Durante los últimos años hemos visto infinidad de juegos de supervivencia con un montón de temáticas que normalmente tenían que ver con algún tipo de catástrofe nuclear, epidemia zombi o cualquier otra desgracia o catástrofe a la humanidad por la que teníamos que sobrevivir como buenamente pudiéramos en un entorno totalmente hostil.
Open Country quiere coger ese toque de supervivencia de esos juegos pero desde otro perfil, el de la pura y dura realidad, el de los peligros que ya de por sí tiene la naturaleza poniéndonos en la piel de un hombre que, cansado de su trabajo como contable y de los ruidos y el estrés provocados por una gran ciudad, decide mudarse a las praderas de Open Country para llevar una vida más relajada y en contacto con la naturaleza, una vida en la que la caza, la pesca y la recolección de alimentos jugarán un papel fundamental en su supervivencia.
Supervivencia con "trama" y toques de rol
Una de las cosas que llaman la atención de Open Country es que de entrada pese a ser un juego de supervivencia se nos presenta casi como un título de rol más clásico, con una pequeña trama, misiones que debemos ir realizando en nuestro nuevo hogar para ganarnos la confianza de nuestros vecinos y algo de dinero (la historia principal está compuesta de 30 misiones); así como un completo árbol de habilidades con el que vamos mejorando nuestra pericia en diversos artes de supervivencia.
Al subir de nivel nuestro personaje va mejorando sus habilidades en el monte, habilidades con las armas, habilidades de creación y habilidades de supervivencia para hacer frente a todos los desafíos que nos va proponiendo la propia naturaleza salvaje de cada una de las tres grandes regiones que tendremos disponibles para explorar. Además, a medida que subimos niveles también podemos acceder a mejor equipo y a misiones más difíciles, tal y como si fuera un juego de rol.
La vida en el monte no es sencilla
Como juego de supervivencia Open Country demuestra que no hace falta tener que enfrentarnos a un mundo postapocalíptico para pasarlas canutas para sobrevivir y mantenernos con vida durante nuestro viaje o mientras cumplimos misiones no será una tarea para nada sencilla.
Tenemos que estar atentos, como casi siempre en estos juegos, a nuestro hambre, sed, cansancio, curar las lesiones provocadas por una mala caída o por un ataque animal, buscar refugio, mantenernos a una temperatura soportable para nuestro cuerpo y todas las cosas clásicas de un título de supervivencia.
A la hora de cazar o pescar los animales no nos lo ponen nada fácil teniendo que seguir su rastro con cuidado, usar reclamos para atraerlos, avanzar con sigilo para no alertarlos ya bien sea con un movimiento brusco o simplemente espantando a unos pájaros que se encuentren cerca de nuestra presa y que puedan alertar a nuestro enemigo de nuestra presencia y otro montón de factores que influyen en que podamos dar caza a nuestra presa. Además también tenemos que tener cuidado con todas las inclemencias climatológicas, vigilar no comer alimentos en mal estado o beber agua sin purificar o sanar nuestras enfermedades si las contraemos.
Por suerte para ayudarnos a sobrevivir podemos contar con la ayuda de nuestra mascota, un perro que debemos de encontrar a lo largo de la partida para adiestrarlo e ir forjando una relación con él para que nos ayude a seguir los rastros o en las tareas de caza. Si este aliado canino no es suficiente Open Country también nos deja jugar en cooperativo con otro jugador e incluso cuenta con un modo "competitivo" de dos contra dos en el que los jugadores se tendrán que enfrentar para ser el primero en encontrar y eliminar una presa.
Técnicamente debe mejorar y tiene algunos fallos jugables
La base de Open Country es bastante interesante y el juego propone cosas que seguro encantarán a los amantes de la caza y la pesca e incluso a los que disfruten de los videojuegos de supervivencia. El problema es que se trata de un proyecto bastante humilde que cuenta con algunas carencias técnicas y jugables que estropean la experiencia.
A nivel técnico el juego debe mejorar, ya no solo en las texturas gráficas de todos los personajes, sino también en sus animaciones, en la interfaz y en todo lo que rodea el título que además, en esta versión de prueba, contaba con varios fallos a nivel técnico en forma de bugs algo molestos, sobre todo aquellos que nos hacían quedarnos "atrapados" cuando había un tronco que no podíamos recoger en el suelo y que nos impedía avanzar. Además, la banda sonora tampoco es que pegue demasiado con lo que se supone que es una experiencia campestre.
También nos hemos encontrado con algunos errores a nivel jugable como por ejemplo, tener una indigestión por comer comida en mal estado y que la tienda que nos provee suministros no tenga una mísera medicina para ello (cuando podemos encontrar otro tipo de medicinas) o que en la posada no se nos venda comida o bebida para acabar con nuestra hambre y sed por no hablar de que en una ocasión nuestro personaje se murió saltando de una roca que no le llegaba ni por la cintura.
Una buena idea que necesita algo más de trabajo
La idea de Open Country es buena e interesante y es un juego que seguro va a tener una buena aceptación entre los amantes de la caza y la pesca. Sin embargo la ejecución a veces, al menos en esta beta, no ha sido del todo buena y el proyecto necesita algo más de trabajo para corregir errores técnicos y jugables, algo que no sabemos si podrán hacer cuando el título sale en apenas unas semanas.
Hemos realizado estas impresiones gracias a un código proporcionado por 505 Games.