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Fecha de lanzamiento:
PC:
También en: PS3 X360 WiiU PC
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Wayforward
Producción: Capcom
Distribución: Steam
Precio: 13,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Español
Voces: Inglés
Online: Marcadores
ANÁLISIS

Impresiones DuckTales Remastered

¡Patooo! ¡Oooh, oooh! Patoaventuras las llamamos…
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Versión PC. También disponible en PlayStation 3, Wii U y Xbox 360.

Esta curiosa vertiente de los remakes no solo está pegando fuerte en el cine. DuckTales, el clásico de NES de finales de los 80, tiene un renacer programado para dentro de tan solo un par de meses, y además desembarcará en casi todas las plataformas. Dichas afortunadas son, de momento: PlayStation 3, Xbox 360, Wii U y PC, aprovechando el apartado reservado para juegos descargables de cada una de ellas.

La remasterización del plataformas de Patoaventuras corre a cargo de WayForward, unos expertos en la dos dimensiones.

Su historial consta de juegos como Contra 4 de Nintendo DS, A boy and his Blob de Wii o Double Dragon Neon para Xbox 360, por lo que nos aseguramos que por lo menos dominan la materia.

Recuperar una licencia como ésta es una decisión atrevida de cara al gran público, pero juega con bazas muy importantes, como la nostalgia y la gran calidad de los originales. De hecho, debemos destacar que el clásico de NES tuvo gente en su desarrollo tan importante como Keiji Inafune, y cuenta además con una de las bandas sonoras más características y recordadas de la 8 bits de Nintendo. Seguro que los más veteranos de la página tararearán mentalmente el tema de "The Moon", uno de los mejores del juego. O simplemente la canción principal de la serie, que sigue siendo maravillosamente pegadiza.

Pero olvidemos el pasado y centrémonos en este remake. Capcom sabe que los perros viejos como nosotros somos presas fáciles ante este tipo de anuncio, y su stand de hecho no solo constaba de consolas con DuckTales, sino de incluso una cabina karaoke donde cantar la intro de la serie. Pero fuimos fuertes y no nos dejamos seducir (aunque si hubiera estado la canción en español…). Enseguida agarramos el mando y nos dispusimos a jugar las dos fases de la demo, para así traeros unas impresiones de lo que promete ser uno de los descargables del verano.

Delicioso en lo visual y en lo jugable

Remasterizar un juego de 8 bits no es fácil. Su encanto radica en sus defectos, y más de 20 años después lo más común es que tenga detractores por todas partes. Decimos esto porque hay dos tipos de público: el nostálgico y el que gusta ser atraído por el apartado gráfico. Aquí WayForward ha sido muy inteligente, respetando el original como buenamente ha podido y actualizando convenientemente los sprites.

Se da un curioso contraste entre personajes y escenarios. Los primeros gozan de una nitidez y animaciones que destilan carisma y amor por el píxel, y los segundos, que optan por polígonos y texturas, sin ser horribles, funcionan lo suficientemente bien para no llamar la atención. Puede que hayamos echado de menos una mayor carga en pantalla, y de hecho, al espectador le puede parecer un juego algo vacío, pero en cuanto cojamos el mando nos vamos a olvidar de todo.

Su mecánica sigue siendo la misma. Controlamos al Tío Gilito, y tenemos un botón para saltar y otro para golpear con el bastón, que pulsado en pleno salto hará que lo usemos como pogo saltarín. Cabe recordar que la NES solo tenía dos botones, por lo que la apuesta por la simpleza no es fruto de la casualidad, sino más bien del empeño de los californianos por mantenerse fieles.

Las dos fases jugadas tenían un cariz opuesto. Una se situaba en la selva amazónica, tan viva como reluciente, y la otra en Transilvania, de tono más lúgubre. En ambas notamos un gran trabajo en todos los aspectos. Por una parte, sigue conservando la mala leche del original, copiando con total fidelidad algunas secciones e improvisando con bastante acierto otras tantas. El control se nos antoja perfecto, sin ningún retardo ni físicas extrañas, y para más inri, la música se ha "actualizado" con más instrumentos, pero sin alterar las composiciones originales.

Otro detalle que nos encantó fue el doblaje, algo impensable en 1989. WayForward y Capcom quieren que el público norteamericano caiga rendido a sus pies y para ello han recuperado a los actores de doblaje de la serie de televisión, por lo que unos simpáticos diálogos irrumpirán en pantalla de vez en cuando para goce y disfrute de esos niños ya adultos que desayunaban viendo las aventuras del allá conocido como Scrooge McDuck.

El desarrollo del juego, para los que no estén acostumbrados a un plataformas en 2D, es bien sencillo. En una de las fases simplemente teníamos que avanzar hasta dar con la salida, algo más oculta que de costumbre al encontrar varios caminos a elegir, pero de fácil orientación gracias a un mapa realmente útil. En ambas nos enfrentamos a un jefe final más largo y complicado que en el título original, pero en Transilvania además tuvimos la oportunidad de derrotar a jefes intermedios, que en esta ocasión se trataban de los siempre temibles Golfos Apandadores vestidos de fantasmas. Previamente estos enemigos habían capturado a cada uno de los sobrinos del protagonista, y en todas las escenas de liberación éramos obsequiados por unos simpáticos diálogos.

Un pedacito de historia que vuelve con fuerzas

Como conclusión a estas impresiones, nuestra misión ha sido la de comprobar que efectivamente este remake va por el buen camino. Es fiel al original en gran parte, e improvisa con muy buen gusto añadiendo secciones a las fases de siempre. Además, para los menos experimentados, se incluye un modo de dificultad baja donde además de que perdemos menos corazones con cada toque, es más sencillo encontrar pasteles que recarguen nuestra vida. Si no habéis jugado nunca a los DuckTales de NES y Game Boy, desde aquí os recomendamos encarecidamente que probéis la remasterización cuando se lance. Es un trocito de historia por parte de la Capcom que nos dejaba embobados con sus adaptaciones de Disney, y ante todo, un muy buen plataformas con un gran diseño y una dificultad que nos hará pasar un rato tan divertido como desafiante.