, decidimos esperar a que estuvieran próximos a nuestra posición para, en el momento adecuado, frenar en seco y cambiar de sentido; algo que les descolocó por completo permitiéndonos mantener durante unos segundos más el preciado trofeo.
Eso sí, en estas batallas sobre ruedas deberemos tener en cuenta también una serie de movimientos especiales que nuestros rivales y nosotros mismos podremos usar recogiendo diversos ítems localizados en las calles de la ciudad. Gracias a éstos, podremos hacernos invisibles para sorprender a los rivales, o cegarles para dejarlos indefensos frente a nuestras embestidas por poner algunos ejemplos.
Tampoco podemos obviar la fluidez con la que se desarrollaron las partidas –en red local-, que mostraban un acabado gráfico idéntico al del título en su vertiente para un solo jugador sin ralentizarse en ningún momento; y eso que en más de una ocasión vivimos situaciones realmente caóticas. Por supuesto, está por ver qué tal se comporta el juego a través de Internet, aunque de momento, todo parece indicar que los problemas de latencia no serán protagonistas en Midnight Club: Los Angeles.
En definitiva, el nuevo juego de velocidad de Rockstar tiene todos los visos para convertirse en uno de los títulos más importantes del año. Si ya nos sorprendió su modo de juego para un solo jugador y el fantástico editor de vehículos con el que cuenta, tras jugar un par de horas a su vertiente multijugador son pocas las dudas que nos quedan. Ahora sólo nos queda esperar unas semanas para poder disfrutar de Midnight Club: Los Angeles en todo su esplendor. La espera será larga, pero seguro que habrá merecido la pena.