El género de la acción en primera persona está especialmente abarrotado en los últimos meses, pero al mismo tiempo parece coto privado de caza de tan solo unos pocos títulos, entre los que destaca Call of Duty. Tras un largo tiempo de desarrollo pero haciendo no demasiado ruido, Borderlands llegará este mes de octubre para intentar hacerse un hueco en el género con una apuesta innovadora: mezclar la dinámica de un juego de disparos con las misiones y la evolución del personaje de un juego de rol, intentando lograr un híbrido que los desarrolladores han denominado First Person RPG y que resulta fresco y original. El camino a Borderlands ha sido largo, el juego ha pasado por un cambio de planteamiento y otro de imagen y, aunque no le rodea tanta expectación como a otros títulos ni parte como "cabeza de serie" esta temporada navideña, nuestras primeras horas con esta creación de Gearbox y 2K Games nos hacen considerarlo uno de los tapados del año.
El camino de Borderlands ha sido largo, anunciado inicialmente en 2007 para un lanzamiento en 2008, que ha ido retrasándose hasta llegar a finales de este 2009 donde tendrá el honor de ser el título estrella de 2K con permiso de sus sagas deportivas. Inicialmente este juego de acción en primera persona de Gearbox comenzó siendo más tradicional, orientado únicamente a pegar tiros, con una estética entre oscura y realista, y su punto más destacado, lo que hizo que llamase la atención, era la gran variedad de armas que habría en el juego: nada más y nada menos que medio millón, pues serían generadas aleatoriamente por el propio juego. De hecho, en la demo que mostraron en su día, los desarrolladores comenzaban a crear armas de la nada, de todo tipo, desde pequeñas pistolas hasta rifles de francotirador, pasando por cualquier estado intermedio, y cada una de ellas con sus particularidades.
Esta característica es la única que se mantiene del juego original, si bien se ha modificado ligeramente para adaptarlo al nuevo carácter RPG de Borderlands. Tendremos cientos de miles de armas diferentes que comprar o encontrar, y con frecuencia estaremos recogiendo armas del suelo y viendo si son buenas o malas, guardándolas para venderlas más tarde o desechándolas para no desaprovechar inventario.
Exactamente igual que en juegos como Diablo o World of Warcraft, e incluso usando un código de colores para representar la calidad del arma y su rareza. Todas las armas son de fuego y se enmarcan en varios tipos diferentes (escopeta, ametralladora, pistola, rifle de francotirador, etc...). Esto no solo permite que haya cinco tipos de municiones unificadas, sino también que nuestro personaje vaya sumando puntos de experiencia en el manejo de cada tipo de arma, y por lo tanto mejorando su habilidad con ellas mediante el uso.
Pero comencemos por el principio: Pandora, una tierra inhóspita dejada de la mano de Dios y repleta de monstruos y de bandidos, donde tendremos que buscar un gran secreto, para lo cual habrá que cumplir las más variopintas misiones. Llegaremos a la primera ciudad del juego sin conocer a nadie, pero tras unos minutos ya tendremos la primera persona que nos encarga misiones, y a partir de ahí el sistema de juego se irá abriendo cada vez más, permitiéndonos tener a varios personajes que nos pueden encargar misiones, e incluso aceptar varias misiones a la vez y hacerlas todas al mismo tiempo si nuestros derroteros van coincidiendo con los objetivos de éstas.
El juego usa un sistema muy flexible de misiones, y éstas van desde el predecible "mata cinco enemigos" a otras más complicadas, aunque todas se resuelven igual: a base de tiros, usando nuestras armas y habilidades para acabar con los enemigos, para llegar del punto A al punto B, o para recoger un ítem en cuestión; las misiones son variadas, la historia va evolucionando, los personajes que nos vamos encontrando son divertidos y carismático, pero el juego nunca abandona la razón de ser de un shooter en primera persona, que es pegar tiros. Pero el hecho de que se enfoque como un juego de rol hace que cambien las cosas, no necesariamente para bien o para mal, pero sí que tengan un sabor nuevo.
El sistema de experiencia, la configuración del personaje, los numerosos ítems o las aventuras son elementos centrales en un juego de rol occidental, pero donde verdaderamente notamos que esto no es un Call of Duty o un Bioshock es en cómo el arma que tengamos y el nivel que hayamos alcanzado hace que nos enfrentemos con más facilidad a los enemigos. En un shooter normal los enemigos se hacen más duros o más listos a medida que nosotros nos vamos familiarizando con el sistema de juego y mejoramos nuestra puntería con el pad, pero las armas son las mismas y siempre hacen el mismo daño.
