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Fecha de lanzamiento:
PC:
También en: PS5 PS4 XBOne XSX Switch PC
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Visual Concepts
Producción: 2K
Distribución: Steam
Precio: 59.99 €
Jugadores: 1-2
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: Español
Online: Sí
ANÁLISIS

Impresiones LEGO 2K Drive: Humor, caos y creatividad en una superproducción arcade

Visual Concepts aporta ideas a un género casi monopolizado con un amplio arcade de conducción en mundo abierto que nos deja construir nuestros propios vehículos.
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Actualizado: 19:34 23/3/2023
Versiones PC, PS5, PS4, Xbox One, Xbox Series X/S, Switch. También disponible en PlayStation 5, PlayStation 4, Xbox One, Xbox Series X/S y Nintendo Switch.

El género de los arcade de conducción está casi monopolizado. Es cierto que hay donde escarbar si echamos un vistazo a la parte independiente de la industria y a títulos medianos, pero las grandes editoras han dejado de apostar por estos títulos que ofrecen diversión inmediata y frenética, con la excepción de Microsoft, Nintendo y Electronic Arts. Atrás quedaron los tiempos de Split/Second: Velocity, Blur, Pure, Burnout… Por eso nos alegramos de que exista LEGO 2K Drive, una "aventura de conducción AAA" que llegará el 19 de mayo a PC y otras plataformas por confirmar.

Se trata del primer juego fruto del acuerdo entre 2K Games y LEGO, un convenio que, se rumorea, también generará un título de fútbol. Visual Concept South, la rama californiana de la firma responsable de NBA 2K y WWE 2K, lleva cinco años desarrollando un arcade que nos ha recordado a Forza Horizon, a Mario Kart y a Sonic & All-Stars Racing Transformed, pero que tiene sus propias señas de identidad. Por un lado, en lo que conlleva la licencia de LEGO: el humor que desborda los videojuegos y las películas, y por supuesto, la construcción. Por otro lado, la variedad: el equipo de desarrollo, formado por veteranos en el género de la conducción y de los mundos abiertos, ha creado escenarios con una densidad de actividades altísima que van mucho más allá de las carreras.

Una historia simpática en mundos abiertos variados

La parte central de la experiencia es esa "aventura de conducción", un modo historia donde no falta el humor blanco, visual, autorreferencial y de juegos de palabras que nos lleva a ponernos en la piel de un conductor personalizable. Ayudado por un optimista veterano de las carreras y con un archienemigo en forma de conductor agresivo y tramposo definido desde el primer momento, nuestro objetivo no será otro que ganar la competición del mundo de LEGO 2K Drive.

El mundo del juego nos llevará por entornos muy variados.

Una premisa básica pero funcional que sirve de excusa para que recorramos distintos mundos abiertos, en solitario o en cooperativo (con pantalla partida para dos jugadores, o seis en el online), a bordo de nuestros vehículos, que se transforman instantáneamente en coches de carretera, todoterreno o lanchas al circular sobre el asfalto, el barro y el agua, respectivamente. En los entornos hay lugares comunes y otros más originales: el área frondosa que sirve a modo de tutorial, el cañón repleto de accidentes montañosos y granjas, uno con ambientación cómica-terrorífica plagado de coloridas arañas y zombis…

Carreras caóticas a toda velocidad

Así, hay que ganar las carreras de cada escenario para desbloquear el siguiente. Las carreras se perciben como una especie de Mario Kart frenético, y eso que el número de corredores, ocho, se puede quedar algo corto. Es frenético, decíamos, porque constantemente estamos cambiando al vuelo y automáticamente de un tipo de vehículo a otro, cada cual con su propio manejo, velocidad y peso (podemos elegir el que equipamos para asfalto, off-road y agua); también porque la sensación de velocidad contribuye a ello.

Las pistas del primer mundo funcionan a modo de tutorial, pero el juego no tarda en pisar el acelerador para ofrecer carreras caóticas.

Hay varias particularidades en el control de todos esos vehículos. Puede parecer que el salto es lo más rompedor, y en parte es así: se dan muchas situaciones de pensar si saltar para alcanzar un power-up a riesgo de que nos adelanten por debajo. El derrape también tiene lo suyo: se ejecuta fácilmente con el freno, apenas implica riesgo (aunque en algún vehículo sí es posible que acabemos contra los bordes del circuito) y va llenando el medidor de turbo. Por si fuera poco, hay un giro rápido que permite apurar mucho las curvas más cerradas, aunque no recargará el turbo. Se toman decisiones constantemente, y a una velocidad de vértigo porque no paramos de usar el turbo.

La destrucción es una pieza clave de la jugabilidad.

No solo nosotros, claro, sino también los otros participantes de la carrera, lo que supone que los choques no cesen, dando una sensación de caos a la competición, a lo que contribuyen, por supuesto, los potenciadores —entre los que hay misiles dirigidos, bombas, telarañas, teletransportes, fantasma y unos pocos más; no son demasiados, pero sí útiles— y la destrucción. Mientras que en la mayoría de juegos se penaliza el salirse del recorrido oficial, aquí eso se transforma en otra decisión: no solo por coger atajos arriesgados, sino también porque romper vallas, decoraciones y otros elementos de los escenarios, además de a nuestros rivales, nos recarga el turbo. Lo dicho: todo contribuye a una conducción con mucha acción. Y a falta de probar más vehículos, también acierta en lo importante: no tiene la finura de un Forza o la precisión de un Mario Kart, pero se percibe muy bien a los mandos.

