Batman: Arkham Asylum tendrá el honor de ser el primero de los grandes títulos de la temporada Navideña de 2009. Inicialmente previsto para junio y ahora para finales de agosto, Eidos se ha tomado dos meses más para pulir al máximo este desarrollo de Rocksteady Studios y que así cumpla las altas expectativas que ha generado. Y con razón. Hemos tenido oportunidad de jugar durante muchas horas a una versión casi completa de Batman: Arkham Asylum, y podemos asegurar que es el mejor juego de Batman nunca hecho, aunque ese listón no estaba demasiado alto. El que sí lo está es el de los juegos de acción en tercera persona, especialmente los que mezclan varios géneros, y Batman consigue sorprender y entusiasmar mezclando magistralmente acción, sigilo y exploración, junto con una gran ambientación y una historia que reúne a la mayoría de los villanos de Gotham, encabezados por el indispensable Joker.
La historia del juego ya se ha contado en varias ocasiones y es de lo más sencilla: los villanos de la prisión-manicomio Arkham están fuera de control, y la institución en sí está ahora en manos de Joker. Será la misión de Batman devolver los locos a sus celdas y salvar al personal de la solitaria isla del peligro en el que se encuentran.
No es un planteamiento realmente impactante, pero resulta hasta original, y es la excusa perfecta para que Batman se enfrente a sus peores enemigos, a un larguísimo repertorio de ellos, y esta vez en su propio terreno.
Antes de ponernos a comentar las excelencias jugables del juego, hay que hablar de su tono. Desde hace décadas, las películas o adaptaciones de Batman y los propios comics se han aproximado al cruzado de Gotham con diferentes estéticas y con diferentes tonos. Desde le tono inocentón y colorido de la célebre serie protagonizada por Alan West, pasando por el tono oscuro de los Batman de Frank Miller o el look estilizado de la serie de animación, hasta el punto de vista de las películas, especialmente oscuro, desquiciado y personal en la segunda. Este Arkham Asylum se acerca más a este último estilo y al de los tebeos de Frank Miller, mostrándonos a un Batman serio y oscuro, y unos enemigos cargados de rencillas y motivos de venganza contra Batman, que no solo quieren destruir al enmascarado sino también al hombre que lleva dentro. El "malo" central, por supuesto, es el Joker, y aunque tiene un look clásico, su comportamiento y forma de actuación es muy parecido al ya emblemático Joker del difunto Heath Ledger, aunque con algo más de sentido del humor.
Arkham Asylum es un juego de acción en tercera persona con un desarrollo lineal, aunque los escenarios son bastante amplios y permiten bastante variedad a la hora de solucionar las situaciones, especialmente las de sigilo. Hay espacio para todo: exploración del escenario ligera, no muy complicada, gracias al modo detective de Batman que prácticamente analiza y resalta todas las opciones posibles; combate cuerpo a cuerpo con un sistema muy intuitivo, que nos permite enlazar combos, contraataques y otros ataques especiales con facilidad; luchas contra jefes finales y partes "especiales" muy interesantes y que aportan frescura a la dinámica del juego; y finalmente, el aspecto estrella, que son las aproximaciones sigilosas, ya sea cuando los enemigos cuentan con rehenes, y sobre todo cuando portan armas de fuego.
Batman es un maestro de la lucha cuerpo a cuerpo pero no tiene una barra de vida excesivamente duradera. Los enemigos nos aturden con sus golpes, si llegan a alcnazarnos, y los jefes finales pueden vencernos fácilmente si no somos capaces de esquivar sus ataques. Pero su punto débil son, sin duda, las balas, contra las que no tiene apenas resistencia ni protección. Por eso cuando el juego quiere plantearnos una situación en la que tenemos que actuar con sigilo, lo primero que nos encontraremos serán enemigos armados con ametralladoras, que el modo detective de Batman (un modo de visión a medio camino entre la visión nocturna y la térmica) destacará en rojo, incluso el punto de mira láser de sus armas. En esos momentos, tenemos que asumir el papel de murciélago sigiloso, e intentar sorprender a los enemigos sin que nos vean, ni el enemigo en cuestión con el que vamos a acabar, ni los otros que pululan por el escenario.