En Borderlands, en cambio, los enemigos no tienen complicadas rutinas de inteligencia artificial sino que nos atacan de forma más directa, como las hordas de Diablo, y dependiendo del arma que llevemos y del nivel que hayamos alcanzado será un suplicio acabar con ellos o un auténtico paseo. Por supuesto el juego va haciéndose más difícil y los enemigos van teniendo más recursos y más nivel, pero la sensación que transmite Borderlands cuando vamos mejorando, o cuando llevamos un arma especialmente potente, es la misma que la de juegos como Diablo o World of Warcraft, salvando las diferencias de perspectiva. Hay que apuntar, incluso hay que hacer zoom, pero a la hora de afrontar una situación lo que tendremos en cuenta será la vida que tengamos, el equipamiento que llevemos puesto y la fuerza de nuestro personaje, y no una aproximación táctica o la presencia de cobertura (que la hay, y siempre ayuda).
Este punto tan novedoso en un RPG y tan parecido, aunque con diferencias, a títulos como Fallout 3, dota a Borderlands de un elemento muy interesante, que es esa capacidad de enganchar para seguir jugando, mejorando nuestro personaje, consiguiendo armas más potentes, esa especie de círculo vicioso en el que te envuelven los mejores juegos de acción y rol hasta acabar pasando horas matando enemigos, cumpliendo misiones, con la finalidad de avanzar, claro, pero con el aliciente de esa mejora de nivel, que se combina con el flujo constante de armas de mayor potencia, mayores efectos para los enemigos y un aspecto visual cada vez más sofisticado.
Las armas, como decíamos antes, son un elemento muy importante del juego, y cada una de ellas tiene características como si de una espada o un hacha de un juego de rol se tratase: cada una tiene una capacidad de daño, un porcentaje de precisión, una cadencia de fuego y una velocidad de recarga, elementos claves para todo tipo de enfrentamiento con los enemigos, además de una serie de extras RPGeros como aumentar las posibilidades de un daño crítico, efectos secundarios como fuego o electrocución, y otras bonificaciones.
Al estar tan unidos los efectos del arma y su manejo, pues al contrario que en un Diablo seremos nosotros los que apuntemos el arma y la recarguemos, estas características se vuelven mucho más importantes. En algunas situaciones no optaremos por el arma más potente sino por la que tiene mayor cargador, mayor velocidad de disparo o de recarga, mientras que en otras aprovecharemos el elemento especial que lleven asociado para causar mayores daños a unos enemigos que sepamos que son vulnerables a él. La idea del "first person RPG" parece pretenciosa en un primer momento, pero tras unas horas jugando veremos que tiene bastante sentido, aunque no es un RPG con elecciones y relaciones como Fallout 3, sino una traslación de los juegos estilo Diablo a la primera persona y las armas de fuego.
Todo esto se combina con una buena dosis de humor negro en la historia y en los personajes y con un estilo visual que llamó mucho la atención en su día, cuando se mostró este "lifting", y generó bastantes dudas. Una vez visto el juego en movimiento las dudas se han disipado, y aunque habrá a quien le guste más y a quien le guste menos, le queda muy bien, a tono con el carácter desenfadado del juego, y sin perder ni un ápice de su capacidad para sorprender a nivel técnico. El juego se mueve a la perfección, y el Cell Shading le sienta muy bien sobre todo al escenario, pudiendo ver construcciones post-apocalítpicas, molinos de vientos y demás objetos del escenario integrados a la perfección gracias al buen sistema de sombreado e iluminación, que va cambiando los "bordes gruesos" de los objetos dependiendo de la perspectiva desde la cual los miremos.
Puede que Borderlands no sea un juego para todos los gustos, pero de lo que no hay duda es que es una apuesta original; ambas cosas. 2K Games y Gearbox han realizado un proyecto arriesgado, que intenta diferenciarse del resto del género en primera persona dando esos pasos de acercamiento al juego de rol, pero como ya hemos comentado, no como Fallout o similares, sino intentando adaptar mecánicas y dinámicas de juegos que nunca han tenido que ver con la primera persona. Consigue hacerse adictivo aparte de divertido, y puede que muchos usuarios lo sepan valorar como se merecen, si logran encontrarlo e identificarlo entre la montaña de juegos en primera persona más o menos parecidos que llegarán en los próximos meses.