Análisis Pikmin 4, la entrega más completa y accesible de la saga (Switch)
Puede que Pikmin no sea la saga más popular de Nintendo, pero eso no quita que, hasta la fecha, todas sus entregas numeradas hayan sido auténticos juegazos de estrategia en tiempo real con los que hemos disfrutado de un enfoque muy refrescante, original y divertido del género. Títulos que bajo su encantador aspecto, sencillos controles y accesibles mecánicas acaban escondiendo unas aventuras desafiantes y repletas de peligros en las que cada error se paga caro y donde la gestión eficiente del tiempo suele ser una parte vital de la experiencia.
Ahora, estas adorables criaturas vuelven a la carga con Pikmin 4, un título que busca recoger lo mejor de cada entrega para ofrecernos no solo el juego más completo de toda la serie, sino también el más amable con los nuevos jugadores. ¿El resultado? Una obra divertidísima, con mucho encanto y apta para todo el mundo.
Una gran aventura para jugar a nuestro ritmo
De este modo, volvemos a encontrarnos ante un título de estrategia en tiempo real en el que debemos comandar a un ejército de Pikmin, unos seres con aspecto de planta, para que nos ayuden a realizar todo tipo de tareas, como destruir obstáculos, recoger tesoros o, por supuesto, derrotar a los enemigos que se crucen en nuestro camino mientras exploramos un planeta desconocido cumpliendo los objetivos que nos vayan asignando.
Si sois veteranos de la saga, todo os resultará muy familiar, ya que la jugabilidad se ha mantenido prácticamente intacta, incluyendo la posibilidad de llamar a nuestras tropas con un toque de silbato y la de dar órdenes lanzando a las criaturas o haciendo que carguen hacia el punto que queramos que tomen como objetivo. Todo esto se traduce en unos controles muy sencillos, intuitivos y satisfactorios que nos permitirán realizar todo tipo de acciones con unos pocos botones, por lo que no tardaremos ni 5 minutos en hacernos con ellos y dirigir a nuestro ejército como auténticos expertos mientras les asignamos diversas tareas, exploramos territorios desconocidos y trazamos nuestra estrategia para aprovechar al máximo el tiempo del que disponemos cada día antes de que anochezca y nos obliguen a volver a nuestra base para descansar.
Esta vez encarnaremos a un astronauta (cuyo aspecto podremos personalizar con un sencillo editor) que forma parte de un grupo de rescate que es enviado a un misterioso planeta con la misión de encontrar y devolver a casa a Olimar, el protagonista de las dos primeras entregas de la saga. Como ya es costumbre en la serie, la expedición se va al traste antes de empezar y no tardaremos en vernos atrapados en un planeta muy hostil, separados de nuestros compañeros y con una nave sin energía suficiente para funcionar en condiciones.
A partir de aquí se desarrolla una sencillísima historia que no es más que una simple excusa argumental para justificar nuestras idas y venidas por las diferentes regiones de este extraño mundo, aunque siendo sinceros, tampoco le hace falta mucho más, tal y como ya demostraron sus predecesores en el pasado.
Volviendo a lo que es su propuesta jugable, conviene señalar que esta vez no contamos con un límite de días para llegar al final del juego, algo con lo que ya se experimentó en Pikmin 2, pero que aquí se ha llevado un paso más allá para poner todo el foco de la aventura en la exploración y la libertad de elección del jugador, permitiéndonos jugar a nuestro ritmo y sin presiones de ningún tipo para que siempre podamos decidir qué es lo que queremos hacer en cada momento. Habrá días en los que queramos priorizar los objetivos de la misión principal, otros nos dedicaremos a desbloquear atajos, a veces nos apetecerá explorar cuevas en busca de gente a la que rescatar y en ocasiones simplemente querremos limpiar el terreno de enemigos, reforzar nuestras tropas de Pikmin y llegar a lugares previamente inaccesibles.
Esto hace que estemos ante un viaje mucho más relajado y amable que lo visto en títulos como Pikmin 1 y 3, donde el límite temporal siempre ejercía una presión sobre nosotros que nos obligaba a ser muy eficientes y a planificar cada día con muchísimo cuidado. Esto no quiere decir que no haya retos donde sí que nos obliguen a jugar bien y con cabeza, aunque no se puede negar que se trata de una aventura mucho más amable y con un nivel de dificultad algo inferior a lo que la serie nos tiene habituados, pudiendo incluso retroceder en el tiempo para volver a puntos de control anteriores y rectificar cualquier error fatal que hayamos podido cometer.
