Es cierto que el micromecenazgo ha abierto las puertas a muchos proyectos que, de otra manera, no se habrían financiado. Las ganas que el público demuestra de una u otra propuesta se suelen reflejar en la cantidad de dinero que ésta recoge, y, a juzgar por lo que acumula Star Citizen, las ansias deben estar por las nubes. Con 37 millones de dólares de presupuesto para dar forma a un ambicioso proyecto.
Pero, ¿qué ha hecho que Star Citizen reúna tamaña cuantía? ¿Qué tiene que ofrecer que haya causado tanto revuelo? Empecemos por el principio, entonces. Star Citizen es un juego de simulación de gestión y combate espacial, cuya principal seña de identidad es estar dirigido por Chris Roberts, padre del mítico Wing Commander, que retorna a los videojuegos por la puerta grande, desarrollado en colaboración con Cloud Imperium Games y Behaviour Interactive.
¿Qué es Star Citizen?
En este título viviremos una aventura en primera persona, con posibilidades de juego en solitario, pero enfocado al multijugador cooperativo, ya que se desarrolla en un universo persistente poblado por otros usuarios, aunque, si lo preferimos, será posible jugar en servidores personalizables. Claro que la idea es formar parte de este ecosistema vivo, que condicionará, en función del comportamiento de los jugadores, elementos cambiantes del mismo, como es, por ejemplo la economía de Star Citizen.
Argumentalmente, el juego girará en torno al Squadron 42, una unidad legendaria de voluntarios que habita en el siglo XXX, y que luchan por la ciudadanía del United Empire of Earth (el Imperio Unido de la Tierra), para la cual han de completar una serie de acciones, tales como el servicio militar. Aquellos que consigan la ciudadanía, tendrán beneficios dentro del juego, como menos impuestos, aunque los detalles se concretarán según se acerque la fecha de lanzamiento.
Posibilidades jugables
Por el momento, sólo tenemos de manera "tangible" el hangar –disponible en fase beta–, un área personalizable que nos deja ver un primerísimo atisbo de todo lo que tiene que dar de sí este juego. Antes de que termine marzo se espera que podamos probar el combate, mientras que a lo largo de este año seguirá completándose la experiencia hasta su lanzamiento final, previsto para 2015.
Aunque, como comentaremos más adelante, las claves de este título son las naves espaciales y el combate, encontraremos posibilidades tales como la exploración, combate a pie, comercio, y minijuegos competitivos –como carreras, por ejemplo– y otras mecánicas que están aún por detallar.
Desde el mencionado hangar ya percibimos lo importante que será la personalización, que no sólo lo veremos en el sistema de juego como tal, sino también en aspectos como la configuración de partidas, o el soporte para ‘mods’, que ya ha sido confirmado. También hemos mencionado antes la naturaleza persistente del universo del juego, la cual será clave para desarrollar el argumento del juego, ya que, al igual que vemos en múltiples MMOs actuales, los desarrolladores irán ampliando la experiencia con más contenidos que se verán condicionado por la comunidad.
Las naves: elemento diferenciador
La jugabilidad se basará en la de títulos como el Wing Commander original o Privateer, aunque obviamente, aprovechando todas las posibilidades de juegos actuales, tanto en el aspecto técnico –gráficos, física, sonido–, como en las funciones online o la jugabilidad. No penséis, eso sí, que será un juego de lápiz y papel o de clics y más clics, ya que la habilidad que tengamos con nuestro space fighter será decisiva para las batallas, que, en teoría llegarán a ser de más de cien naves de manera simultánea.
Tanto es así que, por ejemplo, las naves contarán con un sistema de vuelo asistido para ayudarnos a pilotar con mayor comodidad, aunque los más expertos podrán desactivarlo para ponerse a prueba y aprovechar el elaborado sistema de físicas que guarda Star Citizen. Destacar en este aspecto también que, según Roberts, el equilibrio será importantísimo, ya que el sistema se basa en que cada habilidad tiene una fortaleza y una debilidad –podemos pensar, si queréis, en Pokémon y los tipo Agua, Fuego e Hierba, o el clásico Piedra, Papel, Tijera–, y el buen hacer del jugador determinará su éxito.
Un juego que no puede decepcionar
Abríamos este avance señalando que Star Citizen está recibiendo un apoyo que otros ni se atreverían a soñar. La comunidad del juego es enorme y muy activa –se crearon casi 5.000 organizaciones en las 12 horas siguientes a la habilitación de esta característica–, y la financiación que acumula pesa como una obligación para que cumpla con las enormes expectativas que no puede evitar levantar.
Esta aventura, de todos modos, no ha hecho más que empezar, ya que cuando se lance, será tan sólo uno de los primeros pasos de lo nuevo de Chris Roberts. Tras un único pago podremos acceder a la base de esta experiencia, pero el juego seguirá expandiéndose sin necesidad de suscripción mensual, aunque sí que apostará por un sistema de micropagos. Para evitar dejar en desventaja a los que prefieran no pagar más, no habrá ningún artículo que no esté disponible sin dinero real, e incluso se impondrá un límite de gasto mensual para que no se rompa el equilibrio.
Todavía queda mucho trabajo por hacer, y nos dejamos además en el tintero muchos detalles que todavía tienen que definirse, expandirse o concretarse, así como otros aspectos como su imponente aspecto gráfico o su casi inconmensurable extensión. Lo que es cierto que el retorno de Chris Roberts a los videojuegos puede –y casi debe– convertirse en un referente del género, y seguimos a la espera de ver cómo progresa tamaña aventura virtual, sobre la que apenas hemos tocado algunos de los aspectos más destacables de los muchos que se irán materializando en los próximos meses. Aunque a priori Star Citizen pueda parecer no tener un impacto como el de otros juegos de renombre en la industria, es, sin duda, un título al que merece la pena seguirle la pista.