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Género/s: Otros / Simulador social
Fecha de lanzamiento:
3DS:
FICHA TÉCNICA
Desarrollo: Nintendo
Producción: Nintendo
Distribución: Nintendo
Precio: 40,95 €
Jugadores: 1-4
Formato: Tarjeta
Textos: Español
Voces: No
Online: Sí
ANÁLISIS

Multijugador Animal Crossing: New Leaf

Probamos las posibilidades online de la entrega de Animal Crossing para 3DS.
·
Actualizado: 21:31 17/8/2020
Versión Nintendo 3DS.

Con la versión de Animal Crossing para NDS, Wild World, pudimos comprobar que la posibilidad de jugar online le sentaba como un guante al estilo de juego, puesto que permitía un intercambio de objetos muchísimo más dinámico que el arcaico y farragoso sistema de códigos alfanuméricos empleados en la versión de GameCube. En Let’s go the city –para Wii–, pese a que jugablemente pecaba de ser un tanto continuista respecto a lo visto en la portátil, en el aspecto online añadió la posibilidad de chatear por voz mediante el correspondiente aparato –que había que comprar aparte– o utilizando un teclado de ordenador conectado a uno de los puertos USB, lo cual facilitó mucho la comunicación entre amigos, ya que el que no tenía micrófono para hablar casi siempre tenía un teclado a mano, con lo que se podía escribir de manera rápida sin tener que ir letra a letra con el puntero. Ahora sólo nos quedaba por comprobar qué novedades introdujo Nintendo en New Leaf en el aspecto online, ¿mejoraría lo visto en Wii? Llegados a este punto hay que decir que nuestro primer contacto fue con alguien que tenía la versión japonesa del juego.

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Como es habitual en 3DS, sólo hizo falta intercambiar el código de amigo único de la consola para poder visitar su pueblo. Tras dirigirnos a la estación y hablar con el mono Estasio, éste nos muestra una lista con los pueblos que podemos visitar. El protocolo sigue siendo igual de sencillo que siempre, elegimos pueblo y tras guardar partida el tren que nos acercará a nuestro destino se para enfrente nuestra, nos subimos e inmediatamente aparecemos llegando a nuestro destino. Si en algún momento aparece algún problema de conexión que nos impida ir, apareceremos en frente de la estación como si nada hubiese sucedido. Tampoco hemos visto ninguna animación en el interior del tren, como por ejemplo hablando con Fran o con Blanca, tal y como sucedía en otras versiones, y desconocemos si tendrán lugar en cuanto tengamos el juego más desarrollado; en nuestro caso simplemente vimos la salida del tren y la llegada.

Nuestro destino se trataba de un pueblo completamente desarrollado: estaba plagado de distintas clases árboles, flores y texturas de todo tipo por el suelo, tenía realizados una buena cantidad de proyectos municipales, el árbol que se planta al inicio para mostrarnos el desarrollo de nuestra villa se asemejaba a un gigantesco roble del que no se alcanzaba a ver su copa, y además de las casas de los vecinos también existían tres viviendas más donde vivían otros tres jugadores, todas desarrolladas al límite y con diferentes decoraciones en su interior.

Con tanto objeto por todos lados, lo primero que a uno se le viene a la cabeza era si el motor gráfico iba a resentirse de alguna manera, pero absolutamente todo se mostraba de manera normal y no apreciamos en ningún momento tirones de imagen ni pérdidas de calidad, todo se movía igual de fluido que si estuviésemos en nuestro pueblo, el cual poseía mucha menos carga de elementos exteriores.

Además, los vecinos campan a sus anchas por el exterior, haciendo su vida de manera normal, sin que haya que recurrir a trucos como meterlos en el interior de sus casas como sucedía en NDS porque el motor de Wild World no daba para más. Hubiésemos querido comprobar si todo sigue igual con cuatro jugadores correteando al mismo tiempo en un mismo pueblo, pero todo parece apuntar que en este sentido se han hecho los deberes y el juego no presentará flaqueza alguna para mover el escenario al 100%.

A pesar de que el pueblo que visitamos pertenecía a la versión japonesa, y eso se veía perfectamente en que las tiendas de la zona comercial mostraban carteles en sus decorados con caracteres nipones, todos los menús y conversaciones a los que tuvimos acceso los podíamos leer en castellano: hablar con los vecinos, leer las explicaciones del museo, realizar compras, etcétera. Por tanto no habrá barreras idiomáticas si por ejemplo visitamos el pueblo de alguien que vive en Japón, Alemania o USA, al menos en el juego en sí ya que, obviamente, otra cosa diferente será hacernos entender con los jugadores.

