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Fecha de lanzamiento:
PC:
XBOne, PS4:
Switch:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Larian Studios
Producción: Larian Studios
Distribución: Steam
Precio: 44,99 €
Jugadores: 1
Formato: Descarga
Textos: Inglés
Voces: Inglés
Online: Sí
ANÁLISIS

Impresiones Divinity: Original Sin II

Vivimos nuestras primeras aventuras en la prometedora secuela de uno de los mejores juegos de rol de 2014.
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Actualizado: 21:31 17/8/2020
Versiones PC, PS4, Xbox One. También disponible en Xbox One y PlayStation 4.

Divinity: Original Sin fue uno de esos juegos que, sin hacer mucho ruido, consiguieron sorprender a propios y extraños con su calidad y buen hacer, haciéndonos disfrutar durante horas de multitud de aventuras con un sabor y aroma dignos del mejor rol clásico occidental. Su desarrollo estuvo plagado de problemas y si no hubiese tenido éxito, probablemente habría significado el fin de sus creadores, Larian Studios, aunque por suerte para todos, esto no fue así.

De hecho, un año después de su estreno se lanzó una versión actualizada y mejorada para PC y consolas que demostraba el compromiso del estudio por hacer de él el mejor juego posible. Con estos precedentes estaba claro que una secuela acabaría llegando más pronto que tarde y en agosto de 2015 se realizó una campaña de financiación en Kickstarter cuyo éxito no se hizo esperar: logró alcanzar su objetivo de 500.000 dólares en apenas doce horas y cerró con más de dos millones de dólares recaudados y todas las metas adicionales desbloqueadas.

Ahora, con su llegada al programa de Acceso Anticipado de Steam, por fin hemos tenido la oportunidad de probarlo y comprobar por nosotros mismos cómo marcha el desarrollo del proyecto. La versión que está disponible actualmente nos permite jugar las primeras horas de la aventura, es decir, todo su primer capítulo, lo que nos ha servido para hacernos una buena idea del camino que ha tomado Larian con esta secuela de su título estrella.

Aprovechar bien el escenario y las habilidades de las que disponemos es imprescindible para sobrevivir.

Como era de esperar, volvemos a encontrarnos ante un juego de rol de corte tradicional con perspectiva isométrica y combates estratégicos por turnos que sigue de cerca los pasos de su predecesor. Las bases jugables se mantienen prácticamente inalteradas, de modo que volveremos a disfrutar de un mundo con el que podemos interactuar de multitud de formas distintas, tanto a la hora de combatir como a la de resolver puzles y superar algún tipo de situación concreta. De este modo, nuestros hechizos y habilidades no solo sirven para luchar, sino que también tendrán su impacto en el entorno y en el resto de personajes con los que nos encontremos.

En lo que respecta al sistema de combate, este vuelve a resolverse por turnos. Cada vez que le toque actuar a uno de nuestros personajes podremos moverlo por el escenario, hacer que ataque u ordenarle que use algún tipo de habilidad concreta. Todo lo que hagamos consumirá puntos de acción, los cuales se recargan tras cada turno y pueden acumularse de uno a otro si no los gastamos, lo que aporta un toque estratégico que nos obligará a medir muy bien nuestros movimientos teniendo en cuenta no solo lo que ocurra en el presente, sino también en el futuro.

Como hemos comentado antes, el entorno es muy importante durante las batallas, por lo que un buen posicionamiento es vital para hacernos con la victoria. Además, dependiendo del tipo de terreno en el que estemos o de las condiciones que se produzcan, podemos provocar unos efectos u otros. Por ejemplo, un enemigo que pise aceite se moverá más lento, y si usamos una habilidad de fuego contra él haremos que toda esa zona acabe incendiándose. Lo mismo ocurre con el agua y los personajes que estén húmedos, mucho más vulnerables a los efectos de la electricidad. Eso sí, andaos con ojo, ya que todo esto afecta tanto a aliados como rivales.

Dependiendo de nuestra raza podremos desbloquear opciones de respuesta únicas con ciertos personajes.

Combatir sigue siendo una experiencia muy divertida, satisfactoria y estratégica, aunque ahora también se ha añadido una nueva capa de profundidad gracias a la presencia de nuevos hechizos y técnicas, así como de un medidor de armadura. Casi todos los ataques físicos que realicemos serán absorbidos por la armadura de nuestro enemigo, de modo que si queremos quitarles vida tendremos que destruirla primero a base de golpes o utilizar técnicas que la ignoren, como los hechizos. Lo mismo se aplica en nuestro caso, por lo que ahora un buen equipo es más importante que nunca.

Continuando con las novedades, decir que el editor de personajes se ha ampliado, pudiendo crearnos un avatar entre varias razas distintas, por lo que ya no estaremos limitados a ser únicamente humanos, pudiendo escoger, por ejemplo, ser un elfo o un hombre lagarto. Lo realmente interesante es que esta decisión no es meramente estética y nos abrirá nuevas opciones de diálogo.