Minijuegos a montón

Pero como apuntábamos antes, las carreras son solo una parte de lo que se puede hacer en los distintos mundos. Los entornos están plagados de coleccionables, de carteles que romper y otros elementos heredados del influyente Burnout Paradise, pero también de actividades y minijuegos variados. No faltan los habituales: pruebas de pasar por varios puntos de control en el menor tiempo posible o de llegar a una zona lo más rápido que podamos teniendo que saltar por montañas y granjas. Pero también otras más estrafalarias: salvar cerditos azules atropellándolos, encontrar a un tipo en una ciudad repleta de personajes, defender unos generadores del ataque de robots alienígenas, o llevar unas plantas rodadoras con físicas alocadas a un punto concreto.

Algunos de los minijuegos son muy graciosos.

No todos los minijuegos son igual de divertidos, pero la variedad y la cantidad es altísima, y algunos tienen ideas que dan para un juego completo. Tampoco son algo accesorio a las carreras, sino que comparten importancia. Algunas de las pruebas nos obsequian con vehículos nuevos de igual modo que ocurre con las carreras, y otras nos ayudan a dominar mecánicas que después podemos utilizar en ellas. También son importantes por cómo funciona el progreso. No podía faltar un sistema de niveles y de divisas a conseguir; para acceder a las carreras necesitamos un nivel mínimo, y para subirlo no queda otra que explorar los mundos para descubrir y realizar esas actividades que, por cierto, tienen pinta de ser todavía más divertidas en el multijugador, que lamentablemente no pudimos probar en nuestra sesión.

Sin embargo, el modo historia donde está todo esto es una parte de la experiencia, no todo. También hay un modo campeonato donde participamos en una sucesión de tres carreras puntuadas donde utilizamos los vehículos que consigamos en la campaña y los que construyamos. Podemos elegir entre tres niveles de dificultad que, aparentemente, solo afectan a la velocidad, una lástima pues es justo en la ausencia de reto donde vemos una de las posibles aristas del título. Aunque eso seguramente se amortigüe con el multijugador en línea, claro.

Un garaje donde dar rienda suelta a la creatividad

El otro gran pilar de la experiencia, claro, es el modo construcción en el garaje, disponible desde el menú o desde los garajes físicos que encontramos en la campaña y que también sirven de punto de viaje rápido. Nos ha sorprendido muchísimo, y seguro que a los aficionados a LEGO y otros juguetes de construcción les encanta. El primer paso es elegir si queremos construir un bólido, un 4x4 o una lancha, y después seleccionar entre distintos moldes de cada tipo. Sobre ese molde tenemos libertad absoluta para seleccionar entre más de 1000 piezas reales de LEGO que colocamos con un editor muy intuitivo. No hay límite más allá de usar un máximo de 350 piezas en cada construcción. Cualquier cosa puede echar a andar, ya sea el fantástico Porsche que vimos en la pantalla de un compañero de otro medio o la lancha comandada por cerditos que fabricamos nosotros. Y por supuesto, se pueden hacer ajustes técnicos y compartir las creaciones con el resto de la comunidad.

Podemos colorear cada pieza por separado.

La construcción, aunque es muy accesible, también está muy bien tutorizada. Pero además hay un detalle que nos ha encantado y que tiene muchísimo potencial, tanto para enseñar e inspirar como para divertir por sí misma. Cada vehículo oficial que desbloqueamos, es decir, los que son juguetes de verdad de LEGO que se venden en las tiendas, aparecen en el garaje con la posibilidad de construirlos paso a paso, algo satisfactorio y relajante. El potencial de ampliación que tiene el juego en este sentido, añadiendo colaboraciones de otras marcas que ya participan con la juguetera, es infinita: quizá podamos echar carreras con el Halcón Milenario o con Rayo McQueen, quién sabe.

Aspecto de superproducción con una genial localización

El título promete estar repleto de contenido, al que hay que sumar el generado por los usuarios en forma de vehículos y las ampliaciones de distinto tipo que recibirá. Además, todo ese contenido tiene un acabado muy bueno. Los mundos, los circuitos, las ciudades, los personajes, los vehículos… Todo es colorido, nítido y detallado. Es cierto que en esta versión preliminar para ordenador que hemos jugado hay algún problema de cámara ocasional, que las texturas que no son de LEGO no son de mucha calidad, y que habría más coherencia visual si absolutamente todo estuviera hecho con bloques. Los altos valores de producción también se ven en la localización. Hay muchos diálogos y escenas cinematográficas, todos con un genial doblaje al español, y con muchísimo humor: hay chistes en cada esquina, como que uno de nuestros rivales se llame Johnny Freno.

Por momentos es muy vistoso, pero los elementos que no son bloques de LEGO deslucen el conjunto.

En definitiva, las algo más de dos horas que hemos podido jugar a LEGO 2K Drive nos han dejado un agradable sabor de boca. Es una superproducción en el género de los arcade de velocidad, algo que siempre es bienvenido. Superpone ideas propias a las ya establecidas: las mecánicas de conducción que contribuyen a que las carreras sean caóticas en el buen sentido, la amplísima cantidad y variedad de los minijuegos, la sorprendente y satisfactoria construcción de vehículos, y ese toque de humor tontorrón sello de las producciones audiovisuales de LEGO. Los fans de este tipo de títulos harían bien en seguirle la pista durante los próximos meses porque parece que Visual Concepts ha logrado una buena trazada.

Hemos realizado estas impresiones tras probar una versión preliminar para PC en un evento invitados por 2K Games.