Lo realmente importante es que el bucle jugable que se crea sigue siendo muy divertido, ya que querremos aprovechar nuestras incursiones diarias para intentar realizar la máxima cantidad de cosas que podamos, por lo que la mayor diferencia es que ahora somos nosotros quienes marcamos el ritmo. Además, el modo en el que progresamos y desbloqueamos nuevas funciones, mejoras y características es muy gratificante, algo que resulta especialmente cierto durante la primera mitad de la aventura, donde celebraremos cada pequeño descubrimiento que hagamos, ya sea un tesoro para aumentar la cantidad de energía de nuestra nave y poder llegar a una nueva región inexplorada, nuevos tipos de Pikmin cuyas habilidades nos permitirán enfrentarnos a nuevos desafíos, cebollas con las que aumentar el número máximo de tropas que podemos desplegar o la entrada a una mazmorra donde rescatar a otros astronautas perdidos.
Es uno de esos juegos que consigue que cada paso suponga un avance de algún tipo, lo que ayuda a que siempre queramos jugar "un día más" para ver qué nuevos descubrimientos nos aguardan, una sensación que se va diluyendo con el paso de las horas, cuando nos damos cuenta de que hay muchísimos más recursos, tesoros y secretos de los que realmente necesitamos para llegar al máximo de nuestras capacidades, por lo que suele ser fácil llegar a un punto en el que explorar, encontrar secretos y afrontar retos solo nos sirva para aumentar nuestro porcentaje de juego completado y poco más.
Ochin, un fiel amigo perruno
Una de las grandes novedades que trae consigo esta entrega es la inclusión de Ochin, un simpático y utilísimo perrete con el que tendremos que colaborar activamente para avanzar. Tenemos varias formas de interactuar con él, ya sea dándole órdenes como si fuese un Pikmin más para que desentierre ítems, mueva objetos, ataque a enemigos y destruya ciertos obstáculos o controlándolo directamente como si fuese un personaje independiente. Es más, también podemos usarlo como montura, una forma muy práctica de desplazarse por el mapa que, además de permitir que nos movamos a mayor velocidad, también hará que todo nuestro ejército se enganche en su lomo, evitando así que se dispersen para asegurarnos de que no se quedan atascados con un desnivel o reciben un golpe por ir demasiado retrasados.
La cosa no termina aquí, pues Ochin puede embestir y saltar, dos acciones que usaremos constantemente tanto para explorar como para combatir. Embestir, además de servirnos para hacer daño, destruir ciertos elementos del escenario y derribar rivales, también hará que todos los Pikmin que nuestro perro tenga encima salten hacia el enemigo a la vez, una maniobra con la que hemos aniquilado grandes monstruos en cuestión de segundos sin que lleguen a tener ni siquiera una oportunidad de contraatacar. Por su parte, la posibilidad de saltar implica un diseño de niveles algo más vertical e incluso ligeras secciones de plataformas.
Eso sí, Ochin tiene un tamaño mayor que el de nuestro personaje y los Pikmin, así que hay sitios por los que no puede pasar, momentos que propician una serie de sencillos puzles en los que deberemos separar a nuestros personajes para encontrar la forma de cumplir nuestros objetivos y de abrir algún camino que nos permita reunirlos nuevamente.
Sumadle la posibilidad de nadar, rastrear olores y realizar acciones más o menos complejas como ir a un lugar determinado para recoger Pikmin que no estén haciendo nada para traerlos a nuestra posición, y entenderéis lo mucho que aporta al desarrollo de la aventura nuestro fiel can. Es más, a medida que rescatemos a otros astronautas, ganaremos puntos de experiencia que podremos invertir en mejorar sus capacidades.
En cierta forma, parte de que esta entrega nos haya parecido tan fácil se lo debemos a Ochin, ya que es extremadamente útil y nos ha facilitado muchísimo los combates. Sí, sigue existiendo un bestiario inmenso repleto de monstruos capaces de exterminar a todos nuestros Pikmin de un solo golpe si no tenemos cuidado, y cada uno de estos seres requiere que usemos algún tipo de estrategia concreta para acabar con ellos de forma eficiente, por lo que las batallas siguen siendo muy divertidas, pero quitando algún que otro jefe concreto, nuestro perro nos ha dado una poderosa ventaja con la que no contábamos en las entregas anteriores.
