Wargaming.net supo dar con la tecla correcta con World of Tanks, un juego de acción multijugador gratuito online que actualmente cuenta con millones de jugadores en todo el mundo batallando en intensos combates protagonizados por tanques de la Segunda Guerra Mundial. Ante este éxito, no es de extrañar que la compañía haya querido expandirse siguiendo un modelo de negocio similar, aunque cambiando los carros de combate por otros vehículos.
De esta forma, recibimos World of Warplanes, un juego que cambiaba la acción en tierra para llevarnos a los cielos, aunque sus resultados fueron más bien discretos, ya que no terminaba de encajar del todo bien como un arcade, y mucho menos como un simulador. Ahora le toca el turno a World of Warships, cerrando así esta trilogía de juegos para llevarnos a guerrear al único campo de batalla que todavía habían explorado: el mar.
Actualmente se encuentra en fase de beta cerrada y tras haber podido acceder a ella, nos hemos encontrado con un título que en su estado actual nos ha transmitido sensaciones muy encontradas por diversos motivos que os iremos contando a lo largo de este texto.
Para empezar, comentar que todo lo referente a la interfaz, micropagos (sirven para avanzar más rápido, pero no dan ventajas en partida) y progreso de nuestra cuenta funciona de forma muy similar a lo visto en World of Tanks y World of Warplanes, con unos menús muy similares, diferentes árboles tecnológicos divididos por naciones que nos darán acceso a cada vez mejores barcos, navíos que nos tocará reparar tras cada batalla (así como reponer su munición), selección de distintos módulos para potenciar nuestros navíos, potenciadores de una única partida y un avance lentísimo a poco que queramos jugar sin pagar nada, obligándonos a que juguemos decenas de horas para poder progresar.
Una vez en partida, ya sea contra bots controlados por la IA (que por cierto, juegan sorprendentemente bien) o contra otros jugadores, lo primero que hay que destacar es que aquí tenemos unos vehículos extremadamente lentos. Hasta la acción con tanques era más dinámica, algo normal considerando que aquí batallamos con gigantescos barcos de guerra, lo que limita muchísimo nuestros movimientos y posibilidades de acción.
Tenemos diferentes tipos entre los que escoger y cada uno de ellos está destinado a cumplir un papel determinado en el combate, ya que el manejo de uno a otro varía considerablemente, así como sus habilidades. Por ejemplo, un portaaviones es tremendamente lento y maniobrar con él es una misión realmente complicada, aunque aguanta muchísimo y puede hacer despegar diferentes tipos de unidades aéreas para que le protejan o realicen ataques localizados, mientras que un destructor es mucho más rápido, controlable y se oculta bien pero puede ser hundido con mucha facilidad.
A la hora de batallar, tenemos dos cámaras bien distintas desde las que seguir la acción. Una aérea, al más puro estilo de juego de estrategia, y otra en tercera persona situada junto a nuestro barco. Cada una de ellas tiene su utilidad, ya que la primera nos resultará muy necesaria para controlar el campo de batalla y planificar nuestros movimientos, mientras que con la otra tendremos algo más de control durante los combates.
El problema está en que todo lo que queramos hacer tendremos que realizarlo con más o menos antelación (dependiendo del navío), ya que acciones tan aparentemente sencillas como cambiar la velocidad a la que nos movemos es algo que nos llevará un poco de tiempo poder poner en práctica. Esto propicia que los enfrentamientos resulten muy "automatizados", ya que apenas tendremos un par de habilidades, por lo que la clave de la victoria reside en pillar por sorpresa al contrario para no darle tiempo a reaccionar y hundirle.
Los impactos que recibamos nos afectarán de formas muy diferentes según la zona en la que nos llevemos los daños. Entre ellas, una de las peores cosas que nos pueden pasar es que nos destrocen los motores, ya que nos quedaremos parados en el sitio y totalmente vulnerables, aunque si conseguimos ganar el tiempo suficiente podremos repararlos (algo que no suele ocurrir).
Destacar que los mapas son enormes y suelen tener varias zonas para conquistar y ganar puntos, por lo que nuestro viaje hasta ellas suele ser largo y bastante pesado, dependiendo de nuestro punto de inicio, por lo que no resulta extraño tener que meterse travesías de casi cinco minutos en las que no pasa absolutamente nada a nuestro alrededor, llegar a un punto caliente y resolver un conflicto en menos de un minuto, ya sea con victoria para nosotros o con nuestro hundimiento.
En este último caso, la partida habrá acabado para nosotros, y nos darán la opción de volver al menú principal para seleccionar otro barco y jugar otra partida, o quedarnos mirando a ver cómo acaba todo. Para darle algo más de interés, los escenarios no están formados solo por agua, ya que hay estructuras rocosas que nos permitirán desarrollar pequeñas estrategias. Por ejemplo, si un barco pequeño y maniobrable se encuentra en apuros, puede intentar navegar por un área de estas características para escapar de uno mucho más grande y potente, evitando así que le puedan perseguir.
A decir verdad, las partidas no nos han resultado demasiado emocionantes y los únicos momentos de tensión se suelen resolver sin que tengamos un control demasiado directo sobre lo que ocurre. Además, primero nos toca llegar hasta esas situaciones, algo que puede resultar un tanto tedioso según nuestro punto de partida.
Gráficamente tampoco es ninguna maravilla, y ni los efectos, ni los modelados, ni las texturas han conseguido cautivarnos demasiado. Lo mejor es el agua y el detalle que se ha puesto a la hora de recrear cada barco, aunque todavía tiene mucho margen de mejora. En cambio, su apartado sonoro sí que nos ha convencido, con una banda sonora que sabe meternos rápidamente en situación, aunque algo limitada y muy poco variada, por lo que al final se acaba repitiendo más de lo que nos gustaría. En cuanto a los efectos, cumplen su cometido correctamente.
World of Warships tiene todavía mucho que mejorar, ya que si bien el planteamiento y la idea que hay tras él tiene potencial, le falta ese "algo" que hace que los buenos juegos destaquen realmente. Además, los menús y la interfaz no son especialmente intuitivos y la navegación por ellos puede llegar a resultar demasiado engorrosa, un aspecto que necesita ser revisado con urgencia, algo que también se podría aplicar a los controles.
Eso sí, cuenta con la ventaja de adentrarse en un terreno sin demasiados competidores, al menos en lo que a juegos de combates navales se refiere, ya que si ampliamos nuestras miras hacia la oferta de títulos gratuitos que hay actualmente en el mercado, probablemente encontraremos muchas mejores opciones en las que invertir nuestro tiempo, y quién sabe si nuestro dinero.