Y aquí entramos de lleno con el modo de comunicarse con los demás: tiene que ser por escrito y mediante pantalla táctil. Lo cierto es que ese sistema empaña la experiencia, más todavía no existiendo la posibilidad de hablar por voz como vimos en Wii y sabiendo que 3DS tiene hardware para hacerlo posible, ya que nos obliga a detenernos y teclear letra a letra lo que queremos decir, rompiendo la dinámica del juego.

Los textos aparecen en pantalla dentro de un bocadillo, y su tiempo de desaparición se nos ha antojado un poco corto, ya que en los momentos en que coincidía que el otro jugador decía algo, con un tiempo de carga, como pasar del pueblo al centro comercial o entrar en casa de un vecino, se perdía la frase y había que pedir que la repitiese porque no habíamos podido leer su mensaje. Por el contrario, han dado una vuelta de tuerca al sistema de amigos que viene de serie en 3DS, ya que podemos añadir a quienes queramos a una lista de "mejores amigos" para luego enviar mensajes que recibirán instantáneamente si están jugando conectados online, aunque se encuentren en otros pueblos.

Como gran novedad decir que han mejorado el sistema de intercambio de ítems. Ya comentamos en el anterior artículo que los armarios que podemos colocar en nuestra vivienda tienen una capacidad de 180 objetos, pero es que además están sincronizados con una taquilla existente en la estación de tren, de tal manera que podemos decir adiós a los problemas de falta de espacio en nuestros bolsillos: en cualquier momento podemos recurrir a la taquilla y sacar o meter cuantos objetos queramos.

Sin duda se trata de un gran paso adelante en la jugabilidad puesto que evita los continuos ir y venir al pueblo para recoger cosas que nos habíamos olvidado o para aliviar la carga de lo recogido, con los consiguientes problemas que suelen surgir porque no somos capaces de volver a conectar por mala conexión o porque alguien se nos ha colado y debemos esperar porque el pueblo está lleno. Por tanto, todo el mimo en cuanto a planificación que anteriormente debíamos tener para evitar quedarnos sin espacio a la hora de hacer visitas a otros pueblos, prácticamente desaparece, a menos que utilicemos los armarios como cajón desastre donde metemos de todo, que también puede pasar y sabemos que tarde o temprano acaba sucediendo, pero pese a todo es mucho espacio del que disponemos y se agradece.

No nos queremos dejar en el tintero las restricciones que hay entre pueblos que se encuentran a diferente nivel de desarrollo. En el momento de la conexión, nosotros no podíamos hablar con Al (tampoco vamos a contar todos los detalles), por lo que en nuestra visita tampoco lo teníamos disponible. Su museo ya tenía la segunda planta desarrollada, pero el nuestro no, por lo que tampoco pudimos pasar a las habitaciones donde el alcalde tenía expuestas sus colecciones particulares.

Sin embargo no tuvimos ningún problema a la hora de entrar en el bar para tomarnos un café, ni en la tienda de Betunio a ver qué calzados y calcetines tenía a la venta. Parece que el juego está pensado para que no podamos desvelar todos los secretos en nuestra visita a otros pueblos. También queremos destacar los minijuegos que hay en la isla, donde hay una buena variedad y cantidad, y en la que los piques y diversión a cuatro bandas puede alcanzar cotas estratosféricas, con reparto de medallas incluido, medallas que luego podemos canjear por artículos que se venden de manera exclusiva en la tienda que tenemos allí.

En términos generales podemos concluir que el juego online en Animal Crossing New Leaf ha mejorado sensiblemente respecto a versiones anteriores, principalmente gracias a la posibilidad de "llevarnos puesto" el armario en nuestra visita a otros pueblos y la inclusión de la isla tropical donde, a pesar de su diminuto tamaño, pasaremos una buena cantidad de tiempo disfrutando de minijuegos bastante adictivos. Nos queda la espina del sistema de comunicación entre jugadores, lento y un tanto tedioso, pero sabiendo que se trata de una portátil, a la que sería absurdo adaptar un teclado, es la única opción que nos queda. No nos cabe la menor duda de que el juego online se ha convertido en parte indispensable de Animal Crossing, pero en New Leaf han sabido cómo potenciarlo aún más y no nos cabe la menor duda de que pasaremos muchas horas compartiendo pueblos y diversión con nuestros amigos.