Para ello contamos con varias técnicas y movimientos especiales. La primera y más básica es agacharnos e intentar no ser vistos, para luego acabar con los enemigos de forma sigilosa desde la espalda, o desarmarlos desde cerca, con un batarang, para golpearles cuerpo a cuerpo (sobre todo si es el último). Pero hay formas más divertidas, que es tenderles trampas, como gel explosivo (ya sea en paredes frágiles o en lugares de paso), o sorprenderlos desde arriba, balanceándonos por gárgolas u otros salientes para evitar su campo de visión, y luego caer sobre ellos desde arriba, o planeando con nuestra capa para asestarles una patada que los deje medio inconscientes, a merced de nuestro movimiento de finalización.
Lo más práctico tras una de estas aniquilaciones tan típicas de Batman es volver a las alturas al instante, usando de nuevo el garfio, para desaparecer lo antes posible de la visión de los enemigos y volver a controlarles desde arriba, esperando de nuevo que uno se quede solo, sin que sus otros compañeros le estén mirando, y repetir el proceso. Hay también en el escenario otras numerosas formas de escabullirnos, como conductos de ventilación, pasadizos subterráneos y demás... Es una dinámica de sigilo que requiere de cierta habilidad y donde hay un número de opciones limitado pero suficiente para que resulte variado, y además estas situaciones se intercalan con otras para que no resulten repetitivas.
Ésa es sin duda una de las claves de Arkham Asylum, el excelente control del ritmo de juego por parte de Rocksteady Studios, de forma que estemos alternando en todo momento diversas formas de jugar que podrían hacerse repetitivas, pero no se vuelven, gracias a cómo se van intercalando unas con otras, junto con escenas cinemáticas y diálogos que hacen ir avanzando la historia. Aunque todas las facetas del juego tienen gran calidad, sin duda las mejores son los enfrentamientos contra los jefes finales y ciertas partes especiales, las que se alejan de las situaciones estándar que hemos comentado (y que no vamos a destripar, claro).
A nivel gráfico Arkham Asylum llama la atención por el poderoso diseño de algunos personajes, como Batman o el Joker, y la gran calidad de la animación. Los escenarios, el asilo, tienen mucho protagonismo, con un impactante nivel de detalle en algunas partes, y otras un poco menos llamativas (como las zonas exteriores). Algunas secuencias cinemáticas las mueve el propio motor del juego, mientras que otras son en vídeo, grabadas previamente, aunque tienen un aspecto similar al del resto del juego. Junto con el apartado visual destaca también el sonido. Aparte de la música y de los FX que desencadenemos en cada momento, hay mucho ruído atmosférico, ya sean conversaciones entre los esbirros del Joker o ruidos del propio escenario. Hay también una buena cantidad de extras que encontrar, una parte de ellos son conversaciones grabadas de los villanos con un psicólogo, que al encontrarlas se superpondrán sobre la acción del juego, pudiendo disfrutar de esos extras sin luego tener que buscarlos en ningún menú. El sonido ayuda mucho a introducirnos en la historia, y esperamos que en la versión final esté en castellano.
No sabemos para qué se han tomado el tiempo extra que ha retrasado el juego dos meses cuando estaba a punto de salir, pero el resultado final, o casi final, es digno de elogio. Tenía razón Eidos al pronosticar que Batman: Arkham Asylum sería uno de los juegos del año. Barrían para casa, pero con razón, pues se trata del mejor juego de Batman jamás hecho, con mucha diferencia, y de un juego de acción en tercera persona variado y adictivo, con una historia que no solo se beneficia de lo que ya sabemos para engancharnos sino que nos aporta más cosas que nos inciten a seguir llevando a Batman a las profundidades de este sucio y oscuro manicomio. En tan solo un mes llegará a las tiendas.