Un buen diseño de niveles que relega gran parte del protagonismo a las cuevas
En lo que respecta a los niveles como tal, nos ha gustado mucho el diseño que tienen, pues saben incitar la exploración con montones de secretos ocultos por todas partes, por lo que raro será que demos algún paso sin ver algo que nos llame la atención y que nos haga detenernos para intentar llegar hasta su posición. Tienen un tamaño muy comedido y no son especialmente grandes, pero son bastante variados y ofrecen situaciones lo suficientemente diferentes como para mantener las cosas relativamente frescas con mecánicas únicas para cada uno de ellos.
A esto también ayuda que ahora exista un nuevo tipo de Pikmin, los gélidos, quienes pueden congelar rivales y superficies acuáticas, pudiendo crear de este modo nuevos caminos para el resto de nuestro ejército. Eso sí, solo podemos utilizar tres tipos de Pikmin a la vez, aunque cada fase tiene sus tres clases recomendadas, por lo que si nos ceñimos a ellas, podremos superar fácilmente la totalidad de cada localización.
Quizá hemos echado en falta una mayor importancia del backtracking, ya que es perfectamente posible completar cada región al 100% antes de pasar a la siguiente, y el enorme protagonismo que tienen ahora las cuevas no nos ha terminado de convencer. Sí, las cuevas de Pikmin 2 han vuelto, planteándonos una especie de mazmorras en las que debemos bajar una serie de pisos completando retos, superando puzles y derrotando grandes enemigos.
Aquí es donde encontraremos la mayoría de tesoros y exploradores perdidos, y es el lugar en el que se ocultan los jefes. Evidentemente, una vez entremos y seleccionemos nuestro ejército, no podremos generar nuevos Pikmin, aunque por el camino siempre nos encontraremos con algunos de ellos en estado salvaje que podremos reclutar para nuestra causa.
Por lo general, son entretenidas, ofrecen situaciones más o menos variadas y cuando estamos en ellas el tiempo se detiene por completo (es decir, el reloj del día en el que estemos se paraliza), aunque a medida que avanzamos empiezan a repetir algunos patrones y se van volviendo demasiado largas para su propio bien, rompiendo el ritmo del bucle jugable y llegando a hacerse incluso pesadas, especialmente cuando toca afrontar una con numerosos pisos.
En términos generales, nos lo hemos pasado mucho mejor explorando la superficie de cada región que sus mazmorras, pero estas últimas acaban teniendo tanto protagonismo que no pararán de interrumpir nuestro incursiones. De hecho, vamos a pasar casi el mismo tiempo o incluso más bajo tierra que en el exterior, lo que no nos parece un equilibrio del todo favorable. Lamentablemente, a excepción de la batalla final que sí que nos ha encantado, la mayoría de los jefes que nos hemos encontrado en esta entrega nos han resultado un poco desangelados por culpa de unos patrones no muy inspirados y una dificultad muy baja que no impedirá que acabemos con casi todos en apenas unos segundos, por no hablar de que se reciclan muchos viejos conocidos.
El arte de planificar
Más allá de las cuevas, en la superficie también encontraremos la entrada a dos nuevos tipos de retos: las Batallas Dandori y los Desafíos Dandori. Las primeras nos harán enfrentarnos a otro personaje que es capaz de comandar Pikmin y que cuenta con su propio perro en un duelo que solo ganaremos si somos capaces de reunir más puntos que nuestro contrincante antes de que se acabe el tiempo. Dependiendo de los enemigos, los tesoros y los objetos que llevemos a nuestra base, obtendremos más o menos puntos, aunque a medida que transcurra el tiempo nos irán marcando unos objetivos que puntúan doble.
Para darle algo más de vidilla a estos enfrentamientos, también podremos recoger ítems de cajas aleatorias al más puro estilo Mario Kart, así como atacar directamente a nuestro contrincante para inutilizar a su can. Además, en ciertos momentos aparece un tesoro dorado que da muchísimos puntos, así como una bomba que si conseguimos trasladar hasta la base del enemigo hará que pierda un buen porcentaje de su puntuación, la cual podremos robar si no recupera a tiempo.
Son unas peleas divertidas y diferentes que, además, pueden jugarse contra otro jugador desde el menú principal en multijugador local, aunque la IA enemiga no nos ha supuesto apenas problemas ni en lo compases finales, ya que suele tomar decisiones un poco torpes y poco eficientes. Eso sí, conseguir el rango de platino en ellas es harina de otro costal y ya os vamos avisando de que vais a tener que hacerlo muy bien si queréis obtener este galardón.
Por su parte, los Desafíos Dandori nos llevan a un nivel en el que deberemos recoger con los Pikmin que nos faciliten todos los tesoros y monstruos que podamos antes de que acabe el tiempo. El objetivo principal aquí es alcanzar la puntuación mínima que nos indiquen, aunque, una vez más, completar todas estas pruebas con un rango de platino es algo que nos requerirá de una buena planificación.
