Análisis Bright Memory, un adelanto de una absoluta locura (Xbox Series X/S)
La industria china del videojuego está empezando a crear a un ritmo muy interesante, y nos va a dejar una buena cantidad de juegos a tener en cuenta. ¿Será Bright Memory: Infinite uno de ellos? Todavía es pronto para hablar. Por ahora, tenemos el primer episodio de este proyecto disponible, y aunque es digno de darle el mérito que se merece por haber sido desarrollado por una única persona, tiene ciertas carencias que hay que tener en cuenta.
Salido de otra generación
Bright Memory es un juego de acción en primera persona que combina disparos y ataques con espadas, creando una jugabilidad que es una especie de mezcla entre Doom y un hack & slask. La idea nos ha encantado. Es un título que parece sacado de otra generación por su «sinsentido» –y decimos esto de la manera más positiva posible–, sus ganas de hacer algo diferente y su propuesta arcade y directa.
Hay que dejar claro que es una especie de Metal Gear Solid V: Ground Zeroes, una especie de capítulo inicial pensado para ser rejugado, pero, obviamente, muy lejos de la profundidad del juego de Konami. Lo normal es darle tres vueltas para ver «todo» (apenas hay cambios), que suelen durar 30 minutos cada una, pero si os queréis picar y mejorar vuestras puntuaciones o encontrar coleccionables, se puede arañar algo más de duración. Aun así, es tremendamente breve.
El combate es lo que más nos ha gustado. Como decimos, combina diferentes armas (pistola, ametralladora y escopeta) con espada y diferentes habilidades, así como un imprescindible botón de esquive. Las habilidades nos dan ventajas en batalla, como la posibilidad de lanzar a los enemigos por los aires o congelar el tiempo. Además, según vamos ganando puntos de experiencia podemos desbloquear otras nuevas o mejoras.
Dicho esto, no creemos que se aproveche demasiado. Es relativamente fácil conseguir rango SSS, ya que parece puntuar por impactos y no por habilidad y variedad, por lo que si sacamos la ametralladora y empezamos a disparar sin parar, podemos subir nuestro rango rápidamente. Esto, unido a enemigos que no requieren diferentes tipos de ataque, crea situaciones un tanto repetitivas que no sacan a relucir las posibilidades de su sistema de control.
Hay un par de batallas con jefes que son los momentos más espectaculares y desafiantes, aunque también bastante simples, ya que apenas varían sus ataques, y sólo se complican cuando invocan a otros enemigos. Al menos, el hecho de que haya dos jefes en un nivel inicial puede servir como una declaración de intenciones sobre lo que encontraremos en el juego final. Además, entre pelea y pelea, nos encontramos con momentos muy de principios de los 2000, como carreras guiadas con explosiones o incluso quick time events. Algún atisbo de plataformeo e incluso un puzle rompe esta dinámica, pero poco más.
Un mundo... diferente
Uno de los elementos más curiosos de Bright Memory es su universo... que no tiene ni pies ni cabeza. Y, ojo, nos encanta. Es un juego que combina armas futuristas, con magia, ¿viajes temporales?, tigres cono ojos rojos que abren el cuello como los lagartos, zombis con escudos y espadas... La historia no avanza mucho en este episodio, y ni falta que hace. Nos gusta que se cree un mundo y metan en él lo que les dé la gana.
Técnicamente no es demasiado brillante. Se ve muy bien, pero es un juego que no destaca por nada. De hecho, algunas cosas son incluso un poco PS3/360, pero bueno, también son totalmente comprensible en un juego que ha hecho una única persona. Al menos se mueve muy bien a 60 imágenes por segundo con todo al máximo. Y sí, habéis leído bien, «todo al máximo» en Xbox Series X, porque tiene un menú como el de un juego de PC para ajustar opciones. De hecho, tiene una interfaz de ordenador, con su puntero de ratón y todo que controlamos con el stick, un tanto incómoda e innecesaria. También tiene un buen puñado de errores gráficos, algunos menores, y otros más molestos, pero por suerte ninguno de los molestos es muy habitual.
En lo sonoro, tenemos música increíblemente machacona para los combates que puede cansar un poco, voces en inglés que cumplen, y efectos de sonidos correctos para cada situación. Es un apartado muy discretito, pero que tampoco necesita mucho más.
Un pequeño aperitivo
Bright Memory es un título bastante particular. Es, en efecto, una demo más completa que una normal, que sirve para dejarnos ver lo que Bright Memory: Infinite, la versión final, va a ofrecer. Por una parte, siendo un proyecto desarrollado por una persona, creemos que es increíble. Tiene buenas ideas y unos valores del producción bastante decentes, pero por otra parte, como juego, acaba haciéndose simplón y apenas profundiza en nada de lo que hace.
Tenemos muchas ganas de la versión final, porque si expande con éxito todo lo bueno que tiene, puede ser muy interesante, pero lo que tenemos ahora mismo es una especie de demo larga y de pago que, sí, te salva una tarde, pero poco más. Si queréis probar algo diferente en Xbox Series X/S y tenéis diez euros por ahí que no sabéis en qué gastar, puede ser una opción válida, pero si no os recomendamos a verlo –todavía– más barato o incluso a su versión final.
Hemos realizado este análisis en Xbox Series X con un código de descarga proporcionado por Stride PR.