A estas alturas, bien es sabido por todos que los juegos independientes son ahora mismo uno de los mayores campos de pruebas para intentar nuevas fórmulas y propuestas jugables con las que innovar en un mercado que en el que cada vez da más la sensación de que ya está todo inventado y en el que las grandes compañías se lo piensan mucho antes de asumir ningún riesgo.
De esta forma, Mouldy Toof Studios está trabajando en The Escapists, un juego con una propuesta de lo más original y llamativa, lo que les ha servido para que Team17, la desarrolladora de la saga Worms, les edite el título. Básicamente, su historia se resume rápidamente: somos un nuevo preso en una cárcel y nuestro objetivo no será otro que conseguir escapar de allí.
Por lo tanto, en The Escapists tendremos que vivir el día a día de un preso mientras intentamos planear la fuga perfecta. Todos los días siguen una misma rutina y uno de los grandes desafíos del juego consiste en adaptarnos a ella a la vez que vamos buscando la mejor forma para salir de allí.
De esta forma, todos los días tendremos que ir al gimnasio, asistir a los controles de presos, trabajar para ganar dinero, ducharnos, comer, etcétera. Pero al mismo tiempo nos tocará ganarnos el favor de otros presos cumpliendo encargos para ellos, buscar rutas de escape, vigilar que los guardias no nos vean cuando hagamos algo "ilegal" y fabricar todo tipo de objetos y herramientas que puedan ayudarnos.
En cuanto a esto último, tenemos hasta más de 100 objetos distintos con los que experimentar para crear utensilios, algunos de los cuales pueden llegar a resultarnos vitales para nuestro plan de fuga, aunque hay que tener en cuenta que nuestro inventario tiene un espacio limitado, por lo que siempre tendremos que tener mucho cuidado con lo que llevamos encima y con lo que dejamos oculto en nuestra habitación.
Cada día no dura más de 15 minutos, por lo que el juego siempre mantiene un ritmo muy acelerado y veremos cómo pasamos de una actividad a otra sin parar. Para intentar hacer el día a día más variado y entretenido están los encargos de los recursos, los cuales siempre son aleatorios. El problema es que estos están limitadísimos y apenas hay variedad, por lo que nos encontraremos constantemente repitiendo las mismas tareas para los distintos reclusos de la prisión. Además, los eventos que se van produciendo no son más que broncas que los guardias se encargan rápidamente de parar a base de golpes, por lo que tras un par de días ya lo habremos visto casi todo.
Sumado a la rutina de todos los días empezaremos a experimentar el auténtico tedio de la vida en prisión y ahí será cuando de verdad empecemos a buscar todo tipo de oportunidades de fuga, algo que resulta sorprendentemente difícil. Se trata de un juego muy desafiante, los guardias son unas malas bestias capaces de tumbarnos en un abrir y cerrar de ojos y es muy difícil encontrar huecos en los que actuar libremente sin que nadie nos tenga en su punto de mira, por lo que necesitaremos mucha paciencia para planificar nuestra huída.
Tan importante como la planificación será la ejecución, ya que si no nos ceñimos al plan al pie de la letra o surge algún imprevisto, lo más probable será que acabemos de nuevo entre rejas y tengamos que empezar de cero a preparar nuestra fuga. Lo que hemos jugado es una versión alfa temprana, por lo que todavía hay muchas características que no se han incluido y que podrían darle mucho juego a su versión final, como un editor de prisiones, más tipos de prisiones distintas, más objetos, más rutas de fuga, más opciones laborales, y mayores posibilidades para personalizar a nuestro personaje.
Gráficamente, como podéis ver por las imágenes que acompañan a este artículo, se trata de un juego indie que hace uso de un aspecto gráfico retro en pixel art (sí, otro más, y con este van...), por lo que no os esperéis nada realmente atractivo, ya que los presos si no tuvieran sus nombres sobre sus cabezas no los distinguiríamos bien y los guardias son todos iguales.
El juego emula los gráficos de los primeros títulos de rol de 16 bits y los escenarios tampoco son nada del otro mundo (comparándolos con otros títulos de gráficos similares), aunque las distintas localizaciones sí que son muy reconocibles. No vamos a entrar en el eterno debate de si este estilo es el adecuado o no, pero desde luego se pueden hacer cosas mucho mejores (en la misma época de los 16 bits hay una gran cantidad de juegos que le pegan un buen repaso a The Escapists a nivel visual) y las desarrolladoras independientes parecen inclinadas a ofrecer gráficos cada vez más y más simples en sus producciones.
A nivel sonoro, los efectos de sonido son muy simples y la banda sonora se repite hasta límites realmente insospechados, por lo que a menos de que esto se cambie en la versión final del juego y se incluyan más canciones, acabaréis por bajarle el sonido y por poner vuestra propia lista de reproducción para hacer la experiencia más llevadera.
Todavía queda mucho para que podamos ver la versión final de The Escapists, pero de momento nos parece un juego con buenas ideas y con una propuesta interesante. Eso sí, a día de hoy necesita pulirse mucho, ya que la experiencia acaba tornándose en algo extremadamente repetitivo, limitado y monótono a los pocos minutos, lo que podría acabar pesándole demasiado si no se llega a solucionar.