Los habitantes del mundo reaccionarán de un modo u otro según lo que seamos, de modo que conviene tener un grupo de personajes de varias razas para poder aprovecharnos de esta característica. Si somos humanos, puede que un elfo no se preste demasiado a facilitarnos su ayuda, pero si se lo pide un elfo de nuestro equipo, quizás su actitud sea muy distinta. Se trata de una idea interesante y que ayuda a darle coherencia al mundo del juego, aunque todavía está por ver cómo de bien implementada estará, ya que, de momento, solo sirve para desbloquear nuevas respuestas en las conversaciones.

Podremos inspeccionar a nuestros enemigos para tener todos los detalles de la batalla bien controlados.

La otra gran novedad la tenemos en la inclusión de juego cooperativo hasta para cuatro jugadores, permitiéndonos colaborar con nuestros amigos a través de internet para disfrutar de la aventura en compañía, aumentando así el límite de dos jugadores de su primera parte. Funciona bien y en según qué casos incluso nos facilitará y agilizará un poco las cosas, ya que podremos separarnos para explorar, cumplir algún encargo o reunir información, cosas que de otro modo tendríamos que hacer por nosotros mismos una a una.

Un detalle que nos ha llamado la atención del comienzo de esta secuela es lo duro y crudo que resulta. Despertaremos sin saber prácticamente nada, sin recursos ni equipo de ningún tipo y no tardaremos en darnos cuenta de que somos prisioneros de una especie de campo de concentración. A partir de aquí tendremos que apañárnoslas para juntar un buen grupo de personajes, equiparnos y diseñar un plan de escape, algo que es mucho más fácil de decir que de hacer.

Ante esta situación notaremos que estamos en desventaja tanto numérica como de nivel, el juego apenas nos ofrece guías sobre los pasos a seguir y a la que intentemos aventurarnos fuera de los límites de la "ciudad" nos toparemos con temibles bestias capaces de devorarnos de un bocado, obligándonos a usar nuestro ingenio, a hablar con todo el mundo mientras procuramos no llamar la atención ni hacer enfadar a quien no debemos, etcétera. Tenemos mucha libertad, pero al mismo tiempo nos sentiremos muy limitados durante los primeros compases, ya que dar ciertas respuestas o intentar resolver determinadas situaciones a nuestra manera suele acabar resultando en que nos llevemos una buena paliza.

Este planteamiento choca un tanto con lo que era el inicio de la primera entrega, con una curva de dificultad mucho más progresiva, pero sin olvidarse de darnos la suficiente libertad para actuar como considerásemos conveniente, por lo que no sería de extrañar que se realicen una buena cantidad de ajustes de cara a su versión final. De todos modos, una vez avanzamos, nos equipamos un poco y subimos algunos niveles, todas estas sensaciones iniciales se suavizan, con una línea principal de misiones mejor definida y con muchas más opciones para sobrevivir con garantías a los combates.

El nivel de detalle de los escenarios es altísimo.

En lo que respecta a su apartado gráfico también se aprecia un importante salto de calidad respecto a su predecesor, algo que se hace especialmente patente en los escenarios, los cuales están repletos de elementos y hacen gala de un nivel de detalle altísimo, sin olvidarnos de lo mucho que ayuda su buena dirección artística. Los personajes, tanto aliados como enemigos, cuentan con unos modelados mucho más elaborados y unas animaciones más naturales y fluidas, mientras que los efectos gráficos se han mejorado considerablemente, tal y como demuestran los distintos hechizos y técnicas que podremos poner en práctica.

Finalmente, la banda sonora mantiene un tono de corte ambiental que sabe adaptarse muy bien a cada tipo de situación, ya sea para transmitirnos tranquilidad cuando estamos explorando una zona segura o tensión en una batalla, aunque lo que más nos ha gustado es poder escoger el instrumento que queremos que guíe la música de la aventura durante la creación de nuestro héroe, lo que nos permitirá darle un toque personal a este apartado para adaptarlo al estilo que mejor case con él. Por su parte, los efectos se limitan a cumplir su función con corrección.

Divinity: Original Sin II nos ha dejado con ganas de mucho más, aunque algo nos dice que todavía nos queda bastante para poder disfrutar de su versión final. Sus bases se mantienen intactas y no busca reinventar la rueda, pero sabe ofrecer las suficientes novedades como para hacer de él un producto mucho más profundo, perfeccionado y ambicioso. Quizás haya perdido el efecto sorpresa de su primera parte, pero lo que parece estar claro es que si nada se tuerce por el camino, los amantes del rol más clásico tenemos motivos de sobra para esperarlo con impaciencia.

Hemos realizado estas impresiones gracias a un código de Acceso Anticipado que nos ha facilitado Evolve PR.

Redactor