La terrorífica noche
Continuando con las novedades, no podemos olvidarnos de las expediciones nocturnas, unas misiones en las que deberemos proteger una serie de bases de los ataques de los enemigos hasta acabar con todos ellos o hasta que amanece. En esencia, son unos desafíos que nos han recordado mucho a un Tower Defense y que se caracterizan por el hecho de que solo nos permiten utilizar a Pikmin luminosos, una nueva especie de estas criaturas que es inmune a prácticamente todos los elementos y que se teletransporta a nuestra posición una vez ha terminado la tarea que le hemos asignado.
Para sobrevivir hasta la salida del sol, vamos a tener que recolectar una serie de gemas para aumentar el número de nuestras tropas y activar estructuras que sirven como señuelo mientras organizamos nuestra defensa, una tarea que se va complicando a medida que afrontamos retos más avanzados en los que cada vez hay más bastiones que defender y aparecen rivales más duros y numerosos.
Es un tipo de contenido intenso y que va muy al grano, donde prima la acción, por lo que nos ha gustado como complemento para tomarnos pequeños respiros de vez en cuando. Eso sí, aunque a nosotros nos ha gustado, si este no es vuestro caso os alegrará saber que para completar la historia solo necesitaréis completar unas pocas incursiones nocturnas de forma obligatoria.
La entrega más larga y completa
Como veis, hay muchísimo por hacer en Pikmin 4, lo que convierte a esta en la entrega más larga y completa de toda la saga, algo que incluso se acaba volviendo en su contra. Nosotros hemos tardado 23 horas en llegar al final de la historia, un salto considerable respecto a las 12 horas que duraba Pikmin 3 y que ha provocado que lleguemos a su conclusión un tanto agotados por culpa de un sistema de progresión que se estanca con el paso del tiempo y unas cuevas que nos han acabado saturando con su enorme protagonismo y el parecido de sus retos.
En cambio, si lo que queréis es completarlo al 100%, la cifra os pasará fácilmente de las 30 horas. Eso sí, os recomendamos encarecidamente que sigáis jugando tras los créditos, ya que os aguardan varias sorpresas tras ellos. Y una última cosa, aunque no nos dejen decir demasiado, a los más veteranos seguro que os agradará saber que el juego también esconde una serie de desafíos que recuperan la esencia más pura y estresante de la saga.
Una bonita dirección artística
A nivel gráfico, estamos ante un juego que destaca por una dirección realmente bonita, unas animaciones muy cuidadas y unos buenos modelados, tanto de nuestros Pikmin como de los enemigos. Además, los efectos están a buen nivel y la cantidad de elementos que es capaz de poner en pantalla (os recordamos que podemos llegar a manejar batallones de 100 Pikmin) mientras todo se mueve con suavidad y fluidez llega a sorprender. Desgraciadamente, la calidad de imagen es un tanto baja, lo que se acaba traduciendo en unos dientes de sierra muy visibles y en que todo se vea algo más borroso de lo que nos gustaría, algo que sucede en sobremesa y, sobre todo, en portátil, desluciendo el que, por otra parte, es un buen trabajo técnico y artístico. No es que se trate de nada extremadamente grave que os vaya a impedir disfrutar del juego, pero es otro caso que vuelve a evidenciar las limitaciones técnicas de la consola.
Finalmente, el sonido nos deja una agradable banda sonora con temas de corte ambiental que encajan como un guante con el tono del juego, atreviéndose también con unas excelentes remezclas de algunas de las melodías más icónicas de la serie. Por su parte, los efectos están a un nivel sobresaliente: hay de todo tipo, son muy reconocibles, son sorprendentemente satisfactorios y nos dan muchísima información sobre lo que está ocurriendo incluso aunque no lo veamos.
Conclusiones
Pikmin 4 es un juego muy disfrutable que puede presumir de ser la entrega más completa y accesible de una de las sagas más únicas de Nintendo. Un título que intenta reunir lo mejor de la serie en una sola aventura a la vez que derriba la mayoría de barreras que podían intimidar a los nuevos jugadores, aportando por el camino interesantes novedades y un nuevo ritmo que le da sabor propio respecto a sus predecesores. No se libra de algunas aristas que le impiden llegar al sobresaliente, pero eso no quita que siga siendo una obra muy divertida y con numerosos aciertos que merece mucho la pena a poco que te atraiga lo que propone. Muy recomendable.
Hemos realizado este análisis gracias a un código de descarga que nos ha facilitado Nintendo.